La escultura de Guzmán reluce de nuevo mirando a la estación de León
'Si no te gusta León, ahí tienes la estación'. La popular frase que se adjudica a la escultura de Guzmán el Bueno en la plaza del mismo nombre de la capital leonesa vuelve a relucir tras el lavado de cara que ha ejecutado el Ayuntamiento de León durante las últimas semanas.
Este lunes se han retirado los andamios que han rodeado la estatua tras una restauración que se se ha realizado a la escultura, dentro de un contrato que también interviene en la fuente de Neptuno del jardín de San Francisco.
En el caso de la escultura de Guzmán los trabajos han consistido en una limpieza intensiva mediante lavados aplicando de agua destilada; técnicas de igualado de color (oscurecimiento) de las zonas intervenidas; regeneración de pátinas mediante reducción potenciostática de la escultura; y aplicación de un barniz protector a base de microcristales.
La escultura de Guzmán, una de las pocas estatuas naturalistas de la ciudad, se remonta a finales del S. XIX cuando el diputado por La Bañeza Gabriel Fernández Cadórniga propuso conmemorar la gesta de Alonso Pérez de Guzmán en Tarifa en agosto de 1294. El Gobierno propuso entonces la construcción de la estatua, que fue terminada en 1989 por el escultor Aniceto Marinas.
Pero la polémica acompañó a la instalación de esta escultura que no contaba con las bendiciones de las autoridades y vecinos locales, alargando su inauguración oficial y con la estatua tapada. La batalla política era tal que finalmente fue inaugurada en la madrugada de una noche de verano, para evitar las críticas de los vecinos.
Este lunes la estatua de Guzmán ha visto desmontar el andamiaje que la ha protegido las últimas semanas y reluce de nuevo mirando como siempre a la estación de trenes de León, indicando el camino si la ciudad no te ha gustado.