La hermosa joya flamenca de Navidad que atesora la Catedral de León

El Nacimiento flamenco del siglo XV que se conserva en la Catedral de León.

“El problema de la Catedral de León es que es un su conjunto una joya tan absoluta que eclipsa relativamente a otras obras valiosas que alberga en su interior”. Esta frase del profesor de Historia del Arte de la Universidad de León, César García Álvarez, explica que algo tan impresionante como el Nacimiento de la capilla del mismo nombre de la Pulchra Leonina pase tan desapercibido para los leoneses. Y no debería.

En la primera capilla de la girola a la izquierda del altar mayor (es decir, al norte), justo al lado de la gran estancia dedicada al culto y advocada a La Virgen del Camino, se encuentra una joya flamenca que si estuviera en la actualidad en Flandes sería uno de las obras de arte que todo turista debería ver. Una composición escultórica policromada de madera que estaría en los folletos estatales como la maravilla que es. Es el Nacimiento Flamenco del siglo XV, que a muchos amantes del arte ha sorprendido que estuviera allí... y que nadie lo promocionara como es debido.

Y ojo, Nacimiento, que no Belén. Hay que diferenciar entre una obra artística dedicada al nacimiento de Cristo y las composiciones con figuritas móviles. Las primeras, sean pictóricas o conjuntos escultóricos son los Nacimientos. Las de las figurinas, las que tenemos en casa, Belenes. Hace no mucho León y Sabero acogieron la exposición de un Belén Napolitano, el Antonovich, que era una magnífica muestra de esta otra de las mayores expresiones artísticas de la época navideña. A ese sí se le dio bombo mediático reiterado.

Pero más allá de un reportaje de los seis Nacimientos que existen en la Catedral de León realizado hace cuatro años por la Agencia ICAL —denominándolos erróneamente belenes, porque en puridad son todos Nacimientos—, esta joya flamenca de la iconografía navideña sigue pasando inadvertida para muchos leoneses, y no digamos para los turistas y los españoles. Tampoco sirvió de mucho que fuera elegido para ilustrar los décimos de lotería del Sorteo Extraordinario de Navidad de 2016. La mayoría de la gente sigue sin conocer que es una obra magnífica del arte Gótico europeo.

La conexión Flandes-León: el comercio de la lana en el siglo XV

¿Y de dónde salió un Nacimiento así? ¿Flamencos en León? Pues sí, los artistas flamencos eran muy valorados en el Gótico tardío del siglo XV en España. Hay que darse cuenta de que la relación entre Flandes y la Corona de Castilla y de León era muy fluida por la lana, que exportaban los reinos leoneses y castellanos a toda Europa. Y los telares estaban en Inglaterra y Flandes. Con la llegada de los Reyes Católicos, y la pacificación de los nobles, el comercio de la lana española comenzó a traer tanto dinero que en pocos años los reinos occidentales de la península ibérica se convirtieron en los más ricos de Europa.

No es de extrañar que Isabel y Fernando casaran a sus hijas con los herederos de Inglaterra y los Habsburgo que controlaban los Países Bajos. Tener en la misma dinastía a los reinos que producían la lana y la transformaban con los mejores telares era una jugada maestra. Aunque a la larga no funcionara, la estrategia era brillante.

Así, ante la posibilidad de ganar dinero y con una vía de comunicación marítima directa, no es de extrañar que los grandes maestros flamencos llegaran a la península ibérica a ofrecer sus servicios a la Iglesia. Y en el caso de la Seo Legionense dejaron según Julio Llamazares, el escritor más apasionado en la actualidad por las Rosas de Piedra, “una obra singular” siglos antes de que llegara de verdad la tradición belenista napolitana en el siglo XVIII que sigue apasionando aún a los españoles. Él aboga, apoyándose en lo que apuntan algunos historiadores, que sus creadores fueron los maestros Copín de Holanda y Juan de Malinas.

