La muralla paseable del Cid presenta su peor cara en años por los actos vandálicos y la falta de vigilancia
La desolación ha regresado a uno de los puntos turísticos más céntricos y con mejores vistas de la capital leonesa, en forma de vandalismo y abandono municipal. Se trata del paseo sobre la muralla situada entre el Jardín del Cid y la calle Ruiz de Salazar, un recorrido paseable de 80 metros que cuenta ya con siete años de vida y que vuelve a ser objeto de daños causados por el vandalismo y que se acrecienta con la falta de vigilancia y seguridad en la zona.
Precisamente en uno de los puentes festivos con más tirón turístico, y cuando a sus pies ya se ha abierto el mercadillo de Navidad y las atracciones infantiles, en este punto elevado desde donde se aprecian de un vistazo la Catedral, el Palacio de los Guzmanes, Botines de Gaudí y San Isidoro presenta uno de los aspectos más deteriorados, rotos, sucios e incluso peligrosos desde que se inaugurara allá por el año 2011 tras una inversión de 550.000 euros.
Este céntrico tramo paseable de fortificación, cuyo origen data del siglo IV, sigue siendo el escenario incontrolado de la presencia de numerosas personas, muchas de ellas jóvenes, que aprovechan los varios puntos 'ciegos' para causar todo tipo de daños, desde cientos de pintadas a rotura de los cristales de seguridad, los cuales el Ayuntamiento se ha limitado sin más a sustituir por vallas de obra, que ni siquiera aparecen bien fijadas. Cables de las recientes atracciones navideñas que pasan por allí, cintas de obra un día colocadas y hoy ya rotas, pavimento levantado... La lista de destrozos y peligros es demasiado amplia.
Esta situación, además de una imagen lamentable, supone la constatación de que algunos de los intentos municipales por adecentar la zona han servido sólo para tirar el dinero, porque en realidad la zona sigue sin ser objeto de una vigilancia más pormenorizada y los daños, a los pocos días de cualquier arreglo, vuelven a producirse.
Sin ir más lejos, el alcalde Antonio Silván visitó esta zona junto a la concejala de Urbanismo y Medio Ambiente, Ana Franco, como uno de los primeros actos tras su elección en 2015, y ya comprometió entonces una reforma del lugar. “Que se den cuenta los ciudadanos de la magnitud de este monumento, quizá el más olvidado cuando paseamos por la ciudad y hago un llamamiento también a la educación de los leoneses porque además del mantenimiento que haga el Ayuntamiento, hay que cuidarla”, pedía entonces. Sólo en este mandato, han sido varias las acometidas de los servicios de obras y de los de limpiezas, por ejemplo en una ocasión para el prácticamente total borrado de las pintadas, pero todo ha resultado inútil.