Luis Estébanez, 'confidente' de Triana jamás investigado: “Tengo la conciencia muy clara y tranquila”

Luis Estébanez, a la derecha de la imagen, el asesor de Presidencia de la Junta que hablaba a diario con Triana Martínez, incluso el día antes y el mismo día del asesinato de Carrasco, y jamás investigado.

C.J. Domínguez

Nadie, ni jueces, ni policía, ni abogados, ni el fiscal del caso, absolutamente nadie supo o quiso investigar. El Caso Carrasco, con la condena de 22 años de cárcel a Montserrat González, que descerrajó tres tiros por la espalda a la presidenta del PP leonés y de la Diputación, 20 años para su hija, Triana Martínez, y 14 años para su amiga Raquel Gago, era un “Caso Cerrado” con responsables claros, sin implicaciones políticas dentro del PP en el que dos primeras eran afiliadas, y un proceso limpio.

No hacía falta ni siquiera remontarse a escasas horas después del crimen que acabó con la vida de la controvertida de política leonesa, cuando el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, aseguraba literalmente ante los micrófonos que “en términos políticos, básicamente el caso está bastante esclarecido”, porque “la policía está haciendo muy bien su trabajo, con mucha rapidez”, como resumía en este vídeo.

En esas escasas pocas horas antes del crimen, un hombre maduro, moreno y de espeso bigote, seguía hablando por teléfono, como lo hacía casi cada día, con Triana. Su confianza personal tenía que ser grande. Sólo así se explica que a lo largo de aquel año 2014 la hija de la asesina de Carrasco y Luis Estébanez (de nombre completo Luis Jesús Estébanez Matos) se intercambiaran 267 llamadas y casi 300 mensajes de texto. Sólo con una persona hablaba más a diario la joven ingeniera de telecomunicaciones: con su amiga íntima, la policía Gago. Conectaba más incluso con el hombre del gran bigote que son su propia madre, a la que estaba unido hasta extremos enfermizos.

Luis y Triana hablaron todos los días en el fatídico año 2014, menos dos. Esas conectaba el Iphone 5 de Triana al móvil de Estébanez. O bien a su teléfono fijo. Lo sorprendente era en qué despacho estaban Estébanez y su teléfono: en Valladolid, en la sede de la Presidencia de la Junta de Castilla y León.

Qué sabemos de Luis Estébanez, el hombre del presidente Herrera

Luis Estébanez, conocido en su entorno con el apodo de Polín, era entonces, y desde al menos once años atrás, la mano derecha del presidente autonómico del PP, Juan Vicente Herrera.

Amigos personales, incluso le había acompañado en la lista a las Cortes de Castilla y León por la provincia de Burgos en las elecciones de 2005, en su caso como tercer suplente. Formaba parte de su personal eventual desde abril de 2003 y fue ratificado en cada mandato.

Pese a la trascendencia de esta vinculación personal y política con el mandatario popular, ni la Udef de la Policía Nacional que investigó el crimen contra Carrasco, ni juez alguno, había detectado tal profusión de llamadas.

Tuvieron que ser los responsables de la serie de no ficción 'Muerte en León', Justin Webster y Enric Bach, los que se dejaran las pestañas escudriñando en las listas de llamadas de Movistar de Triana, cruzando datos, hasta llegar a Polín. Sin ellos, jamás nadie habría sabido de aquella sorprendente conexión entre la hija de la asesina de Carrasco y el 'tercer hombre' Estébanez.

Se quedaron de una pieza. Este giro se convirtió en el sorprendente final de la serie estrenada en 2016. Aquel último capítulo, recuerda Webster, tuvo problemas de emisión, algo que hoy no duda de tildar de “censura o al menos no promoción”.

Dos días de ¿censura?

Curiosamente, los abonados de Movistar Plus tuvieron problemas durante varios días para poder ver aquel alucinante final, que abiertamente ponía en entredicho la limpieza de la investigación de una posible conexión política dentro del PP tras la 'ejecución' de Carrasco, por si los tintes políticos de que Triana y Montserrat fueran afiliadas de aquel partido fueran pocas.

Entonces, a falta de más respuestas, los creadores de 'Muerte en León' decidieron no identificar públicamente a este 'Tercer hombre', a Estébanez. Querían tirar del hilo.

