Buceo adaptado de la mano de la Guardia Civil

ICAL Usuarios del CRE de San Andrés del Rabanedo (León) participan en una jornada de buceo adaptado en las piscinas municipales de la localidad leonesa de Trobajo del Camino, bajo la instrucción de miembros del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas del Cuerpo de la Guardia Civil procedentes de Valladolid.

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Siete usuarios del CRE de San Andrés del Rabanedo participaron hoy, lunes, en una jornada de buceo adaptado en las piscinas municipales de la localidad leonesa de Trobajo del Camino, bajo la instrucción de miembros del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas del Cuerpo de la Guardia Civil procedentes de Valladolid.

El Centro de Referencia Estatal (CRE) para la Atención de Personas con Grave Discapacidad y para la Promoción de la Autonomía Personal y Atención a la Dependencia de San Andrés lleva desde el año 2008 organizando este tipo de iniciativas, que tiene beneficios físicos, psicológicos y sociales para las personas con discapacidad. Además, en la actividad colaboraron la directora de Deporte del CRE de San Andrés, María Ribiera, una alumna en prácticas de INEF de León y un voluntario del Centro de Inserción Laboral.

De los siete usuarios con discapacidad física participantes, dos de ellos ya han probado esta práctica, pero para los otros cinco ha supuesto un reto personal muy importante al ser su 'bautizo de buceo'. Hasta las instalaciones deportivas también se acercó la directora del CRE de San Andrés, María Teresa Gutiérrez, para quien estos programas son esenciales en la búsqueda de la mejor calidad de vida de los usuarios del centro.

Entre los beneficios del buceo adaptado se encuentran los psicológicos, los sociales y los físicos. La práctica continuada produce, a nivel físico, resultados satisfactorios en movilidad articular, muscular, circulatorio y cardio-respiratorio. Desde el punto de vista psicológico, el buceo permite, por la sensación de ingravidez, libertad de movimiento en personas que habitualmente se desplazan en silla de ruedas, con la consiguiente mejora de autoestima. Y, finalmente, desde el lado de los beneficios sociales se apuntan, entre otros aspectos, la superación de barreras al hacer un ejercicio en igual de condiciones que una persona sin discapacidad y el sentimiento de equidad y de reconocimiento por parte de los demás.

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