'La Escondida', la esperanza de transitar de un pasado minero a alojamiento turístico en Caboalles de Abajo
Caboalles de Abajo amplía su oferta turística con un nuevo alojamiento que abre sus puertas, directa desde el pasado, desde el arranque de este mes de agosto. Es 'La Escondida', una amplia vivienda de uso turístico con capacidad para alojar hasta doce personas y que permite contar la historia del aventurado tránsito de su antiguo uso minero al de un sector que hoy es uno de las pocas esperanzas económicas de la comarca de Laciana. No en vano, esta nueva oferta llega a una localidad, Caboalles de Abajo, que ya cuenta con otros catorce alojamientos de turismo rural.
La tercera población del municipio de Villablino no es una excepción en la sangría de su población, ya que sólo en los los 22 años de este siglo ha perdido el 48% por ciento de sus 1.740 habitantes del año 2000, con cifras oficiales del INE. El principal mazazo ha sido el abandono de la minería y el cierre de todas sus empresas mineras, fruto del llamado proceso de descarbonización.
El cambio de tendencia por el momento es muy lento para generar alternativas laborales y una de las pocas actividades que permiten a los pueblos mantener unos mínimos de esperanza en su actividad económica es el sector servicios, ligados a la hostelería y el turismo. El mejor ejemplo es la pedanía de Caboalles, que con sus quince alojamientos turísticos ayuda a que otras actividades ligadas al sector, como hostelería y restauración se mantengan.
Eso se debe a la renovación que supone la gente joven, que asume el riesgo de invertir en su tierra, impulsados por el espíritu emprendedor y socialmente muy activo toda una esperanza de supervivencia de localidad.
De nombre, la última mina de la comarca
En 'La Escondida', los protagonistas son un matrimonio joven, el que forman Adriana y Pablo, con orígenes en el pueblo y residentes en Ponferrada por razones laborales, que han decidido hacer una fuerte inversión para adecuar la vivienda a las necesidades de un turismo cada vez más exigente en cuanto a parámetros de comodidad, confort y calidad.
El nombre de la casa, como el de la antigua mina de carbón de 'La Escondida' de la empresa minera Hijos de Baldomero García (HBG), no se ha elegido por casualidad, puesto que fue propiedad de la citada empresa. La última bajo tierra que cerró en la comarca, la que pudo el broche negro al negro carbón.
La edificación original es de 1900 y estuvo ocupada durante casi todo el pasado siglo por trabajadores de la empresa HBG. Además, disponía de espacios habilitados como cuadras en el bajo, hoy reconvertidos en almacén y sala de calderas.
La construcción actual está dotada con cinco habitaciones dobles, tres baños completos, un cuarto de aseo, una amplia estancia de cocina, comedor y salón, un área de juegos infantiles, terraza con barbacoa y un holgado espacio de reposo y descanso en la parte posterior. La vivienda y dependencias ocupan el bajo y el primer piso de la casa cuya superficie de planta construida es de 152 metros cuadrados. Y se alquila completa para familias o grupos.
Turismo rural en auge
En su caso, Caboalles se ve impulsada por su proximidad la estación invernal y de esquí Valle de Laciana-Leitariegos, a la que cada vez se une más un turismo de naturaleza, descanso, ocio y cultural. Además, por la extraordinaria calidad ambiental de su entorno, que certifican sus reconocimientos como Reserva de la Biosfera de Laciana, su inclusión en la Red Natura 2000 como Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y todo el territorio comarcal incluido en los ámbitos de protección de especies en peligro de extinción como el oso pardo y el urogallo cantábrico.
A ello se añade la recuperación de elementos patrimoniales y etnográficos, labor en la que poco a poco se van involucrando sus habitantes y también por las actividades lúdicas que regularmente organizan. La mejor prueba de ese excelente entorno natural la pueden apreciar desde la terraza o las ventanas de 'La Escondida', pues ningún obstáculo físico va a interrumpir la visión.
Sobre esas impresiones de proximidad, hace más de treinta años una mujer recién llegada al pueblo para residir en él, en una vivienda muy próxima, que provenía de horizontes mucho más amplios y extensos, como los que ofrece el mar de las costas gallegas, aseguraba que lo cerrado del valle en esta zona le provocaba sensaciones encontradas: “Me parece que esa montaña tan cercana y tan grande, se me va a caer encima en cualquier momento”. Pasado el tiempo de adaptó tan bien al lugar que aún sigue residiendo en la zona.
Paisaje, ocio y recursos
Allí manda La Devesa, de nombre cartográfico 'La Fallona', que con sus 1.781 metros es una montaña singular y emblema del pueblo, 'decorada' con un frondoso bosque mixto caducifolio donde predominan variedades de roble y salpicado de abedules, capudres, fresnos, acebos, avellanos, tilos y algún que otro tejo.
Sirven de excelente refugio para una variada fauna de buena parte de las especies ibéricas, como el oso pardo, lobo, jabalí, corzo, ciervo, tejón garduña, liebre, urogallo, perdiz roja y parda, aves de rapiña y gran cantidad de especies menores y de aves. Como el cuco, que con su canto del atardecer anuncia cada año el regreso de la primavera y su explosión de vida.
Y en estos días de verano, el verde de sus laderas ofrece al visitante una visión alegre y refrescante, que invita a un paseo por sus alrededores y, a los más atrevidos, a adentrarse en la maraña de sus columnatas arbóreas buscando las sendas casi secretas por las que se mueven sus habitantes principales, los animales.
Los más cómodos siempre pueden optar por un paseo a pie o en bicicleta por la vía verde, sobre el trazado del antiguo tren minero, que desde las inmediaciones de la casa a escasos 50 metros, conduce en sentido oeste hacia el Centro del Urogallo en Caboalles de Arriba, y en sentido contrario al este, hacia la capital del municipio, Villablino.