Diez años de evolución salvaje en Valdehuesa

Carlos S. Campillo / ICAL Dos licaones y un búfalo cafre en el Museo de la Fauna Salvaje de Valdehuesa

S. Gallo/Ical

Abrió sus puertas en 2004 y una década después el Museo de la Fauna Salvaje ubicado en Valdehuesa (León), ha cumplido las expectativas con las que dio sus primeros pasos. En este tiempo no sólo ha recibido un número importante de visitantes, sino que además se afianza como un referente incluso a nivel mundial en lo que la exhibición de fauna salvaje se refiere. Y todo ello a pesar de tener que hacer frente a más de un inconveniente, como es su ubicación, en una zona de difícil acceso, especialmente en los meses de invierno, o la crisis, que ha afectado a casi toda su andadura.

En esta década, el crecimiento del museo y de sus fondos ha sido continuo, con permanentes incorporaciones de animales “más grandes y más vistosos”. A pesar de que resulta difícil de determinar el número exacto de ejemplares con que cuenta el museo, se estima que son algo más de 600 grandes animales. “Muchos se han ido incorporando a partir de donaciones, además de que el doctor Romero –propulsor de esta iniciativa y que ha donado casi el 80 por ciento de la colección- está siempre viajando para conseguir la piel de animales gracias a convenios”, explica el director del museo, Lucas Morán

Otras aportaciones de las piezas con las que cuenta el museo proceden de colecciones privadas, algunas de ellas de la caza, en el caso de aquellos ejemplares cinegéticos, pero otros proceden de parques naturales, como es el caso de un tigre que falleció en el parque de Cabárceno (Cantabria) hace un par de años. En este sentido, Morán aclara que lo único que se necesita en el museo para poder disponer de un animal es recibir la piel “bien conservada y en buen estado”. Posteriormente, la naturalización o taxidermia se encarga de la elaboración de las esculturas.

Sin embargo, una peculiaridad de la exposición que puede visitarse en el Museo de la Fauna Salvaje de Valdehuesa es que se puede ver a los animales “en acción”, no se encuentran estáticos e interrelacionan entre ellos “tal y como aparecerían en la naturaleza”.

Aunque resultan los más llamativos y espectaculares, los grandes animales no son los únicos ejemplares de la amplia exposición de este centro cultural. Las aves son también un exponente importante y de las más admiradas por los visitantes. Sólo se exponen unas 200 ó 300, aunque los fondos ascienden a más de 2.000 ejemplares, que no se descarta agrupar según los criterios que se decidan para mostrárselas a los turistas. También se dispone de 5.000 especies diferentes de insectos “a los que no les damos la suficiente importancia”, reconoce Morán.

Entre todos ellos, y aunque es uno de los más conocidos, el que más suele llamar la atención de los visitantes es la jirafa, porque tiene una magnitud de casi seis metros de altura y por eso sorprende de manera especial a niños y adultos. En ese sentido, el director del museo recalca que la cercanía con los animales expuestos es una de las características que hace diferente a este museo, ya que en otros centros de referencia como es el museo de Denver, en Estados Unidos, las piezas se encuentran protegidas por cristales.

Dificultades por la ubicación

A pesar de las buenas cifras registradas durante la década de vida de este museo, con alrededor de un millón de visitantes, las dificultades no han sido escasas para alcanzar los retos perseguidos. Aunque ubicado en un paisaje espectacular del norte de la provincia de León, las condiciones climatológicas también dificultan el acceso al museo, en especial durante los meses de invierno.

De hecho, no será hasta finales de marzo cuando pueda visitare también los días laborales, ya que hasta ahora tan sólo abría sus puertas los fines de semana hasta la finalización del invierno. “Aquí sólo hay dos estaciones, el invierno y la del tren”, bromea Morán, que reconoce que los inviernos en la zona son “largos y duros” y eso dificulta mucho la llegada de turistas en esa época, en la que la proximidad de la estación de San Isidro hace que el museo sea concebido como una alternativa a la nieve.

También la crisis ha sido un problema para el desarrollo del museo, que ha tenido que vivir más de la mitad de su existencia en esta situación económica. “Hemos luchado contra los elementos”, añade Morán, que incide en la sorpresa de los visitantes de poder ver en la provincia de León “el mejor museo de ciencias naturales de Europa y del mundo”.

Llegados de toda España

Estos tres últimos años han sido especialmente complicados en lo que al número de visitantes se refiere, sobre todo si se tiene en cuenta el “bajón” que se ha dejado sentir en las visitas de escolares, que eran quienes nutrían al museo en especial durante la temporada baja. “Con la crisis no viene la avalancha que venía antes”, cuando llegaban colegios de Galicia, Asturias, Castilla y León e incluso Madrid. Ahora los pocos que se dejan ver por el museo proceden de la provincia o, como mucho, de la propia comunidad.

Más amplio es el abanico de visitantes en su categoría general, aunque las comunidades limítrofes son las que aportan mayor número de turistas, sobre todo Asturias, Galicia o Cantabria. También de Portugal llegan muchos visitantes, porque la nieve supone un problema en los meses de invierno pero también “un motivo de atractivo”.

Colaboraciones

Esta década ha supuesto una “lucha permanente” para sacar el museo adelante, sobre todo con el trabajo “incansable” del doctor Romero y de su esposa, que apostaron por crear este museo en Valdehuesa. Desde sus orígenes, las colaboraciones han sido constantes con otras entidades como es el caso del yacimiento de Atapuerca, el parque de Doñana o Universidades como la de Oviedo o, por supuesto, la de León, que ofrece tareas formativas.

En lo que a exposiciones se refiere, el Museo de la Fauna Salvaje ha realizado muchas aportaciones para muestras que han tenido lugar en “prácticamente toda España”. Morán recuerda la participación en la Feria de Caza de Madrid que se celebra todos los años, en Barcelona, en Sevilla, Torrelavega, Portugal, Medina de Rioseco, Almazán o en el Museo de la Ciencia de Valladolid, entre otras muchas. Recientemente se aportaron casi una veintena de animales para la Feria de Caza de la capital de España para la recreación de un ambiente americano, y durante todo un año se ha expuesto en el Museo de Ciencias Naturales de Valladolid un elefante para recrear 'La gran sabana', donde el Museo de Valdehuesa también ha tenido su aportación.

Futuro prometedor

No tiene el reconocimiento de otros museos pero no por ello su calidad en su área es menor. Después de diez años de andadura, el Museo de la Fauna Salvaje continúa trabajando, desde su modestia, pero con muchas ganas por seguir siendo referente a nivel europeo e incluso internacional. Por delante hay muchos proyectos, algunos de gran calado que se darán a conocer en su momento, para mantener a León y a Valdehuesa en el mapa de los referentes naturales.

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