40 años de feminismo a través de los ojos de la asociación leonesa Flora Tristán

Reportaje 40 años de la asociación leonesa Flora Tristán

Alba Mañanes

El feminismo está arraigado en nuestro día a día, a través de nuestras acciones, nuestros actos, lo que vemos en televisión o leemos en los periódicos, pero, ¿Realmente sabemos lo que es el feminismo? Aprovechando el 40 cumpleaños de la Asociación Feminista Leonesa Flora Tristán hemos analizado con cinco de sus socias, Marta, Susi, Eugenia, Teresa y María Victoria la evolución de este movimiento, los logros conseguidos, pero también las cosas que quedan por conquistar, que, aseguran, son muchas, para poder llegar a algo tan simple en el papel, pero tan complicado de facto, como es la plena igualdad.

El cambio del papel de la mujer en la sociedad, en todos los aspectos, desde el familiar al laboral, ha sido enorme en estos últimos 40 años, todas coinciden, incluso las más veteranas recuerdan como, incluso, acudir a los primeros encuentros entre las socias era muy peligro porque era ilegal, estaba prohibido el derecho de reunión, eso sin contar el rechazo expreso de la sociedad a este tipo de movimientos y conductas. No hay que olvidar que el año de la constitución de la asociación, 1975, es el año de la muerte de Francisco Franco y en España aún estaba vigente, aunque dando sus últimos coletazos, el régimen totalitario del dictador.

En este contexto social español, la ONU proclamó el año 1975 como 'Año internacional de la mujer' ante la generalizada opresión y violencia que en todo el mundo soportaban las mujeres y por la preocupación por las consecuencias que podría tener la marginación de más de la mitad de la población mundial para la democracia o el progreso social, así como para el respeto de los derechos humanos.

María Victoria, una de las más veteranas y que participó en esos primeros días de la asociación, explica que “hoy la gente joven, mujeres jóvenes, e incluso hombres, piensan que no hay que luchar tanto, porque ya está todo hecho, pero la verdad es que hubo que luchar mucho para conseguir todo lo que ahora disfrutamos”. Recuerda que en el año 1975, aún vivo el dictador, las reuniones de la asociación “eran de verdad peligrosas” y eran posibles gracias a una compañera, que era a su vez profesora, que cedía la clase de francés para hacerlas posibles. “Teníamos que fingir y engañar que estábamos en clase porque la Policía podía llegar”, asegura.

Los problemas no acababan ahí porque el momento de llegar a casa suponía otro punto de conflicto. “Cuando llegabas a casa, si había un marido, o sino la familia, los hermanos, te decían que dónde vas, que cómo eres así, o que qué es lo que haces”. Todo únicamente por simpatizar o pertenecer a la corriente feminista, que había llegado a España unos años antes como la heredera de la lucha por los derechos de las mujeres que se inició en Francia durante la revolución.

Todo eso ha cambiado hoy y se ha avanzado muchísimo, pero para María Victoria “se tendría que haber avanzado muchísimo más” porque las libertades que se han conseguido han sido muchas, sin embargo las costumbres no se han logrado cambiar, no se ha avanzado en este aspecto.

Una de las socias más jóvenes es Marta, que comparte opinión con su compañera. “Se han conseguido muchas cosas, la sociedad ha avanzado mucho. Todos y todas caminamos hoy hacia una igualdad, cuesta, pero tenemos que confiar que es una posibilidad”, explica. Una meta a la que quieren llegar, pero no quieren hacerlo solas, sino con el apoyo de toda la sociedad. “Las mujeres no necesitamos costumbres, necesitamos justicia. No somos un colectivo, somos más del 50% de la sociedad, y la sociedad no puede avanzar sin esa parte tan importante de la misma. No se trata de ser siervas, ni sumisas, ni nada, sólo de ser iguales”, recalca.

Con los mismos derechos, al menos sobre el papel, desde la asociación se preguntan por qué si hay muchísimas más mujeres en las universidades, después hay muchísimas menos en los puestos de poder, y por qué si ambos sexos acceden al mercado laboral en igualdad de condiciones los contratos de ellas son más precarios y existe el denominado 'techo de cristal'. Esto ocurre, en opinión de Marta, porque la sociedad es patriarcal y todo lo impregna el machismo. “Tenemos sobre el papel todos los derechos, pero no en la práctica”.

Por eso el feminismo aún está muy vivo porque hay que cambiar. Según Marta, el camino es “la protesta, ir a la estructura y cambiar las mentalidades”, pero también cambiar la legislación porque “las leyes son muy importantes, cambian mentalidades”. Un cambio en la legislación que no suponga la incentivación fiscal de contratar a una mujer por el mero hecho de serlo, como se ha hecho hasta ahora, sino que la estructura legal les permita a ellas trabajar en igualdad de condiciones y, también, un cambio social que permita, de verdad, conciliar vida personal y laboral. “No necesitamos estar un escalón más alto, sólo estar al mismo nivel, que si yo dedico seis horas al cuidado de mis hijos, mi compañero dedique lo mismo, eso sería la gran revolución”, añade.

A este respecto, Teresa cree que sería necesario que se igualara el permiso de maternidad y de paternidad para evitar la desigualdad de acceder al mercado laboral. “Esta ley favorece la desigualdad, ¿Por qué a él le dan dos semanas y a ella 16?”, se pregunta, y también afirma que se trata del “único derecho transferible” porque la madre puede ceder parte de su baja maternal a su compañero o decidir no hacerlo.

