Las empresas más innovadoras son las más sostenibles

DiCyt

María Cornejo Cañamares, de la Unidad de Cultura Científica del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), ha participado hoy en un seminario científico del Máster de Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología de la Universidad de Salamanca. Esta investigadora está interesada principalmente en cómo afecta la orientación sostenible desde el punto de vista medioambiental al proceso de innovación de las empresas y ha encontrado una estrecha relación entre ambos conceptos.

Con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) acerca de empresas innovadoras manufactureras y de alta tecnología, asegura que “las empresas más innovadoras son las más sostenibles”, afirma María Cornejo en declaraciones a DiCYT, aunque esta afirmación se puede matizar en función del tipo de mercado que tenga el negocio, ya que a veces no está especialmente interesado en productos que respeten el medio ambiente.

Los resultados de esta investigación indican que cuando las empresas cooperan con otros agentes, como universidades, organismos públicos de investigación u otras empresas, esta colaboración “afecta a su orientación sostenible de la innovación de una forma positiva”.

Asimismo, cuando dedican esfuerzos a recursos humanos, como un buen número de licenciados en departamentos de I+D, la orientación sostenible de la empresa también se ve reforzada. En definitiva, las empresas preocupadas por innovar también son, en términos generales, las que más preocupación tienen por el medio ambiente.

Sin embargo, invertir en hacer más sostenible una empresa puede encontrarse con diversos inconvenientes. “Pensando en el corto plazo, puede que no haya rentabilidad, pero las empresas deberían mirar el medio y el largo plazo y ese comportamiento, que les hace más flexible y más innovadoras, les beneficia”, comenta la especialista. Realizar esfuerzos para mejorar la sostenibilidad se traduce en “nuevos mercados, nuevos productos, nuevos clientes y una serie de ventajas no sólo económicas, aunque a largo plazo también hay un ahorro de costes y más eficiencia”.

A veces los sectores marcan las diferencias entre el comportamiento de las compañías. Por ejemplo, “una empresa petrolera tiene una normativa más estricta y le interesa innovar para ganar sostenibilidad. Otros sectores están menos presionados por las normas, pero quizá tienen interés por crear nuevos mercados y clientes o su propio ahorro y eficiencia”, señala María Cornejo.

Necesidad de recursos

También hay que tener en cuenta que, en general, las empresas que realizan actividades de I+D y suelen tener más orientación sostenible en sus procesos “disponen de más medios y están más orientadas al cambio”. Hacer las cosas de modo diferente implica una estructura fuerte de personal cualificado o contratar asesoramiento y esto supone costes, pero los beneficios son importantes de cara al futuro.

María Cornejo es licenciada en Administración y Dirección de Empresas y Derecho por la Universidad Carlos III de Madrid y Master en Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología por la Universidad de Salamanca.

En la Unidad de Investigación en Cultura Científica del CIEMAT realiza investigaciones y tareas de divulgación sobre cultura de innovación y la interacción entre economía medioambiente y sociedad. En la actualidad está realizando su tesis doctoral sobre la relación entre la economía y la energía y su medición a través de indicadores de sostenibilidad ambiental.

La Unidad de Cultura Científica, “una de las pocas que existen”, tiene tres áreas de estudio. Una es la de percepción social de la ciencia, que trata temas como la conciencia ambiental. Una segunda de comunicación social de la ciencia, que analiza cómo informan los medios y cómo afecta a la sociedad dicha información. Finalmente, en el área de progreso social e innovación, “estudiamos la relación entre economía, sociedad, medio ambiente e innovación”, señala.

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