Hace ya 101 años, en 1923, que partió por primera vez desde los andenes de la estación de Matallana en el centro de León el ferrocarril de vía estrecha, tras inaugurarse un ramal directo que pasaba a unir las capitales de León con Bilbao en el nacido como tren hullero de La Robla a Valmaseda, desde las minas del carbón a los altos hornos vizcaínos.
Una historia que en parte bajó su telón una tarde del 18 de septiembre de 2011, cuando el factor dio la salida son su silbato al último convoy de la Feve que se deslizó por las vías que desde un siglo atrás siempre habían llegado hasta la avenida Padre Isla de la capital leonesa.
Ningún tren más volvería jamás a la estación en el corazón de León desde entonces, desde que el Gobierno y los responsables de Feve, ambos con la conjunción histórica de que eran leoneses, José Luis Rodríguez Zapatero y Ángel Villalba, diseñaron y prometieron una millonaria inversión para un proyecto que sonó muy bien bajo la palabra “integración”, que dignificaría los barrios del norte y este de la ciudad y les liberaría del muro que el ferrocarril de vía estrecha siempre fue.
Cambiaron los gobiernos, vinieron los recortes, se modificaron normativas ferroviarias esenciales, se llegaron a realizar obras para construir el escenario que nunca más ha sido, desde entonces, pisado por el protagonista principal: el tren. O por su sustituto, el tranvía.
La entrañable e histórica estación de Matallana permaneció cerrada a cal y canto, resonando en su interior constantes enfrentamientos políticos de partidos que exigen sólo cuando no gobiernan pero buscan excusas cuando les toca mandar. Mientras, a su alrededor crecía un Espacio Vías municipal para la juventud, nacían dos nuevas calles de la ciudad, de ida y de vuelta entre las avenidas Padre Isla y Ramón y Cajal, aunque aún cerradas también, y los pasajeros del viejo tren se montaban todos los días en realidad en un autobús que les traía y llevaba al verdadero andén de la ciudad, en el periférico barrio de La Asunción, cerca de la Universidad de León.
Y de este modo aquellas obras de “integración” se fueron marchitando hasta quedar en un paseo descuidado e incluso destruido. Y también el ánimo del resto de la línea que debería ser sobre todo de cercanías, gracias a escaso personal, nula vigilancia que falsea unas estadísticas de poco uso, averías habituales y gestión negligente, todo ello alimentado por la despoblación de comarcas enteras como el Torío o la Montaña Oriental de León a las que el viejo Ferrocarril Español de Vía Estrecha (Feve) les dio vida y esperanza durante casi un siglo.
Se resume así de fácil esta triste historia, que ahora es el guión de un 'Futuro Eterno de Vías Esperando' (Feve) en León. Un futuro por el que todavía hay quien luche. Este domingo 17 de noviembre volverán las pancartas, críticas y exigencias de quienes no se resignan.
El nuevo aldabonazo
La convocatoria parte de la recién creada la Plataforma en Defensa del Ferrocarril de Vía Estrecha de León, un cúmulo de personas de todo el recorrido ferroviario que no se resignan a que la vieja línea siga sirviendo a los vecinos y que se define “un movimiento ciudadano, apolítico y totalmente independiente, unido por el objetivo común de defender este servicio esencial para la movilidad, el medio ambiente y la lucha contra la despoblación”. A sus espaldas se han echado, dicen, la iniciativa conjunta de vecinos y viajeros, de asociaciones de las ribera del Torío y el Curueño, la Montaña Central “y otras asociaciones amigas”.
La llamada es a las 11.30 horas en la estación de La Asunción-Universidad, donde recalarán quienes hayan cogido el tren en sus estaciones respectivas. Después, gente y pancartas irán bajando a pie sobre las vías inútiles hasta la estación de Matallana. En el trayecto, harán ver su descontento, su hartura total, con el aldabonazo de la reciente propuesta de crear un corredor verde en la zona por la que circulaba el tren, algo que, como muchos partidos políticos han manifestado, “supondría el desmantelamiento de una infraestructura esencial”.
Por eso, exige que se mantengan las infraestructuras ferroviarias actuales, se mejoren las condiciones del servicio y se garantice la llegada del tren al centro de León, con el fin de ofrecer “un transporte público eficiente, accesible y respetuoso con el medio ambiente, que contribuya a frenar la despoblación y dinamizar la economía de la provincia”.