Una madre 10

Familia Roa Prieto al completo.

Marta Cuervo

María Jesús siempre soñó con una familia pero, lo de grande, vino después. Nunca había pensado en un número determinado y, ahora, es madre de diez hijos: Fernando, Isabel, Pablo, Carmen, Francisco, Manuel, Miguel, Teresa, Luís y Ana.

María Jesús asegura que tener 10 hijos no le parece mucho porque está acostumbrada, pero cada uno en particular es un mundo. “Supongo que si los hubiera tenido de golpe o de tres en tres me parecía muchísimo. Ahora lo que me parece es que no hay nadie cuando hay solo dos, por ejemplo”.

El secreto de que el día a día funcione son los hábitos y los horarios “que hacen todo muy fácil”. Por las mañanas hay dos turnos para levantarse, para que no haya atasco en el baño ni en la cocina a la hora del desayuno.

“Luís y yo nos levantamos antes y vamos comprobando que todos se despiertan y desayunan”, asegura. “Los chicos de la ESO van solos, y a los pequeños y a los de Bachiller, que estudian fuera a 4 Kilómetros de la ciudad, les acompaña mi marido, mientras yo voy a mi trabajo”, continúa Maria Jesús.

Y, es que hoy, María Jesús tiene dos fiestas que celebrar: el ser 'una madre 10', y además trabajadora. ¿Es difícil llevar una familia con tantos niños y trabajar también fuera de casa? “Lo que es muy difícil es aguantar en casa todo el día”, bromea. Trabaja en el Registro de León desde hace 30 años y se siente muy agradecida de sus compañeros.

“Para mí supone un lujo poder trabajar fuera de casa y con un horario que, en cierta medida, adapto a mis necesidades”. “Mi trabajo me libera de la tensión que puedo tener en casa, y el volver a casa hace que me desconecte de los problemas del trabajo”.

Una familia numerosa se organiza igual que cualquier otra familia, sólo que somos más

El principal valor de la familia Roa Prieto es “la responsabilidad de cada uno”. “En casa se fomenta porque es imprescindible”, asegura la madre. La más pequeña de todos, Ana de 9 años, ya se organiza sola. “Yo la despierto y ella se prepara el desayuno y todo lo demás”. Otras de las virtudes que se respiran en el hogar son la laboriosidad, la generosidad y el amor a la familia. “Somos católicos y por ello inculcamos a nuestros hijos valores cristianos: el amor, el perdón y el saber dar gracias”.

María Jesús asegura que el ser muchos es algo positivo. “Cada chico o chica tiene sus problemas y preocupaciones, pero el apoyo de los demás es muy importante: el ser una familia numerosa más que perjudicar ha ayudado” asevera.

La familia durante uno de sus viajes.

Los momentos más felices... “los viajes que hemos hecho juntos”, sonríe amable Maria Jesús. Según la madre, el hábito es muy bueno para el día a día, “pero tiene el inconveniente de que cada uno va a su obligación y no se disfruta con los demás”.

Por ello cada año organizan unas vacaciones todos juntos a la playa, 4 o 5 días. “Noto como se lo pasan muy bien juntos y se conocen en otro ambiente”. A finales de Julio, suelen alojarse en un hotel en Cádiz: “antes siempre buscábamos que tuviese actividades para los niños, pero nos dimos cuenta de que nunca iban y se quedaban jugando entre ellos, porque existe armonía, y están adaptados unos a otros”.

En vacaciones la familia se instala en una urbanización a las afueras de la capital, pero todo sigue funcionando. “Nos organizamos, vamos a trabajar y los chicos hacen deporte, y van a la piscina. Una familia numerosa se organiza igual que cualquier otra familia sólo que somos más”.

Los hábitos y los horarios hacen todo muy fácil

“En casa hay mucho sentido del humor, es muy peculiar, con muchos juegos de palabras, nos lo pasamos muy bien juntos” comenta la madre. Además, asegura que, a pesar de ser muchos en la familia, nunca se les olvida un cumpleaños, y hay mucha gente para recordarlo. “Hacemos una tarta de chocolate se pone la cuelga, y los hermanos se juntan entre todos para hacer un regalo al festejado”.

María Jesús, también es abuela, y afirma que el tópico de mimar a los nietos “es una realidad”. “Mi marido a veces recuerda: si llego a saber que ser abuelo es esto, soy directamente abuelo”, sonríe. “Me lo paso muy bien con mi nieta, ya no soy tan exigente. Ahora no me parecen tan imprescindibles cosas que antes sí”. María Jesús explica que, siendo abuelo se tiene mucha más paciencia, y se relativiza todo más. “Mi hija vive en casa y le tengo que ayudar a educarla, si no seria mucho más condescendiente con la niña”.

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