Elisa Vázquez: “A pesar de que en el lenguaje sigue habiendo una gran dosis de sexismo, en mis libros no”
Ponferradina, la narradora Elisa Vázquez dice que escribe para la niña lectora que fue. En realidad, cree que sigue conservando la mirada ingenua y asombrada de los niños (y las niñas) para ver el mundo como un lugar excepcional, maravilloso. “En la mirada de los niños todo es nuevo, asombroso, emocionante. Los adultos perdemos gradualmente esa capacidad de sorpresa ante las cosas y nos acostumbramos a ver nuestro entorno, nuestra realidad, de forma rutinaria y práctica, desprovista de misterio”, pero Elisa no la ha perdido, al menos del todo, y la literatura infantil y juvenil son un reflejo de su fantasía, del modo en el que ve el mundo.
Como contadora de cuentos para niños y niñas regresa siempre a su infancia, marcada por los paisajes bercianos, porque en todo lo que escribe tiene presente sus árboles, sus montañas, sus ríos, sus costumbres, sus leyendas. Asimismo, se siente impregnada de la forma de ser de sus gentes, porque es una de ellas, de sus historias, de sus cuentos; la base de todo lo que hace. “Es cierto que sobre esa base se añaden elementos recogidos en otros lugares y circunstancias en las que he estado, pero el ”caldo“ de mi literatura es auténticamente berciano”. Resulta curioso que otro de los lugares que ha inspirado muchas situaciones, paisajes y personajes de sus libros haya sido la Toscana, quizá a resultas de que ciertas zonas de esa región italiana guardan un gran parecido con zonas del Bierzo, Elisa al menos lo ha visto así, la cual, cuando evoca su tierra desde lejos, crea escenarios imaginarios que tienen algo de ambos lugares.
Después de algunos años fuera de su tierra, en concreto en Murcia, donde fue profesora, ha regresado a su 'matria', donde se siente muy a gusto. Deudora de Rilke, Elisa cree que una persona pertenece al lugar en el que pasó su infancia “y, aunque la vida te lleve por otros caminos, siempre se añoran esas vivencias y costumbres. La geografía marca, es un conjunto de clima, gastronomía, costumbres, paisajes y paisanajes, que se quedan grabados para siempre”. Tal vez por eso, Ponferrada ha sido clave en sus libros: tierra templaria, con sus caballeros y sus leyendas, le ha inspirado en la creación de la Orden de las Siete Monedillas, la nueva orden de caballería que tendrá desde ahora Ponferrada, y que aparece en la colección Lucy y Pepón. “Me gusta creer que Ponferrada tendrá otra orden de caballería más, si a los niños les gusta y deciden hacerse caballeros de ella...”.
En la mirada de los niños todo es nuevo, asombroso, emocionante. Los adultos perdemos gradualmente esa capacidad de sorpresa ante las cosas y nos acostumbramos a ver nuestro entorno, nuestra realidad, de forma rutinaria y práctica, desprovista de misterio
Su labor como docente le ha servido para conocer a la población infantil, para acercarse a sus inquietudes y problemas, su forma de ver el mundo y, sobre todo, para mantener viva su propia infancia. Y el cuento es un gran instrumento de enseñanza y de transmisión del conocimiento, según la autora de 'Doña Chancleta y el cohete-lavadora'. Durante sus años como docente pudo comprobar que, a través de los cuentos, era la forma más fácil de que los niños y las niñas aprendieran de manera divertida, amena y duradera; sobre todo en las primeras etapas de la infancia. “Por eso ideé multitud de cuentos y poemas que podríamos llamar 'escolares'”, aclara.
A Elisa le entusiasma su papel de 'cuentacuentos', el de inventar historias para otros que, al igual que en los antiguos filandones y calechos, nos sirvan para protegernos de lo malo que siempre queda fuera. En este sentido, le gusta mucho el cuento tradicional, en el que aparecen los personajes malvados: la bruja, el ogro, etc. “Los monstruos son tan educativos como los héroes. Los niños, en su inocencia, no le temen a la maldad del monstruo; los cuentos les enseñan a temerles y a protegerse de ellos y todos sabemos que, en la actualidad, sigue habiendo monstruos”.
