Cine con raigambre social para crear conciencia: “El expolio del medio natural se aprovecha de la despoblación”

Una imagen del cartel del ciclo cinematográfico.

Abel Aparicio

San Justo de la Vega —

El pasado fin de semana, con la proyección de 'Habitando el tiempo' (Sonia Fernández, 2024), tuvo lugar en San Justo de la Vega la primera de las cuatro jornadas programadas dentro del Ciclo de cine social y del territorio. Un ciclo que este domingo 7 de septiembre tendrá su segunda sesión, con la proyección de La voz del Concejo (Isabel Medarde, 2016), nuevamente en la Casa del pueblo a las 18.30 horas. Las dos siguientes serán el domingo 14 con la proyección de Vidas irrenovables (Francisco J. Vaquero, 2024) y el domingo 21 con un coloquio: 'Macrovertederos de residuos industriales peligrosos: el caso de Nerva'.

Este ciclo tiene una doble intención, según explica Sergio González, organizador de este proyecto. Por un lado, ofrecer a la gente de la zona el acceso a películas documentales que no se proyectan en cines comerciales. Según Sergio, “no son películas propias de la industria del entretenimiento, sino cine que busca crear una conciencia social de un tema relevante para la gente que habita esta región”.

Las películas propuestas consiguen esto de diferentes maneras. Algunas se aproximan más a lo artístico y lo poético, mientras que otras lo hacen de un modo expositivo u observacional. Por otro lado, continúa Sergio, “creo que una sala improvisada de cine tiene la capacidad de invitar a las personas a un diálogo y una escucha que son necesarias. En San Justo de la Vega y otras comarcas de la provincia de León están ocurriendo muchas cosas de forma ajena a sus habitantes. O quizá no sea algo tan ajeno, pero el silencio que se mantiene al respecto hace que esas cosas resulten invisibles”.

Proyecciones del Ciclo de Cine Social y del Territorio en San Justo de la Vega.

Estas cuatro jornadas de cine social buscan también dar espacio para hablar de proyectos que pueden ser una amenaza para su calidad de vida, su salud y la del medio ambiente. “Debemos ser conscientes de su existencia y sentir que podemos expresar nuestra opinión al respecto, sea cual sea”, señala.

Uno puede tener la sensación de que, en la España vaciada o vacilada, como se escucha cada vez con más fuerza, el noroeste ibérico, concretamente esta parte del País Leonés, está quedando como una zona de saqueo. La planta de lodos en Piedralba, el macrovertedero de residuos industriales peligrosos en San Román, molinos y placas solares en comarcas como Maragatería o la Cepeda, minería de tierras raras o plantas de biomasa y de biogás para enviar la energía a las grandes urbes. Ante la pregunta de si todo tiene un hilo conductor, Sergio explica que “probablemente lo tenga y creo que si tiráramos de ese hilo hasta el final llegaríamos a cuestionarnos nuestra forma de vivir y entender el medio rural. Pero no hace falta tirar mucho para ver que la situación en la que estamos ahora se visualizaba ya en el pasado, quizá con algunos planes en mente por parte de algunos poderes”.

El responsable de este ciclo se teme que en las últimas décadas la aceleración de la despoblación no solo tiene que ver con la migración de los pueblos a las ciudades en busca de una mejor calidad de vida, como ocurría en los años 60 o 70. “Hace tiempo que esto se podría haber revertido, al menos en parte, pero para ello habría que haber facilitado ciertos servicios en las zonas rurales y por algún motivo no se ha estado haciendo”. Una de las ideas en las que más insiste Sergio es la siguiente: “La inacción es una acción silenciosa. El expolio del medio natural se aprovecha de esa despoblación. El pueblo se siente pequeño y se resigna. Los poderes tienen así vía libre”.

En la presentación del ciclo, Sergio explicó al público que estas sesiones no pueden ser usadas con fines partidistas, aunque sea inevitable hablar de política, e indicó que hay gente que suele confundir hablar de política con hacer defensa de uno u otro partido. Uno de los personajes de Thomas Mann y su Montaña Mágica decía: “No hay no política, todo es política”. Ante la pregunta de cómo analiza este mensaje ultraliberal de la no política, Sergio lo tiene claro, “creo que confundimos tener una ideología política con ser de un partido político u otro. Todos tenemos una ideología política, porque todos tenemos una opinión personal, más o menos formada, de cómo deberían ser las cosas, y no hay nada malo en ello. Al contrario, nos hace partícipes y responsables de lo que ocurre a nuestro alrededor”.

La Voz del Concejo en San Justo de la Vega.

Sergio, que es técnico de sonido y se pasa temporadas en Ámsterdam y temporadas en León, es de los que cree que pasamos demasiado tiempo hablando de partidos y líderes políticos y poco tiempo hablando de la ideología que representan. Esto, en sus propias palabras, nos hace entrar en un juego infantil que nos divide, como si fuera un partido de fútbol. Creo que hablar de ideologías políticas nos mostraría que en el fondo estamos de acuerdo en muchas cosas, mientras que hay otras en las que podríamos aceptar que pensamos distinto, sin que ello sea un problema. En el contexto del ciclo de cine social y del territorio “podemos hablar de política y de ideologías, sin hacer partidismo (ni falta que hace). Pero ante todo necesitamos escucharnos, ser flexibles, aceptar que pensamos de forma diferente. Es un proceso largo, pero nuestra forma de relacionarnos es más sana cuando lo llevamos a cabo”, relata.

Durante la proyección del documental ‘Habitando el tiempo’, en la parte final aparecen imágenes del incendio del Campo de tiro del Teleno de 2022. El noroeste tiene una cultura del fuego muy arraigada, especial, que no hay en otros lugares, pero el cambio climático está poniendo a los bomberos forestales en situaciones que jamás vivieron. Sobre este tema, Sergio es de los que cree que va a ser algo difícil de olvidar, aunque los medios de comunicación dejen pronto de hablar sobre ello. Al mismo tiempo, afirma tener la sensación de que los incendios nos han hecho despertar y que han sacado lo mejor de las personas. “En cuestión de días hemos visto un gran ejemplo de cómo es posible organizarse, ofreciéndose decenas de personas como voluntarias para contribuir a la extinción, la vigilancia y la logística necesarias para apagar los incendios y proteger los pueblos, las personas y el monte. Tanto en coordinación con los bomberos como por sí solos allí donde no llegaba la ayuda. Creo que esto demuestra que tenemos capacidad para cambiar cosas”.

Este leonés con raíces en San Justo de la Vega cree que estamos aprendiendo mucho en las últimas semanas y que las cosas pueden ser de otra manera. “Todo lo que aportemos individualmente, independientemente del resultado final, es parte de un largo proceso que traerá algo positivo para las comarcas más deshabitadas. Es natural pensar que lo poco que yo puedo hacer poco podrá aportar. Pero es como flotar en un río tranquilo. Puedes no hacer nada y dejarte llevar, o puedes decidir en qué dirección quieres nadar. Tus actos, grandes o pequeños, siempre contribuyen a algo, es solo cuestión de decidir en qué sentido quieres que lo hagan”.

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