La Generación In
Una generación de jóvenes ha tenido que escuchar como se les englobaba en calificativos como “la generación ni-ni”, aquella que ni estudia ni trabaja, se creía que estaban dormidos ante lo que les rodeaba, arropados por las comodidades de una vida en la que recibían todo sin ningún esfuerzo, pero sin embargo cuando llegó la hora de despertar demostraron que tenían mucho que decir en su futuro y que ese término, no les definía.
Con el nacimiento de los indignados y el 15M, jóvenes y no tan jóvenes alzaron la voz y se convirtieron en la “generación in”, de in-conformismo, de in-dignación y de in-ternet, la herramienta con la que lo universalizaron.
Todo a lo que aspiraban, sus reivindicaciones y motivaciones, se recogen en un trabajo que se presenta como el estudio de caso más completo sobre este movimiento que se ha hecho en España y que bajo el título 'El descontento social y la Generación In', recopila información desde el mismo momento en que se inició, una cuestión que le diferencia de otros trabajos realizados al respecto.
Una de las coautoras, la socióloga Teresa Gómez-Pastrana, vinculada a la Universidad de Salamanca, explica que cuando se iniciaron las movilizaciones nadie podía prever la repercusión que tendría, pero en ese momento se encontraba trabajando en la institución salmantina como profesora y decidió analizarlo sin pararse a pensar el grado de repercusión que tendrían en el futuro.
Confiesa que una vez que “reaccionaron”, se apresuraron en acudir a las asambleas, pedir permiso para hacer el estudio y elaborar rápidamente los cuestionarios, ya que no sabía cuando duraría y temía que pudiera desaparecer antes de contar con los datos suficientes para el estudio. Empezaron por tanto tres días después, el 18, con el trabajo.
Sin embargo, lejos de ir extinguiéndose con el tiempo el 15M cobró más fuerza y meses después fue cuando los analistas decidieron estudiar este caso, de ahí que sea el único que se inició con una metodología profesional desde su misma constitución y ahí radica uno de los aspectos más interesantes del mismo.
Además, concreta que se realizaron 250 encuestas, los primeros días tanto a miembros de forma directa como se trabajó con 62 grupos de discusión. Después, se volvió a hacer un análisis del movimiento a los seis meses y al año, para completar toda la información.
En total, participaron entre 600 y 800 personas y el trabajo incluyó el análisis desde tres perspectivas diferentes, elaboradas por dos sociólogos. Además de Gómez-Pastrana, también aporta su visión Luis Ruiz y un ingeniero informático, Florián Manuel Pérez, que fue el encargado de estudiar el desarrollo de la tecnología y sus usos sociopolíticos.
Gómez-Pastrana destaca que la primera parte del libro contextualiza el movimiento de indignados dentro de una cadena de movilizaciones ciudadanas al margen de los partidos que, partiendo de la contracultura de los años 60, aporta varias novedades, para “superar” las contradicciones de los movimientos precedentes. Esta aproximación, continúa, se complementa con un análisis de la situación socioeconómica actual de la juventud y de la influencia que ello tuvo en el estallido de la protesta.
La segunda parte se centra en las nuevas tecnologías de la comunicación como forma de protesta y el texto hace un repaso por el desarrollo de la tecnología de sus usos socio-políticos, de la evolución del concepto de propiedad intelectual y de las nuevas formas de “hacktivismo”.
Por último, la tercera parte aseguró que otorga “un plus” de cientifismo y veracidad al libro, al partir de una intensa labor de campo, casi antropológica, desarrollada con los indignados, cuyos resultados sirven para complementar los análisis teóricos previos y esta cuestión otorga al libro una “mayor profundidad” de contenidos para la obtención de conclusiones finales y sobre todo en boca de los protagonistas.
Resultados
Esta socióloga resalta que gracias a este movimiento se consiguió volver a poner “de moda” lo político y para ello sus protagonistas se sirvieron de las plazas y las redes sociales. En ellas, realizaron un “encuentro de antiguos movimientos”, pero desde un punto de vista de “renovación”.
Lo curioso, opina, es que no se había producido una regeneración social de esta forma desde la Transición y por primera vez, este colectivo se encontró con “los límites de la democracia”, ya que recuerda que sufrieron en algunos puntos, como en Barcelona, represiones por sus movilizaciones.
Además, gracias al 15M y aunque muchos pensaban que sería algo pasajero, se consolidaron otros grupos que aún permanecen en el tiempo y que nacieron vinculados al movimiento, como por ejemplo Stop Desahucios, quienes realizan hoy en día una importante actividad.