Los petroglifos caminan hacia el oeste
El descubrimiento de petroglifos se sigue ampliando en la provincia de León con el hallazgo de nuevas representaciones de este arte rupestre en la comarca del Bierzo, concretamente en el valle de Las Arribas de Santa Marina de Torre (Torre del Bierzo). Se trata de una serie de rocas donde se aprecian cazoletas, surcos y algún cruciforme, como confirma el investigador y descubridor de los petroglifos de la zona de la Maragateria, Juan Carlos Campos, que destaca que “son los primeros en su disposición original que aparecen el en Bierzo y confirman la tipología de los aparecidos a los pies del Teleno”.
Campos entiende que la comarca berciana es “paso obligado” entre la meseta y Galicia, donde también se han localizado este tipo de manifestaciones -con presencia en todos los continentes y cuyo origen es aún una incógnita-.“Empezamos a tener bastante información con las distintas estaciones rupestres porque estas, al tener cazoletas y surcos, vemos que estilísticamente y con los símbolos representados confirman que en esta zona se parecen más a los maragatos que a los gallegos, donde aperecen espirales, círculos concéntricos, armas y figuras humanas”, aclara.
Así, Campos considera que se trata de unos petroglifos prehistóricos, aunque reconoce que su datación es “problemática y compleja” porque abarcan una cronología muy amplia, desde el Paleolítico hasta la Edad Media, y es difícil saberlo sin estudios y sin excavaciones arqueológicas. “Por la forma de los diseños yo creo que son prehistóricas, es verdad que tenemos el castro de Santa Marina ahí cerca pero es una simbología muy primitiva y básica, con poca variedad de símbolos”, insiste, “dando continuidad a los grabados encontrados en el Teleno”.
En el caso de Santa Marina de Torre, estos petroglifos fueron descubiertos por un vecino del pueblo, Juan Carlos Garrido. Él se puso en contacto con la asociación cultural Carqueixa del Bierzo, que a su vez pidió la opinión experta del investigador. Campos no dudó de la autenticidad y de la importancia del hallazgo y ya lo ha puesto en conocimiento del Servicio Territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León. Los grabados aparecen en diferentes afloramientos rocosos en una misma ladera y próximos entre si, en los parajes de Las Abarrazas, la Peña del Trigo y El Paxaxe.
En la primera de las rocas, se aprecian cazoletas y surcos, algún semicírculo o herradura y una pequeña figura ovalada, además hay cazoletas dobles y triples unidas, que dan lugar a figuras alargadas. En un segundo panel, en la conocida como Peña del Trigo, se observan también una gran cantidad de cazoletas y algunos surcos que la unen y en la parte inferior una cazoleta dentro de un círculo, mientras que en El Paxaxe los líquenes y el musgo marcan con diferentes tonalidades de verde las formas de decenas de cazoletas.
Como en el caso de la Maragateria, esta especie de mesas rituales están orientadas hacia un monte, allí es el Teleno y en el caso de Santa Marina es el Pero, aunque “aún desconocemos cuál era su significado”, reconoce Campos, que aventura que podría tratarse de ceremonias propiciatorias. “Tendría que ser un rito en el que los líquidos estarían presentes, que recorrerían el laberinto de cazoletas y surcos, agua para la lluvia y las cosechas, sangre para la caza”, añade.
“¿Y esos agujerines?”
“¿Y esos agujerines? ¿Quién los hizo?”, recuerda Juan Carlos Garrido que preguntaba cuando era niño y pasaba por la Peña del Trigo con su padre o con su abuelo. “Me acuerdo de la primera vez que los vi, iba con mi abuelo a Las Arribas, que vareábamos los castañales y cargábamos los erizos en las vacas”, explica Garrido, que desde entonces ha mantenido viva la curiosidad por encontrar una respuesta a esa pregunta y que le llevó a buscar “más agujerines” en otras rocas cercanas, localizando la Semana Santa del año pasado nuevos grabados en Las Arrabazas.
Una respuesta que empezó a intuir cuando conoció a través de la prensa los descubrimientos de Juan Carlos Campos y vio las primeras fotos de los petroglifos maragatos. “En ese momento pensé, si eso lo tenemos aquí también, pero lo comenté en el pueblo y a nadie le llamó la atención, que si habían estado de pastor miles de veces por allí, y yo no puedo entender que eso les parezca natural cuando yo era un niño y ya me llamaba la atención”, confiesa, al tiempo que reconoce lo “increíble” de estos grabados de los que “no se sabe nada” pero que están presentes en todo el mundo, “de Australia a California, de Sudáfrica a Venezuela”.
La patada de Nuestra Señora
Junto a estos petroglifos se encuentra también una roca conocida como la Cueva del Moro y hace años, a mediados de los 80, desaparecieron otros grabados destruidos por el cielo abierto de la mina 'Adonina' y que estaban ubicados en una paraje popularmente conocido como 'La patada de Nuestra Señora'. Garrido también recuerda esa roca que tenía tallado el pie de una mujer, estilizado y delgado, y un par de herraduras, una grande y otra más pequeña, que la memoria colectiva atribuyó a la pisada de la Virgen María y las huellas de un burro y una vaca. “Desapareció justo cuando empezó el cielo abierto, creo que fue la primera piedra que rompieron y estaba al lado del camino, eso es lo que trae el progreso”, lamenta.
Para el investigador Juan Carlos Campos se trataría de grabados posteriores en el tiempo por la presencia de simbologías como el podomorfo y los semicírculos (herraduras). Así, destaca también la importancia de este petroglifo ya desaparecido porque aporta datos e información. “Nos lleva a pensar que en esta zona, en este valle, durante mil y pico años se grabaron las rocas en diferentes épocas y, por ello, es tan importante como los demás aunque ya no exista”, afirma Campos, que alaba la labor realizada por su “tocayo” que “no sólo ha encontrado unos grabados que estaban ocultados en la roca y que no veía nadie sino que además nos ha traído de nuevo un petroglifo que ya no existe”.
Unos grabados que dejan patente la presencia humana en estos valles desde hace miles y miles de años, que después ocuparon astures y romanos, que realizaron labores de lavado de oro en El Castro y en Las Torcas. Un 'oro' que en el siglo XX se convirtió en carbón y que llenó entonces estos valles de explotaciones mineras y 'chamizos'. Así, con el objetivo de poner en valor este descubrimiento, el proximo sábado y dentro de las actividades del 'Verano Cultural' de Santa Marina de Torre, se realizará una “facendera” (trabajo comunitario) para limpiar y señalizar la ruta de La Peña del Trigo, El Paxaxe, La Cueva del Moro y Las Abarrazas, para al día siguiente realizar una visita guiada con el investigador Juan Carlos Campos.