Para Marta el permiso de maternidad y paternidad debería igual, de la misma duración, e intransferible.“Parece que tu trabajo es menos importante, que te puedes quedar sin problema en casa seis meses. Tiene que ser igual para los dos, así no habría ninguna diferencia en contratar un hombre o una mujer, lo otro es relegar a los cuidados a las mujeres”.

En cuanto a cambios legislativos, aunque este caso no para dar más derechos, sino para recortarlos, recuerdan la polémica reforma legislativa propuesta por el ministro Gallardón, pero después no llevada a la práctica como consecuencia, en parte, de la gran oposición en la calle. “El aborto es el claro ejemplo de como las conquistas de las mujeres son reversibles”. “Esa ley supondría volver a la ley 85, un desastre, tener que salir de España a abortar”, indican.

Aunque no llegó a aprobarse esa legislación, a excepción del supuesto que afecta a las menores y a su potestad para decidir, Susi recuerda que se sigue manteniendo la objeción de conciencia con respecto al aborto, algo que “no pasa con ningún otro derecho”. “¿Por qué este derecho es más vulnerable que otro?, es inadmisible”. “Imagínate un país donde te obligases a no ser madre, pues ahora imagínate donde te obliguen a serlo”, añade Marta. Algo que hace también que las mujeres se sientan culpables, censuran.

La crisis económica ha supuesto también un claro retroceso en los derechos de las mujeres, los datos del desempleo confirman que uno de los colectivos más afectados, junto a los jóvenes y a los mayores de 50 años, es el de las mujeres, que han sido en gran parte expulsadas del mercado laboral y, las que sí logran encontrar empleo, condenadas en muchos casos a contratos temporales, parciales y precarios.

“La crisis ha servido para que perdamos derechos, cada vez más”, según Susi que recuerda que siempre son los más vulnerables los que peor salen parados de las situaciones de crisis generalizadas. “Somos quien se ha quedado sin empleo, quien gana menos y quien, como gana menos, ha tenido que volver a casa”, explica.

En relación a los nuevos movimientos feministas surgidos en los últimos años, el más llamativo de todos ellos, Femem, desde la asociación leonesa Flora Tristán consideran que son “respetables” y una nueva corriente que no ven sea “diferente”. “Tienen nuevos métodos, cambian según los tiempos”, dice Teresa.

Eugenia agrega que las acciones que lleva a cabo este colectivo, que se caracteriza por mostrar sus pechos a modo de protesta, “no son exhibicionismo, es una forma muy importante de llamar la atención, muy relacionada con los espectáculos”. Además, recalca que esta agrupación “tiene una base teórica muy importante”.

Marta recuerda que la protesta protagonizada por Femen en el Congreso de los Diputados con motivo de la Ley del Aborto fue “espectacular”. “Mueven a la gente y crean debate, es genial, mucho más ellas en un día que nosotras en 40 años”. A este respecto, recuerda que el cuerpo de una mujer desnuda siempre se usa para el porno, para la publicidad, o para vender, siempre de forma sexual, por eso cuando se usa como “arma de revolución” genera tanta controversia y rechazo.

Una utilización del cuerpo desnudo de la mujer que se ve reflejada, incluso, en el arte ya que sólo el 5% de las obras de los museos son de mujeres, pero más de 70% de lo que allí se expone son de desnudos de mujeres, precisa Susi, que bromea que “sólo se entra a un museo siendo mujer si estás desnuda”.

Sobre los nuevos modelos de masculinidad que chocan con la tradicional identidad de los hombres, muy masculinos, desde la asociación creen que ahora “es el momento de hablar de personas ya, y dejar de masculinidades y feminidades. Todos somos personas, con las mismas necesidades y hay que satisfacerlas”, asegura Marta.

Además, afirma que hay que “empezar a dejar de separar todo por géneros” para “conseguir una sociedad más libre en la que las personas no estén sometidas a roles”. Algo que es complicado, reconoce, porque todo el entorno está cada vez más sexualizado y, en especial, las imágenes que llegan desde los medios de comunicación y afectan de forma muy significativa a los jóvenes.

Aunque no es algo generalizado, algunos sectores de la sociedad se muestran muy contrarios al feminismo, e incluso se refieren a las mujeres que pertenecen a estos colectivos con términos despectivos como 'feminazis' o 'hembristas'. Unas críticas que achacan al desconocimiento. “Hay mucha desinformación e ignorancia en torno al feminismo, porque no conocen el verdadero significado de feminismo y, tampoco se acercan a preguntar”, aseguran.

“Hay mucha gente que ha oído campanas y no sabe dónde, hasta en los rincones más recónditos se habla de feminismo y, por eso, la gente tiene que tomar postura, pero sin querer saber más”, se lamenta Teresa. Para Marta, todos deberían ser feministas, hombres y mujeres, buscar la igualdad de todas las personas. “El feminismo no tiene ninguna víctima en su militancia, sólo busca la igualdad”, e incluso ha conseguido conquistar muchos derechos, que también benefician a los varones, como es el caso de la pensión de viudedad.

Durante 40 años, la Asociación Feminista Leonesa Flora Tristán ha logrado permanecer viva, de forma ininterrumpida, con todo el esfuerzo y sacrificio que eso supone. En estos momentos, cuenta con más de una treintena de socias, pero al menos medio millar de personas han pasado por sus instalaciones, que han ido cambiando de ubicación por distintos motivos, para acabar en el edificio de la avenida Padre Isla, número 57, donde se reúnen todos los martes de 19.30 a 21.30 horas. Reuniones en las que se debaten temas de actualidad relacionados con el feminismo y a las que están invitados todos los leoneses.

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