'Noche en la trinchera': poner en valor la historia y el patrimonio en el pico Fontañán

Una imagen de la recreación de 'Noche en la trinchera', del Batallón 249.

Si en lugares como Cataluña con la Batalla del Ebro, Euskadi con el Cinturón de hierro de Bilbao o Madrid con el Parque lineal del Manzanares divulgan su patrimonio bélico, por qué en León no vamos a hacerlo con el nuestro, el del Frente Norte. Esto se preguntan en el Instituto de Estudios Montaña Central: Sangre Minera, una asociación que, como quien dice, acaba de nacer, pero con unas ganas y una capacidad de trabajo encomiables. El primer sábado de septiembre organizaron la ruta de senderismo 'Noche en la Trinchera', cuyas inscripciones se agotaron a los pocos días, demostrando el interés que hay por este tipo de actividades.

Sobre las cuatro y media de la tarde, un centenar de personas se dieron cita en Olleros de Alba, localidad de la montaña central leonesa perteneciente al municipio de La Robla. Allí, un grupo numeroso de integrantes de la asociación Sangre Minera recibían a las y los participantes con una camiseta, un bocadillo y unas instrucciones sobre la actividad que se iba a desarrollar. Divididos en cuatro grupos, comenzó la ascensión al pico Fontañán, punto de la montaña central leonesa que cuenta con un patrimonio histórico digno de poner en valor. Este era el objetivo de la jornada, “conocer y dar a conocer nuestro patrimonio, nuestro paisaje y nuestra historia. Entendemos que tenemos mucho que mostrar y no lo estamos haciendo todo lo que se puede”. Quién dice esto es Javier de la Viuda Espadas, presidente de Sangre Minera.

En el primer punto de reagrupamiento, Noemí Suárez, vecina de Sorribos de Alba y directora del documental 'Fue Hogar' junto a Álvaro Argúelles, explicó el origen de estos pueblos, su relación con las rutas jacobeas, como el Camino de Salvador y el Camino Olvidado, y la orografía del terreno, que cuenta con varias cuevas como en la que estábamos.

La ruta continuó y el siguiente punto de agrupamiento después de una fuerte ascensión fue la collada Yeguas, enclave en el que convergen los municipios de La Robla, La Pola de Gordón y Carrocera. Una vez que se repusieron las fuerzas, los guías señalaron el camino a los primeros restos de la Guerra Civil, Estas construcciones, tal y como señala el panel informativo allí situado, no están hechas con hormigón, solamente con piedras, aprovechando únicamente el material que ofrece la zona. Una galería, varios puestos de tirador, trincheras y posiciones defensivas fueron construidas por el ejército republicano como barrera contra el bando sublevado, que desde León y la base aérea de la Virgen del Camino dirigían sus ataques en el conocido como Frente Norte.

Con tranquilo caminar, los cuatro grupos iniciales se convirtieron en dos para, ya en la cima del Fontañán, atender a las explicaciones del Batallón 249, grupo de recreaciones históricas que representó de una forma fiel, con la colaboración de Ruinas León, cómo era la vida en ese punto durante la Guerra Civil.

Irene García Lino, licenciada en historia y profesora en el IES Pablo Díez de Boñar explico pedagógicamente lo que estaban representando y donde lo estaban representando. “El avance de la mujer en la república fue incontestable. Tanto en Asturias como en León se aprobó que en las fábricas se ofreciese el servicio de guardería y que las mujeres pudieran acudir a amantar a sus hijos si lo deseaban. Eran políticas más avanzadas que las actuales”, señaló como punto de partida Irene.

La historiadora y recreadora habló del Consejo Soberano de Asturias y León, un consejo interprovincial que se declaró soberano el 24 de agosto de 1937 y que duró hasta la caída del Frente Norte, el 21 de octubre de ese mismo año, cuando las tropas franquistas entraron en Gijón. “Belarmino Tomás como presidente del Consejo y Juan Ambou como consejero de guerra fueron dos de las personas más destacadas de esta organización política”, remarca Irene, para incidir en que “nunca se consideraron independientes de la República. Belarmino Tomás llegó a decir que el Consejo duraría lo que fuese necesario por la situación de la guerra, pero que luego se volvería a la situación anterior”.

En la recreación nos encontramos con un soldado en un nido de ametralladora, con un miliciano y una miliciana a la puerta del refugio, porque como indicó Irene, “no nos olvidemos que muchas horas, incluso días, eran de espera, no pasaba nada en el frente”. En una zona protegida un soldado hacía la cena y en una galería en plena roca dos soldados, entre los que se encontraba Felix Feito, historiador y miembro de ARAMA, se daban novedades. Caminando por una trinchera construida en zigzag Irene nos llevó hasta un puesto de tirador construido con hormigón y una trinchera que servía de puesto de mando. “Una de las cosas que más escaseaba en la guerra era el papel de fumar. Era muy deseado y en momentos de tranquilidad se llegaba a negociar hasta con los soldados de las filas enemigas”.

García, finalizando la explicación, quiso dejar claro que tanto en toda la guerra como en el Frente Norte en especial, tal y como se demostró en Villamanín y en Peña Laza, el general golpista Francisco Franco contó con la ayuda inestimable de la Legión Condor alemana. “No se sabe cómo hubiera acabado la guerra sin la ayuda de los fascistas italianos y los nazis alemanes, pero seguro que a los golpistas les hubiera costado mucho más ganar la guerra”. Irene explicó al numeroso grupo que los soldados alemanes, después de entrar en el campo de concentración de San Marcos, “llegaron a escribirle al alto mando franquista para denunciar la forma en la que se trababa a los allí detenidos. Fijaros, los nazis alarmados por el trato dado a los prisioneros de San Marcos”.

Descendiendo ya de noche, con los frontales encendidos y observando las estrellas pese a las lluvias torrenciales anunciadas, la jornada finalizó con un chocolate caliente y bizcochos. “Esta era la idea, hacer una actividad cultural en la naturaleza y viendo la respuesta, nos anima a seguir trabajando. La idea es mover el documental Sangre Minera a todos los lugares posibles y poner en valor tanto el patrimonio cultural, como el minero, natural y todo lo relacionado con la montaña central leonesa”, afirmó Javier con una sonrisa por el resultado obtenido.

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