La química alemana Wacker, actual dueña de Antibióticos en León, anuncia 1.500 despidos en toda la multinacional
La multinacional química alemana Wacker, dueña desde 2023 de la totalidad de la fábrica leonesa de Antibióticos, posteriormente llamada ADL Biopharma, ha puesto cifras concretas en el anuncio de un plan global de recorte de costes. El objetivo es ahorrar más de 300 millones de euros anuales mediante un amplio ajuste laboral que incluye más de 1.500 despidos en todo el mundo. Y es que la mitad del dinero anual que busca recortar se derivará directamente de reducciones de personal.
Las medidas, que según ha explicado la firma en un comunicado, afectarán “principalmente a los costes fijos de producción” y comenzarán a aplicarse en el primer trimestre del próximo año 2026, debiendo estar completamente implementadas a finales de 2027.
El anuncio fue realizado desde Múnich este jueves 27 de noviembre y llega en un momento especialmente delicado para el gigante químico alemán, que ya adelantó a la Bolsa de Fráncfort que cerrará 2025 con pérdidas. De hecho, como publicó ILEÓN hace escasas semanas, había acumulando más de 100 millones de euros en los nueve primeros meses del año. Tan solo en el tercer trimestre, Wacker encajó 82,1 millones de los 104,7 millones de pérdidas del ejercicio.
“La situación económica es tensa y la demanda del mercado es débil. Al mismo tiempo, el entorno de mercado está cambiando y la presión competitiva es alta, particularmente por parte de China”, explicó el presidente y CEO, Christian Hartel. El propio ejecutivo ha subrayado que el proyecto re recortes, que denominan PACE, puesto en marcha en octubre, pretende “reducir nuestros costes a un nivel competitivo” y devolver a la compañía “al camino del éxito”.
Sin datos sobre si los despidos impactarán en León
La factoría leonesa forma parte de la división de Biosolutions, una de las áreas que más ha sufrido la caída de actividad. Según adelantó la compañía a sus inversores, esta división vivió un tercer trimestre marcado por “un entorno de demanda débil” y por clientes que retrasan proyectos debido a la incertidumbre del mercado, lo que supuso una caída del 7% en ventas, hasta 93 millones de euros.
Aunque en León la dirección ha transmitido recientemente “un mensaje de tranquilidad” a los representantes de los trabajadores, también advertía ya hace semanas que no habrá nuevas contrataciones y que se aplicaría una estricta política de contención del gasto, al igual que en el resto del grupo. Esta situación coincide además con la sustitución de la responsable global de Biosolutions, Susanne Leonhartsberger, impulsora de la compra de la planta leonesa, por Mathias Wiedemann.
El temor no es menor teniendo en cuenta que en su comunicación a analistas, a finales de octubre, Wacker admitió que estudia incluso “el cierre de plantas” dentro del proyecto global de reducción de costes. Aunque no se han detallado ubicaciones ni divisiones afectadas, el anuncio ha generado inquietud en León, donde la planta es uno de los principales empleadores de la provincia, con unos 350 trabajadores en la actualidad.
Ocho años de cambios intensos
Wacker ya desembarcó en León mucho antes, en 2016, adquiriendo parte de la antigua Antibióticos y completó la compra total de las instalaciones en 2023, a cambio de un desembolso de unos 100 millones de euros al fondo Kartesia que controlaba la totalidad de la compañía desde hacía más de dos años. A partir de entonces, la multinacional alemana eliminó la marca ADL Biopharma, modernizó la factoría situada en la capital de la provincia y centró su producción en fermentados para la industria alimentaria, y alejándose definitivamente del histórico negocio farmacéutico que la vio nacer y que creció de manos de conocidos empresarios como Mario Conde, Juan Abelló o Emilio Botín.
La compañía asegura que mantiene una “sólida liquidez” -781 millones en el tercer trimestre-, pero la conjunción de precios energéticos altos en Alemania, burocracia, competencia china y la recesión industrial europea ha llevado al grupo a este agresivo plan de ahorro cuyo impacto territorial aún no se ha concretado. Por ahora, los trabajadores en León siguen sin información directa sobre si la planta está o no afectada por alguno de los 1.500 despidos globales, situación que mantiene en vilo a una de las instalaciones industriales más relevantes e históricas de la provincia leonesa.