Al amor de la lumbre
Recuerda las historias que contaba su abuelo, al amor de la cocina de carbón, con la puerta cerrada para que no se escapara el calor ni entrara nada malo... Las que más le gustaban eran las de hombres lobos, agazapados en los senderos las noches de luna llena; tal vez por eso siempre le ha gustado tanto el cuento de 'Caperucita Roja'. En ese clima frío, de largos inviernos, en esos ambientes de filandones y calechos, se forjó a buen seguro su carácter como narradora.
En algunos de sus libros ha recuperado a los malos del cuento, en 'La Amapola y la Luna, todavía inédito, aparecen la bruja y el ogro de siempre, aunque actualizados. Y en el tercer libro de la colección Lucy y Pepón, que se titulará 'La Hechicera Oscura', también los protagonistas tendrán que luchar contra el mal.
A lo largo de esos años, como profesora, ha visto que ciertos problemas de los niños, que a los adultos nos parecen triviales, son de suma importancia para su desarrollo y equilibrio emocional. “Todos sabemos que el aspecto físico es uno de ellos: cualquier cosa que se salga de la norma puede ser objeto de burla por parte de los compañeros y convertir al que la sufre en alguien apocado, retraído y sin autoestima. No podemos permitir que un niño sufra por eso, es nuestro deber de educadores corregir la situación”. Por eso en sus libros se reflejan situaciones conflictivas, que dan pie a que los niños y niñas las manifiesten y los adultos puedan ayudarles. Otro aspecto que Elisa considera muy importante es que tanto niños como niñas sean capaces de hacer las mismas cosas. “A pesar de que en el lenguaje sigue habiendo una gran dosis de sexismo, en mis libros no, porque las niñas no tienen que ser solo princesas, son caballeras, son lo que quieran ser”, matiza. “Lo que puedes llegar a ser no tiene que estar condicionado por tu género ni por tu aspecto físico”, según Elisa, que está convencida de que la literatura infantil no tiene por qué ser un género menor, antes al contrario, puesto que hay grandes escritores para adultos que nunca han sido capaces de escribir buena literatura infantil, y, en cambio, hay grandes escritores para un público infantil que sí han escrito grandes obras para adultos. “Es más, las buenas obras literarias creadas para niños les gustan también a los adultos, porque todos hemos sido niños”.
Los monstruos son tan educativos como los héroes. Los niños, en su inocencia, no le temen a la maldad del monstruo; los cuentos les enseñan a temerles y a protegerse de ellos y todos sabemos que, en la actualidad, sigue habiendo monstruos.
Elisa reconoce que dos fueron las razones la impulsaron a dedicarse a inventar y escribir de un modo creativo. La primera, por la necesidad de contar historias, una forma distinta de ver el mundo y las ganas de compartir con los demás ese original punto de vista. Y la segunda por el hecho de tener el público a mano: “cuando daba clase, mis historias tenían un público inmediato e interactivo. Yo escribía algo, lo narraba y sabía al momento si era atractivo para los niños a los que iba dirigido. Esa circunstancia era un privilegio que me ayudó a corregir temáticas, estilo, etc.”.
En este contexto escolar se fue gestando por ejemplo Doña Chancleta, el personaje protagonista de su primer libro fantástico. “Era una señora divertida y extravagante que hacía reír a los niños y que disfrutaba mirando las estrellas”, señala Elisa, para quien escribir es una extraña forma de estar en el mundo, de relacionarte con los demás: “estás solo escribiendo y lanzas tus historias a un público desconocido que no sabes si está interesado en ellas, si llegarán a leerlas, si le gustarán. Es vivir en la incertidumbre, pero lo haces desde una necesidad personal, desde el convencimiento de que tienes algo que decir, que contar, que compartir”.
