Jesús Maraña: “Sin un periodismo de calidad la democracia es imperfecta, está coja”

El director de Infolibre, Jesús Maraña. / Foto: Eloy Rubio Carro

M.A. Reinares / AstorgaRedacción

Periodismo de usar y tirar es un concepto utilizado por la veterana periodista, corresponsal durante muchos años de TVE, Rosa María Calaf, para poner de manifiesto que los síntomas de la enfermedad que acorrala al periodismo son el infoentretenimiento, el sensacionalismo, la trivialidad, la manipulación, la precariedad de las redacciones y de los profesionales o la inmediatez, un cóctel preocupante que impide la investigación, el seguimiento riguroso de los temas de actualidad, el análisis, la contextualización y el ejercicio de responsabilidad por parte de los periodistas.

El antídoto para reanimar al periodismo, puesto de ejemplo por el Ateneo Republicano en el debate que tuvo lugar el jueves, se podría 'comercializar' con el nombre de 'Burofax de infolibre', en clara alusión a las preguntas enviadas a través de este servicio de Correos el pasado 29 de mayo por el periódico digital al entonces fiscal Anticorrupción, Manuel Moix, ante la negativa del hoy exfiscal a responder a una serie de cuestiones sobre 'Duchesse Financial Overseas', una empresa panameña, de la que Moix posee el 25% desde el año 2012. Dicha compañía es dueña de un chalé en España, en el municipio madrileño de Collado Villalba, valorado en 550.000 euros. El director de Infolibre, Jesús Maraña, envió aquel burofax para contrastar la investigación que el periódico estaba realizando y cuya publicación fue clave para la dimisión de Manuel Moix, en aquel momento ya acorralado por las informaciones que venían desvelando que había impedido hasta en tres ocasiones que se investigase la trama societaria creada por el expresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González y su familia para lucrarse con la construcción y explotación del campo de golf del Canal de Isabel II.

Pregunta (P)- Aquel burofax enviado por el director de su periódico, Manuel Rico, provocó el 'choque de trenes' en el que vive actualmente la profesión: por una parte, el sano ejercicio del periodismo responsable de investigar y contrastar y por otro, la tentación de controlar la información por parte de quienes detentan el poder, de los accionistas y acreedores de los medios de comunicación. El fiscal Anticorrupción no sólo no contestó a las preguntas de su periódico enviadas a través de burofax sino que utilizó otro medio de comunicación, en este caso El Español para realizar lo que en la profesión conocemos como 'voladura controlada', un buen ejemplo de 'periodismo de usar y tirar', ¿no cree?

Respuesta (R)- Cuando escuché lo del efecto kleenex, periodismo de usar y tirar, me preguntaba si no hay una contradicción en el propio término, si es periodismo eso. El ejemplo del fiscal Moix creo que tuvo una gran repercusión porque no dejaba de representar lo que estamos viviendo, es decir, la crisis del periodismo, la crisis de la política, la crisis de la justicia y la crisis de confianza de los ciudadanos en las instituciones. Cuando nosotros enviamos ese fax al fiscal Moix después de preguntarle varias veces para tener su versión, que es lo que debemos hacer los periodistas y es nuestra obligación, lo que ocurrió fue que el fiscal, siendo fiscal jefe Anticorrupción, intentó utilizar el 'lado oscuro' de todo esto para manipular a la gente. Utilizó otro medio, en este caso El Español, pero podría haber sido algún otro en el que él tendría cierta confianza, vínculos o lo que fuera, para que antes de responder a la noticia, reventarla, es decir, manipularla. Cuando salió en El Español, en Infolibre nos llevamos un cabreo estupendo y lo que hicimos fue contar todo lo que había pasado, contar todos los datos que nosotros teníamos. A lo largo de los días siguientes el fiscal Moix utilizó todos los medios que pudo, fue a programas de radio y televisión a mentir, pero con los datos que íbamos obteniendo y que teníamos, era evidente que estaba manipulando.

Lo que hicimos no fue nada épico, ninguna heroicidad, sino cumplir con nuestra obligación como periodistas. Es verdad que el efecto que tuvo fue muy potente en el sentido de que muchísima gente, y muchos medios que de otra manera no se hubieran hecho eco, ante la clamorosa manipulación, reaccionaron. Eso está muy bien en unos términos que yo aplico incluso a lo que está pasando en Estados Unidos con Trump, en términos de oportunidad para recuperar la credibilidad del periodismo, cuando es tan evidente el intento de manipulación y el uso de los nuevos medios, de los nuevos instrumentos digitales para ver lo que siempre ha hecho el poder, que es intentar manipular. Pero si los periodistas, los medios, cumplimos nuestra obligación, como están haciendo muchos medios en Estados Unidos, es posible que sea una oportunidad.

