‘Champi’, el rey del Slackline en León

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Marta Cuervo @martaileon

Diego Franco, de Santa María, se ocupa diariamente del montaje de estructuras metálicas pero, a pesar de la dedicación a su trabajo, este joven leonés de 23 años esconde una gran pasión: el slackline.

Todo surgió a raíz de la escalada. Un día descubrió este nuevo deporte y se animó a practicarlo con un amigo. Ahora, autodidacta, y tras dos años de práctica, se ha convertido en un referente en este arte acrobático, muy similar al funambulismo.

Diego -conocido como 'Champi'- salta, rebota, da volteretas, gira, y vuelve a saltar. Sus mortales hacia delante y hacia atrás llaman la atención de los paseantes de La Candamia, lugar elegido por Diego y sus amigos para practicar y seguir mejorando su técnica, y donde se han llegado a juntar hasta 8 cintas.

“Se consigue quitando el miedo, con paciencia y ensayando. No cuesta mucho, pero depende del interés que le pongas”, explica.

Así, cuando el tiempo lo permite, Cristina, Pablo, Jana, Diana, Peri, Martín y todo aquel que quiera unirse, dedican algunas tardes al slackline en La Candamia, ayudando a los curiosos que quieren probarlo y disfrutando del deporte al aire libre.

“Animamos a la gente; está muy bien entrenar el equilibrio, y es muy barato y muy saludable. Practicar un deporte en naturaleza, te ayuda a respirar mejor, a sentirte mejor”, aconseja Diego.

El slackline, el funambulismo más moderno

El slackline consiste en la extensión de una cinta de poliéster o nylon enganchada entre dos árboles y tensada para poder caminar sobre ella. Se diferencia del funambulismo tradicional en que se utiliza una cinta plana en lugar de una cuerda o cable redondo, y los usuarios no utilizan ningún objeto para ayudarse a mantener el equilibrio.

“La distancia entre los dos árboles debe ser de unos 10 metros. La altura un metro, de ahí en adelante”, explica el experto. “El truco: que esté muy tensa. Entre más tensa esté más se rebota. Aunque depende de si te gusta andar, saltar...”.

A pesar de que en los primeros intentos puede parecer frustrante, Diego asegura que el slackline es todo lo contario. “Notas progresos rápidamente, es muy gratificante”.

¿Y si se organizase un campeonato en León?

Diego ha participado en campeonatos, en Cantabria y en Vizcaya, quedando campeón del primero. “Hay mucho nivel, pero se aprende mucho de la gente”, asegura.

Su próxima meta: repetir la primera posición de La Hermida, en Cantabria, que se celebrará el 27 de junio.

“Los campeonatos son mixtos, se establecen dos minutos para cada persona y vas haciendo trucos. Cuando te caes paran el tiempo y entra otro. Gana el que mejor lo ha hecho, según el jurado”, explica el deportista, asegurando que la improvisación en este arte juega un papel muy importante.

Diego se ha planteado enseñar a gente, montar talleres, pero no ha recibido mucha ayuda institucional. Pero en su tiempo libre ayuda a niños y mayores.

En León, la afición por el slackline va en aumento, por lo que este joven de Santa María lanza la propuesta: “¿Por qué no organizar un campeonato en León”.

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