Aprendiz de mago en León

Víctor Mago

Marta Cuervo

Víctor -@victor_daiz metió la pata con las notas, y como represalia por su descuido con los estudios, fue castigado sin salir. “Lo único que tenía para entretenerme a mano en casa era una baraja de cartas”, explica el joven de 17 años. Y así, de esta 'pena en cautiverio' nació una grande pasión, hace algo más de dos años. “Empecé a recordar unos trucos que me enseñó un amigo, hacía unos cuatro años. Comencé a practicarlos, me gustó, y seguí buscando en Internet para aprender más. Con el tiempo también empecé a leer libros de magia, y cuando llevaba seis meses, me apunté a la Academia de Magia de León, de Jorge Prieto y Olga Maslovska, mis maestros desde entonces”, añade quien todavía se considera un aprendiz de mago. “Como mis maestros dicen, lo sigues siendo toda la vida porque siempre hay algo nuevo que puedes aprender”.

A pesar de su juventud, su afán de superación es muy grande, y Víctor habla con soltura de este arte, mencionando las proezas de los más honorables, como René Lavand. “Es algo muy curioso. Todos los magos empiezan en magia porque ven a algún mago que les asombra. En mi caso fue al contrario: me interesé por la magia como tal y, una vez dentro, mi curiosidad me llevó a conocer a otros magos”, confiesa el chico, que admira mucho a Juan Tamariz. “Me encanta su estilo, la energía que transmite al público, su magia, y de hecho en muchas ocasiones he intentado parecerme a él. El tío es único. Quizás coincidamos en algún congreso de magia”, reflexiona esperanzado.

La conexión con su público, el secreto de todo buen mago

Víctor, de momento, practica magia de cerca, un estilo más íntimo que le resulta más fácil de practicar que la de escenario. “En la maga de cerca hay trucos con monedas, con cartas, con bolitas de esponja... Yo hago cartas, porque con poco, con una sola baraja, puedes hacer muchísimo”.

Cada mago tiene su estilo, pero todos tienen que saber emocionar al público

Sin discusión posible, el joven aprendiz asegura que ciertamente existe la magia, “porque la magia llega en el punto en el que te asombras tanto que dejas de querer saber cómo se hace”. Cuando eso ocurre, Víctor se siente satisfecho: “He conseguido hacer que vean la magia, que les parezca sin más bonito, porque la magia no deja de ser una manera de arte”.

El estudiante de segundo de Bachillerato en el IES Lancia, tiene muy claro que debe de existir una característica principal en todo buen mago y es la capacidad de poder emocionar al público. Aunque recuerda que no sólo hay un estilo para conectar con el público, y cada mago tiene el suyo. “Lavand era un tío muy elegante, muy serio y hacía magia muy poética, siempre contaba una historia. Tamariz es un esperpento, muy energético, alegra mucho a la gente que se lo pasa muy bien con él”.

Una sucursal del Colegio Hogwarts en León, o el misterioso club de magos de la ciudad

En la Academia de Magia, Víctor aprende mucho más que trucos con cartas, y dirige sus pasos a un arte más profesional ensayando magia de escenario, con cuerdas, y otros números más tradicionales como hacer aparecer palomas. Pero además, como si de una sucursal secreta del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería de los famosos libros de Harry Potter se tratase, un club de magia se reúne todos los viernes. “Al club de magos acuden magos adultos, que se dedican profesionalmente a la magia o por afición. Nos aportamos cosas los unos a los otros”, explica Víctor, que también reconoce que se trata de una cita semanal a puerta cerrada. “Es sólo para magos, porque revelamos magia y nos enseñamos magia los unos a los otros. Pero tampoco está abierto a cualquier mago, sino a partir de un cierto nivel”, aclara.

Las primeras actuaciones de Víctor

Víctor comenta que resulta muy gratificante crear sus propios trucos, porque se alimenta el ego del mago, pero también es una tarea muy complicada. “Es muy difícil crear cuando todavía no sabes todo lo que existe. Me ha pasado 'inventar' un movimiento y después darme cuenta de que ya existía hacía 15 años. Pero todos los magos tenemos cierta creatividad”, argumenta el estudiante, a quién le gustaría comenzar Arte Dramático el próximo curso. “Para que se cree la magia y no se vea el truco, un mago antes tiene que ser actor. Si tú te lo crees, puedes hacer que el resto se lo crea; si estás seguro de ti mismo y crees que lo que vas a hacer va a salir bien, el resto también lo cree”.

Hasta hace muy poco, Víctor solo había actuado con magia de cerca, donde se siente muy cómodo. “Algunas tardes voy con un amigo que también hace magia por León, haciendo trucos a la gente. Nos acercamos a desconocidos, les hacemos magia y nos despedimos con un saludo. No pedimos propinas, lo hacemos por amor al arte”.

Pero hace algunas semanas debutó por primera vez en el escenario de Espacio Vías, para unas 200 personas. “Los momentos previos estaba muy nervioso, pero una vez en el escenario conecté con el público y traté de demostrar profesionalidad. Ponerse nervioso es bueno porque evita que falles, aunque nunca he tenido demasiados problemas con los nervios”, declara.

Y después de sorprendernos con algunos de sus trucos, de forma improvisada, y a los que cualquiera defendería realizados 'sin trampa ni cartón', Víctor no quiere despedirse sin reconocer el apoyo de un gran amigo, el Mago Cess -@magocess-, “gracias a él he aprendido tanto, me ha ayudado mucho”. Parece ser que un buen mago, además de saber conectar con el público, también lo hace de corazón con los de su misma condición.

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