Literatura infantil
Apasionada lectora, entre otras de las aventuras de 'Los Cinco', de la escritora británica Enid Blyton, no imagina a nadie al que no le guste la lectura y que desee dedicarse a escribir. “Siempre me ha asombrado esa capacidad que tienen las palabras para construir mundos, no creo que nada pueda estimular más la imaginación y la capacidad creativa del ser humano que las palabras. Los adultos tenemos la obligación de transmitirles ese amor a los niños y jóvenes, de iniciarles en esa magia”.
Aparte de Blyton, entre sus lecturas favoritas figuran genios de la literatura infantil, “que han sabido encandilar a lectores de todas las edades haciendo que sus obras perduren en el tiempo y formen ya parte de nuestro imaginario cultural” como Hans Christian Andersen, los Hermanos Grimm, James Matthew Barrie, Charles Kingsley, Lewis Carroll, Michael Ende, Ana María Matute, J. R. R. Tolkien, Saint-Exupéry, entre otros y otras.
Como narradora, Elisa cree que un buen libro infantil debe tener un inicio que atrape, un nudo interesante, en el que las emociones y sorpresas vayan aumentando, y un final feliz; “entendiendo por feliz aquel que resuelva la situación adecuadamente con lógica y coherencia y que aporte seguridad al pequeño lector. Esta estructura tradicional siempre funciona muy bien con los niños, creo que también con los adultos, junto con los 'malos' tradicionales. Si esos 'malos' no aparecen, deben aparecer en su lugar dificultades importantes que pongan en peligro la estabilidad vital de los protagonistas, como ocurre en las dos primeras aventuras de Lucy y Pepón: 'La pócima mágica' y 'Regreso a Montecorona', en las que no he incluido ningún malvado al uso, pero sí seres míticos y con cierta sombra de sospecha, junto con situaciones complicadas y divertidas que los héroes tendrán que resolver. Así, la emoción está garantizada. De todas formas, en el libro tercero ya hay una malvada, como indica su título: 'La Hechicera Oscura'. También es bueno añadir generosas dosis de diversión... En fin, con emoción, sorpresas, aventuras, finales felices, sentido del humor y algunas dosis de comida y refugio, tendremos la fórmula mágica para escribir un buen libro infantil, pero a pesar de todo, no tendremos la seguridad de que vaya a funcionar”.
Publicados recientemente, tanto 'La pócima mágica' como 'Regreso a Montecorona', bajo el sello NubeOcho Ediciones, estos dos libros educativos, dirigidos a un público de niños de entre ocho y once años, forman parte una colección. NubeOcho Ediciones es una editorial joven, especializada en álbum infantil ilustrado y literatura juvenil, según Elisa, cuyo objetivo es educar en tolerancia, y promover en los más jóvenes una visión de respeto hacia las múltiples formas de diversidad presentes en la realidad contemporánea; diversidades raciales, culturales, sexuales, físicas o lingüísticas, que contribuyen de una forma evidente y en su conjunto a enriquecer y dar color al mundo que nos rodea. Una línea editorial que encaja perfectamente con la intencionalidad de sus relatos y su forma de entender la literatura infantil. En ambas obras pedagógicas y lúdicas, Elisa propone juegos de palabras, rimas, adivinanzas, acertijos, criptogramas, etc., que motiven al niño en su acercamiento al lenguaje y puedan servir de pretexto para trabajar en el aula. Asimismo, nos presenta personajes atractivos como caballeros, magos, brujas, dragones, ondinas y muchísimos más, en aventuras divertidas y sorprendentes que buscan, ante todo, el disfrute de sus posibles lectores y lectoras; una buena forma de animarles a la lectura.
Con emoción, sorpresas, aventuras, finales felices, sentido del humor y algunas dosis de comida y refugio, tendremos la fórmula mágica para escribir un buen libro infantil, pero a pesar de todo, no tendremos la seguridad de que vaya a funcionar.