Por lo tanto, lo de 'periodismo de usar y tirar' la primera pregunta que me hago es si siendo de 'usar y tirar' es periodismo o es otra cosa, si puede ser otro instrumento de comunicación que puede ser muy legítimo pero no cumple los requisitos que debe tener el periodismo de obligación de contrastar, de fiabilidad con la fuente, de compromiso con los lectores y de responsabalidad de que tienes un nombre y unos apellidos, que tienes un medio de comunicación que se sabe cuál es y ante un tribunal tú eres responsable de lo que haces.

P- ¿Cómo es posible investigar o hacer un seguimiento riguroso de una noticia en la era de la inmediatez, de la carrera por llegar los primeros a las redes sociales y de la precariedad absoluta de los profesionales?

R- Esto es lo más difícil. Creo que es imposible hacerlo si no conseguimos la complicidad de los ciudadanos, si no logramos convencerlos de que sin un periodismo de calidad, sólido, la democracia es imperfecta, está coja. Al final ¿contra qué estamos luchando?, contra la velocidad, la inmediatez, todo eso que significa las redes, internet, etc. A mí me gusta recordar a Albert Camus que en los años 30 del siglo pasado ya advertía contra eso y decía aquello de que es mejor llegar el segundo y hacer buena información que llegar el primero y hacerlo mal, una advertencia que tuvo versiones posteriores con Kapuscinski, Gabo (Gabriel García Máquez) y más gente, pero Albert Camus lo definió en los años 30 haciendo 'Combat' en la época de los nazis, cuando no existía internet, pero el riesgo para el periodismo ya existía porque la tentación de llegar los primeros, de tener la exclusiva, lo que en la plaza del pueblo es vocear más que nadie, siempre ha estado ahí. El problema es aplicarnos permanentemente la coacción a nosotros mismos de decirnos: 'un momento, esto hay que reposarlo, ¿esto es fiable o no?, ¿hemos llamado y hemos comprobado si fulanito ha muerto?', porque matamos en twitter todos los días a dos o tres famosos; es decir, que nosotros mismos nos apliquemos la medicina que es muy antigua, que no surge con internet.

P- Los medios de comunicación necesitan resultados a final de mes en el balance económico para subsistir. En Infolibre habéis colocado vuestra independencia por encima de la financiación a través de la publicidad institucional y habéis apostado por que sean los lectores quienes contribuyan al sostenimiento. Sin embargo, el 99 por ciento de los medios estamos metidos en esa locura del número de visitas, de oyentes, de lectores..., auditados por empresas externas como OJD a las que tenemos que pagar para que contabilicen el número de clics, auditorías sin las que no es posible acceder a la publicidad institucional. ¿Cuadráis las cuentas a final de mes?

R.- Todavía estamos en la fase de llegar al equilibrio, nosotros todavía tenemos pérdidas. Llevamos cuatro años y medio y seguimos existiendo y creciendo entre otras cosas porque ha habido gente que ha apostado y ha puesto pequeños capitales (acciones) para que esto avance. Lo conseguiremos, y ya estamos muy cerca, cuando logremos el equilibrio, cuando podamos sostener el medio fundamentalmente con lo que aportan los socios (lectores principalmente) no con la publicidad.

Digo esto, porque en esa 'tormenta perfecta' este es uno de los problemas. ¿Por qué se produce esa llamada 'guerra del clic', en la que están el 99% de los medios?, porque el único sustento es la publicidad, sea convencional, sea institucional, sea opaca. El problema es que de eso no pueden vivir todos los medios, eso es imposible, y hablo de periodismo, si se hacen otras cosas..., otro tipo de canales de comunicación, otro tipo de negocio o se utilizan los resortes que están absolutamente estudiados para generar tráfico, audiencia, entonces es posible conseguir unos niveles de publicidad suficientes, pero a mi juicio no para hacer periodismo, sino para hacer otras cosas. Un ejemplo, ¿por qué en la web de El País es muy frecuente encontrar como sexta o séptima noticia, no sé...titulares como 'Los estaudounidenses practican el sexo más que hace 10 años'? Pues porque poner la palabra sexo en un titular genera 'x' porcentaje más de tráfico, igual que mezclar 'sexo, famoso y animal' en un titular, pero es una cuestión robótica, no harían falta periodistas para eso, se hace la combinación de conceptos y de nombres y se genera tráfico y clic. Pero eso es otra cosa, que es muy legítima, que puede entrener mucho a la gente, pero no es periodismo.

A mi juicio uno de los problemas es que se confunde permanentemente lo que debe ser el periodismo y lo que son otros canales, instrumentos, otros argumentos de comunicación. Yo creo que se nos 'va la pinza' porque el periodismo siempre ha sido para minorías, los periódicos nunca han llegado a masas enormes de ciudadanos, siempre han sido para minorías que querían estar bien informadas y por lo tanto obedecía a varios requisitos de formación, curiosidad, interés... Lo que pasa es que con la revolución digital ahora todo el mundo cree estar mejor informado que nunca porque tiene las posibilidades de estarlo y todo se confunde con periodismo, cuando hace más falta que nunca la labor del periodismo en toda esa saturación, en todo ese ruido, saber distinguir lo que es el periodismo de otras cosas. Y en esa parcela, en lo que sí es periodismo, yo defiendo que el lector participe, que dé un valor a lo que hacemos, si quiere acceder a determinadas parcelas especializadas tenga que pagar un poquito, porque si no el que mande en esas parcelas es muy difícil que sea el periodismo, serán unas instituciones, unas marcas comerciales, unos bancos, pero muy difícilmente los periodistas.