Pero muchos dicen que es anónimo, o que en realidad no se puede certificar quién fue realmente el autor por la falta de documentos; así que su autoría está en cierto misterio hasta que alguien la pueda demostrar fehacientemente si se puede. En la web de la Catedral de León, lo describen así: “Sobre el portal, se reproduce un paisaje montañoso, escarpado, con arbustos, ovejas y cabras. Los pastores permanecen atentos a los ángeles que les anuncian la noticia. Todo está hecho con gran primor, conjugando el realismo flamenco con una perfecta idealización. Esta obra se hizo cuando los artistas centroeuropeos del siglo XV labraban la sillería del coro”.

¿Pero es tan importante o ya están estos leoneses tirándose el pisto con que son lo mejor de lo mejor y no les hace nadie caso? Pues el profesor César García Álvarez, que asombra y maravilla con las explicaciones de sus amplios conocimientos sobre Historia de Arte todos los miércoles en Onda Cero León, lo tiene claro: “Se trata de una de las obras más elaboradas y significativas de la escultura de su tiempo, que posee una calidad técnica muy elevada y una capacidad sintética extraordinaria, que logra combinar los dos planos, con sus diferentes escalas de representación de personajes y arquitecturas, de modo armonioso y expresivo”.

Para él: “Es una obra maestra por su elevadísima calidad técnica, fuerza expresiva, originalidad tipológica y riqueza simbólica”.

La vidriera que sólo se ilumina en los solsticios de invierno y verano

Pero como el simbolismo era más que importante en la época en la que se construyó la Catedral, y aún hoy en día en las liturgias de la Iglesia Católica, el Nacimiento Flamenco sólo podía estar colocado en un lugar preciso del templo. Porque, precisamente, en un sólo lugar del mismo los rayos del sol entran por una vidriera en los días previos y posteriores a los solsticios de invierno y verano. Y el resto del año queda a oscuras. Un vitral que, además, representa a reyes músicos.

Y claro, el 21 de diciembre es el solsticio de invierno, con lo que a poco, los propios constructores y los eclesiásticos de la Catedral se dieron cuenta de que era el lugar perfecto para advocarlo a la Natividad. Los maestros que alzaban las iglesias de las cátedras de los obispos usaban su conocimiento para 'jugar' con este tipo de significados ocultos al vulgo, y sólo presentes para los iniciados, los que entonces poseían el conocimiento. Que la literatura actual, desconocedora de estos simbolismos, los convierta en masones y se invente conspiraciones sorprendentes poco tiene que ver con la forma más natural de pensar de los antiguos.

César García Álvarez, un apasionado de la Pulchra Leonina desde siempre (vivía de pequeño justo enfrente de la portada de la Catedral), sabía desde la adolescencia de la particular circunstancia que rodeaba a esta capilla del Nacimiento. “En la capilla existe una vidriera que, tras la elevación de la Librería, actual capilla de Santiago o de la Virgen del Camino, quedó encajonada en el ángulo Noroeste, lo cual refuerza el efecto lumínico que, en los días cercanos al solsticio de verano, resulte iluminada en las primeras horas del día, mientras que el resto del tiempo permanece en la oscuridad”, explica.

Un juego de luz que da pie a que los propios artistas flamencos quisieran dejar allí su recuerdo en forma de nacimiento, doblemente remarcado con el recuerdo de los alquimistas españoles que sacaron los colores a la vidriera de los reyes, iluminada en esta época dedicada al nacimiento de Cristo. No en vano Jesús de Nazaret nació, según la Biblia en la tradicional fecha del solsticio invernal (posiblemente en realidad fuera en mayo, pero se hizo coincidir con el 25 de diciembre que es también el del nacimiento del dios Mitra y con el festival romano de Sol Invictus), días después del solsticio de invierno cuando las noches se hacen más cortas y los días más largos. Cuando los magos llegan, cuando la luz crece en el mundo.

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