Las espichas: un problema que lleva años larvándose

espicha económicas 15

A. Vega/D. Fidalgo

Las fiestas universitarias del campus de Vegazana de León siempre fueron fiestas para los estudiantes de las facultades, y de sus amigos del campus, en las últimas décadas del siglo XX. Desde los años 90 la mayor parte de las fiestas universitarias se desarrollaban en el interior de las diversas facultades del campus universitario e incluían un amplio repertorio de actividades culturales, lúdicas e incluso conciertos. Las comisiones de fiestas se creaban con el fin de que los estudiantes de los últimos cursos de las carreras pudieran sacar fondos para pagarse un viaje con el que resarcirse de sus años de duro estudio en la facultad. Estas comisiones se creaban por los estudiantes y contaban con las bendiciones de los decanatos, que las ayudaban en la organización de los festejos y podían tener una barra en la que vender bebidas y otros productos. Eso sí, bajo la condición de colaborar en la limpieza de las instalaciones universitarias utilizadas.

Corría el año 2002 cuando un hecho marcó definitivamente la transformación de las fiestas universitarias hacia los macrobotellones. Durante las fiestas del año 2001 en la facultad de Biológicas se habían desarrollado una serie de incidentes que acabaron con la rotura de cristales y mobiliario de la facultad. Ante esa tesitura, el decano de la facultad de Biológicas, por aquel entonces José Carlos Pena, permitió y colaboró para que se estableciera una carpa en el exterior de facultad, situada en uno de los callejones en el entorno del edificio de servicios y de la facultad de Veterinaria, para celebrar allí la fiesta universitaria. Una celebración que entonces mantuvo el espíritu festivo similar a cuando se celebraba dentro de la factultad y fue un éxito, y la medida fue observada con buenos ojos tanto por el rectorado de la época, con Ángel Penas, como por el resto de decanos, ya que les posibilitaba ahorrarse el uso del centro como lugar festivo.

El origen de los macrobotellones universitarios comienza al sacar las fiestas universitarias de las facultades

Este hecho abrió la veda y algunos decanos, de acuerdo con sus comisiones de fiestas, solicitaran realizar las fiestas en una carpa. Esto satisfacía a todas las partes: los decanos no veían peligrar su facultad y las comisiones de fiestas podían prolongar la fiesta y buscar una mayor recaudación y beneficio. Por aquellos años (2002-2003), las fiestas que más alumnos congregaban eran las de Educación, junto con la de incicio de curso de los novatos de Inef, y la tradicional espicha de Agrícolas. Hubo un año que incluso se utilizó el frontón de la Universidad de León para albergar estas fiestas universitarias, pero las condiciones lamentables en las que quedaban las instalaciones obligaron a los responsables universitarios a prohibir la celebración de las fiestas en el interior de cualquier edificio universitario. El último de los grandes eventos que se recuerdan en el interior de un edificio fue un concierto de Coti organizado por la Radio Universitaria en una jornada de puertas abiertas de la ULE en el 2004 que congregó a más de 10.000 personas en el interior y en los alrededores de la facultad de Económicas, al coincidir también con la celebración de las patronales de la entonces mayor facultad del campus de Vegazana. Con la celebración de las fiestas en carpas situadas en las zonas ajardinadas o en el parking del campus se fueron incorporando grupos de estudiantes universitarios, y no universitarios, que se concentraban en los alrededores de las mismas con su propia bebida para disfrutar del ambiente festivo. Así cuando corrían los años cada vez más personas aprovechaban para hacer “botellón” en el campus aprovechando cualquier fiesta universitaria hasta acumular miles de personas en muchas celebraciones.

El rector de entonces, Ángel Penas, en un primero momento se mostró satisfecho por evitar que se ensuciaran y se destrozara el mobiliario universitario, pero con el paso del tiempo y la modificación de la tipología de fiestas universitarias que se acabaron realizando, su opinión al respecto fue cambiando. A medida que las fiestas universitarias fueron adquiriendo más entidad, al congregar a un mayor número de alumnos y de jóvenes leoneses, el asunto fue tratado en diversas ocasiones en el Consejo de Gobierno de la Universidad de León. Desde la dirección universitaria se advertía que la Universidad de León no podía prohibir la celebración de los eventos, ya que la institución universitaria solo tiene potestad en el interior de los edificios, mientras que los viales, jardines y resto del campus universitario son dependientes del Ayuntamiento de León, según un antiguo acuerdo entre ambas instituciones.

En algunas ocasiones han tenido que cerrar facultades por los problemas ocasionados por la gente ebria

Sobre el asunto se creó una comisión para mediar desde la Universidad de León con Mario Amilivia, alcalde de León por aquel entonces, para acotar de alguna manera, las fiestas universitarias que cada vez tenían una mayor dimensión. Pero la pelota estaba en el tejado de ambas instituciones, universitaria y municipal. Ninguna de las instituciones lograba consensuar un método o fórmula para controlar la situación.

El paso de los años provocó un efecto llamada cada vez más importante, las fiestas estaban destinadas más a todos los jóvenes leoneses y menos a los universitarios, de esta forma la fiesta derivó más hacia los botellones que a las fiestas universitarias. Hubo algunos intentos y amenazas para acabar con los botellones, pero nunca se llevaron a efecto. En algunas fiestas se llegaron a cerrar la mitad de las facultades del campus por los problemas ocasionados por la cantidad de gente ebria en el mismo. Con el tiempo se obligó a establecer una serie de condiciones para poder celebrar las fiestas universitarias como un vallado del recinto, un control de seguridad privada, etc. Pero eso supuso que gran parte de los jóvenes se queden fuera del recinto de las fiestas universitarias y las comisiones de fiesta vean reducidos sus beneficios. Actualmente, los beneficios de las comisiones son mínimos en comparación con tiempos pasados.

Ahora mismo, los botellones y las espichas universitarias se han convertido en un problema de orden público como consecuencia de los costes de limpieza y de reposición de mobiliario urbano destruidos. La crisis afecta al Ayuntamiento de León que no está dispuesto a poner más dinero en recoger los restos inorgánicos y a veces orgánicos de los jóvenes leoneses y ha pedido a la Universidad que lo regule. Pero la ULE no tiene competencias en los viales y jardines de su campus y menos en materia de seguridad. Tras el estado del campus en el último macrobotellón parece que tanto Ayuntamiento de León como Universidad son conscientes de que es necesario reformular las fiestas para que no ocasionen problemas y la búsqueda de soluciones no es fácil aunque quizás mirando otros ejemplos como Granada puedan encontrar una solución que satisfaga a todas las partes: estudiantes, universidad y ayuntamiento.

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