Emotivo adiós a Paco Fierro, un científico leonés que 'conquistó' medio mundo
El mundo de la ciencia ha perdido en León, el pasado 9 de enero, a un destacado leonés. Francisco Fierro Fierro, Paco Fierro para casi todo el mundo, murió para lamento del mundo de la biología y la biotecnología. Y es por eso que sus muchos amigos se sumarán este fin de semana a un homenaje en su memoria que tendrá lugar en la capital leonesa y en el que se dará reflejo del profundo sentir de pérdida que también proviene de numerosas latitudes del mundo, especialmente de México y otros muchos países de Latinoamérica, donde había desarrollado gran parte de su carrera docente e investigadora.
El doctor Fierro comenzó sus estudios en el Colegio Maristas Champagnat de León y continuó el Bachillerato en el Instituto Ordoño II. Su pasión por la ciencia le llevó a estudiar Biología en la Universidad de León, donde se licenció con un expediente brillante.
Allí comenzó sus trabajos de investigación en el campo de la Biología Molecular y consolidó su vocación científica, para doctorarse en el año 1996 con la máxima calificación, continuando su carrera de investigador en el Departamento de Microbiología, colaborando en las tareas de docencia y forjando nuevos investigadores.
En el año 2000 se trasladó a la Universidad de Københavns en Dinamarca para realizar su trabajo postdoctoral y regresó un año más tarde a la Universidad de León, donde fue profesor ayudante durante un par de años más.
Fue ya en 2004 cuando se planteó nuevos retos en su carrera y, tras una estancia de dos años en el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, Neiker, en 2006 se trasladó a México, donde se implicó de lleno en el mundo de la docencia como profesor de Biotecnología en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Allí continuó su trabajo científico y docente, dirigiendo diversos proyectos de investigación y colaborando con universidades de Chile, Colombia, China, Portugal o España. Durante estos años ha recibido numerosos premios de la UAM por su labor pedagógica y sus aportaciones científicas, así como el reconocimiento por parte de alumnos y compañeros por su cordialidad, transmisión de conocimientos y respeto hacia todos.
Su gran curiosidad, excelencia y rigor científico le llevó a publicar docenas de artículos en revistas especializadas y a participar en diversos congresos internacionales a lo largo de su carrera profesional, muchos de ellos reseñados aquí. Asimismo, ha sido partícipe de comités científicos y comités de programas académicos de postgrados.
Ese mismo afán de descubrir nuevos horizontes lo aplicó en otras facetas de su vida. Viajero de vocación, visitó numerosos países donde se empapaba de su historia, admiraba sus maravillas arquitectónicas y naturales, y disfrutaba de su gastronomía.Y no dudaba en compartirlo a la vuelta con sus amigos; cenas con viandas exóticas del país en cuestión, amenizadas con anécdotas, y como no, el habitual reportaje fotográfico que te llevaba de viaje sin moverte del sitio.
Y es que era precisamente su gran afición a la fotografía la que le hacía cambiar la bata por la bota y perseguir las mejores instantáneas de detalles que iban de insectos a plantas, con la emoción de un amante de la naturaleza. Junto con la fotografía, la lectura fue otra de sus grandes pasiones: historia del arte, economía, evolución social, filosofía y, en los últimos años, hasta la física de partículas. Era una persona ávida de conocimientos y, como buen docente, transmitía el entusiasmo por descubrir cosas nuevas y entender lo que ocurre a nuestro alrededor.
Su pérdida, en su querido León natal el pasado 9 de enero, ha sido muy sentida en buena parte de la comunidad universitaria latina