Pero la espinita clavada de que nadie moviera un dedo fue la espoleta para convertir aquella y otras muchas incógnitas en una película, 'Muerte en León. Caso Cerrado', que este jueves 14 de marzo se ha estrenado en León en pantalla grande y a partir del 23 de marzo en el canal HBO.

La llamada de iLeon.com a Polín

Cuando todo el mundo se preguntaba quién era el hombre de Presidencia, el hombre de Herrera, por qué hablaba a diario con Triana, por qué lo hizo por espacio de más de una hora en la víspera de la muerte de la presidenta de la Diputación leonesa y tres minutos en la mañana misma de su asesinato, iLeon.com habló telefónicamente con Estébanez. Una conversación que este medio ha mantenido inédita dos años hasta que ahora la película le pone nombres y apellidos.

Aseguraba entonces a finales de 2016 no haber visto el final del documental (“Me lo han comentado pero yo no lo he visto”) y trataba de rehuir posibles preguntas comprometidas (“Yo ya he dicho todo lo que tenía que decir”).

Sin embargo, acabó asegurando que “la conciencia la tengo muy clara y muy tranquila”. “Si yo llego a sospechar algo (del asesinato), digo hombre, por favor, por favor... me falta tiempo para ponerme en contacto. Ahí nada”, añadía.

Estébanez confirmaba que jamás nadie de la investigación se puso en contacto con él, pero tampoco le sorprendía: “Si a mi nadie me ha llamado, ¿dónde voy a ir? Ninguna llamada, nada, nada, nada. No me llamo la atención porque tengo la conciencia muy tranquila”, insistía.

Y por último, admitía que su implicación con el caso desvelada por la serie le trajo “de bueno nada”.

A Triana: “Coge la maleta y vete”

Ante las preguntas que Webster le había realizado semanas antes, y que 'Caso cerrado' desvela ahora por primera vez, el asesor personal de Herrera, añadía que “esta chica (por Triana) yo creo que lo estaba pasando mal” a raíz de su enfrentamiento personal con la todopoderosa presidenta del PP leonés, y “llamaba a mucha gente para ver si podía encontrar trabajo”, porque como aseguró la joven en el juicio por el asesinato Carrasco había dado órdenes de “hacerme la vida imposible”. “Yo siempre le decía lo mismo”, rememora Estébanez, “oyes, vete, coge la maleta”, a lo que ella respondía “¡que no me voy a ir!”.

Pero de ahí a dejar alguna duda de si Triana y él llegaron a hablar del asesinato que poco después se consumó sobre la pasarela del río de León, un abismo: “No tengo ni idea de lo que tenía planeado ni tenía nada”. Y finalmente, ante Webster esbozó una excusa de por qué la Policía jamás le llamó, como si hicieron con otros testigos en el caso de Raquel Gago: “Este qué cojones, este es un pardilllo”, cree que pensarían.

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El lapsus del fiscal del Caso Carrasco

Cuando la enorme duda saltó, otra pieza clave del mediático juicio, el entonces fiscal de León, Emilio Fernández, hizo lo que pudo por excusar a los policías. Admitiendo que “en el sumario no aparece” el nombre de Luis Estébanez, afirmó que “supongo que la Policía no lo consideró relevante. Si (las llamadas entre él y Triana) hubieran sido además en el mismo momento de los hechos, el mismo lunes 12 de mayo, hubiera tenido más relevancia, pero como fue el día anterior...”. Aquí, le recuerdan que sí hablaron el mismo día del asesinato, a lo que Fernández, casi balbuceando, añade: “Bueno sí, hay una de tres minutos el mismo día, pero bueno, en el contexto de que se llamaban muy frecuentemente tampoco significa nada más”.

Como desvela la película, ni con estos datos, recogidos en un extenso informe de pruebas de la productora de la película, la Policía Nacional ha movido un dedo. “Caso cerrado”, ha sido su única respuesta oficial.

Similares palabras a las del ministro del Interior con el cadáver de Carrasco aún en el Anatómico Forense de León y sin que hubiera aparecido ni siquiera de manos de Raquel Gago la pistola homicida que Triana dejo en su coche. Quién sabe si en el futuro, por algún resquicio, aún habrá más sorpresas del crimen que cometieron la mujer del comisario de Policía Nacional de Astorga y su hija.

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