P- En este panorama que expone, en el que una combinación de palabras en un titular pone en marcha los robots para aumentar el tráfico (audiencia) o en redes sociales esa gente sin preparación de ningún tipo que sube 'noticias' y fotografías creyéndose periodistas..., en todo este ruido ¿qué pintamos los profesionales? ¿Cómo podemos hacer valer nuestro trabajo, nuestro papel de dar credibilidad a los hechos que se publican?

R- Yo creo que lo principal es demostrar la utilidad del periodismo. El problema es que nuestra competencia nunca debería haber sido la televisión, deberíamos haber intentado adaptarnos a la nueva realidad digital viniendo de la prensa a la que accedían los ciudadanos que iban al quiosco y compraban el periódico. Deberíamos haber sido capaces de trasladar a esta nueva realidad digital ese concepto del valor y la utilidad de la información.

Hay que asumir que ya no existe un medio de cabecera para nadie, cada ciudadano decide de qué medios se fía, en qué parcelas, de qué periodistas, a quien interesa leer a quien no. Si se hace el cálculo de cuánto se puede gastar un ciudadano que quiere estar bien informado, y se compara con lo que se gastaba o se gasta alguien que compra un periódico, es muy barato suscribirse a cindo medios, no ni a uno ni a dos, a cinco, que comprar un periódico en el quiosco todos los días. El problema no es de costes, sino de convencer a la gente y demostrarle que el trabajo del periodista es útil, en el plano que sea. Un medio local, en Astorga, es muy difícil en una comunidad lograr el número suficiente de personas que estén dispuestas a pagar un poquito para que un medio subsista informándole prioritamente de las cosas que ocurren en Astorga, pero lo interesante, aunque no pudiera ser exclusivamente local, que tuviera que ser una cadena de periódicos locales, debería lograrse un porcentaje suficiente de ciudadanos que pagando un poquito digan, 'oye, yo de esta gente me puedo fiar, porque sé que no dependen del constructor de turno, ni del alcalde de turno, ni de la sucursal de banco de turno', sino que van a contar la verdad en lo político, lo económico, lo social, o en lo que sea.

Es una labor complicada, lenta, que debería empezar en los colegios, que hay un problema de educación, que nos hemos equivocado muchísimo, todo esto es muy complicado, pero sigo convencido de que el camino va por ahí, por los muros de pagos, porque los referentes que por ahí fuera funcionan van en ese camino, podemos hablar de The New York Times, de The Guardian, o de Mediapart en Francia, consiguiendo que un número suficiente de gente pague por estar informado, porque si no es muy difícil sostener los medios.

P- En Infolibre estáis asociados con Mediapart, la plataforma digital francesa creada por el exdirector de Le Monde, Edwy Plenel, una experiencia peridística muy inspiradora, con logros importantes gracias a sus investigaciones, como la que realizó en 2013 sobre el blanqueo y fraude fiscal del ministro francés de Presupuesto, Jérôme Cahuzac, por la existencia de su cuenta bancaria no declarada en Suiza. ¿Es un buen compañero de viaje, no es así?

R- Sin tener a Mediapart no hubiéramos salido. Cuando nosotros dimos el salto, previamente habíamos mirado qué existía por ahí que fuera periodismo, que el medio estuviera en manos de los periodistas y que siguiera demostrando que puede ser rentable, y todo eso lo cumplía Mediapart en Francia. Hablamos con ellos, nos enseñaron sus 'tripas', sus errores y les dijimos que nosotros tal cual no lo podíamos hacer en España, porque no íbamos a tener 6 millones de euros como han necesitado ellos para llegar al equilibrio. Ellos lo entendieron y como esto es un laboratorio permanente, nos dijeron que querían participar porque somos países distintos, mentalidades distintas, pero lo imporante es que teníamos el mismo concepto de periodismo. Y a mí lo que me decidió dar el paso es que íbamos a ser el primer medio digital que tenía un socio que había demostrado que era posible.

P- Está en Astorga, un pequeña ciudad con una rica historia de periódicos y periodistas, hoy en día tiene una emisora de radio y tres periódicos, uno en papel y dos digitales, ¿se deja 'caer' por aquí de vez en cuando?

R- En verano, todos los hermanos, que somos familia numerosa, nos juntamos todos los años en Sahagún y procuramos transmitir las raíces a nuestros hijos e hijas y todos los veranos nos movemos, hacemos excursiones y Astorga es uno de los lugares donde venimos con frecuencia porque es una maravilla y luego tiene sus territorios de creatividad literarios, musicales... Astorga es un referente.

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