En la actualidad, está con dos historias casi a la vez, ambas ya estructuradas y muy meditadas. Una sobre un viaje iniciático que transformará y le hará crecer en todos los sentidos a su protagonista, “espero que sea emocionante y emotiva”. Y un libro de grandes aventuras, basado en el territorio de Las Médulas. “Deseo que lleguen a ser de interés”, concluye.
Entrevista breve a Elisa Vázquez
“Todavía no entiendo el mundo”
¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?
Sin duda, 'El Principito', de Antoine de Saint-Exupéry. Un libro maravilloso que yo recomiendo a todo el mundo y que tiene múltiples lecturas. Una obra de arte a la que responsabilizo de que yo llegara a estudiar Filosofía.
Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida)
En realidad no hay nadie imprescindible ni en la literatura ni en la vida. Pero si tuviera que quedarme con algún personaje literario, me quedaría con Peter Pan, del cual me parece imprescindible su resistencia a crecer. En la vida se ha malinterpretado ese sentimiento y a la gente inmadura se le ha adjudicado el llamado síndrome de Peter Pan, pero yo creo que el personaje no tiene nada que ver con la inmadurez, sino con intentar mantener vivo siempre el espíritu de la infancia, espíritu que nos hace ver la realidad de forma maravillosa, porque los niños son la luz del mundo.
Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable)
¡Jajaja! Es muy difícil nombrar a un autor o una obra insoportable. Primero, porque todo autor merece un respeto y sus obras les han llevado tiempo y esfuerzo y, además, cada lector tiene sus gustos y lo que para uno puede resultar insoportable, para otro puede ser magnífico. Pero yo, que he sido siempre una lectora casi compulsiva, solo he dejado un libro sin terminar, por resultarme insoportable: '¡Rescaten el Titanic!', que es una novela de aventuras escrita por Clive Cussler.
Un rasgo que defina tu personalidad.
El optimismo.
¿Qué cualidad prefieres en una persona?
La alegría. Aunque no parezca una cualidad, creo que sí lo es, y muy importante. La alegría da energía positiva; una persona alegre te contagia, te hace la vida más fácil, te acerca a la felicidad.
¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?
Vivimos unos momentos terriblemente difíciles a los que la política actual parece no saber dar soluciones. La política debe estar siempre para velar por los intereses de los ciudadanos y no para salvaguardar únicamente los suyos. La sociedad actual parece algo perdida, demasiado individualista y, en cierto sentido, rendida. Tal vez sea necesario volver a plantearse aquello del “bien común”.
¿Qué es lo que más te divierte en esta vida?
Lo que más me ha divertido en esta vida ha sido jugar con mi hija. Ahora que ya es mayor, una buena sobremesa con la familia o los amigos, tal vez esos filandones o calechos.
¿Por qué escribes?
Porque tengo mucho que contar, historias fantásticas que, a lo mejor, pueden llegar a interesarle a alguien.
¿Crees que las redes sociales, facebook o twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?
En mi caso no, son demasiado rápidas, la longitud de los mensajes está en algunas limitado y en otras la gente quiere también brevedad. Pero me gustan los blog literarios, hay cosas buenísimas.
¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?
Creo que todo lo que he leído a lo largo de mi vida puede considerarse como fuente literaria, todo ha dejado su huella y forma parte de mi bagaje cultural, que puede influir en lo que escribo. Pero como ya he dicho, en cuanto a la literatura infantil, me fijo siempre en los clásicos.
¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?
Sí, escribo el blog 'Castillos en los árboles' pero no con la asiduidad que quisiera.
Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.
¡Ay, qué difícil! Yo todavía no entiendo el mundo, cada día me sorprendo; cuando creía haber aprendido algo, tengo que cambiar de idea. Tal vez la frase que me pides sea “solo sé que no sé nada”.
Los últimos libros de Elisa Vázquez, están ilustrados por Joao Valente, como el que ilustra este reportaje 'La pócima mágica' y su anterior obra, 'El regreso a Montecorona'.