Castilla y León, por encima de la media española en la contribución de las universidades al desarrollo

Francesc Solé, Juan Casado y Martí Parellada, durante la presentación del Informe CYD. FOTO: Fuescyl

Cristina. G. Pedraz/DICYT

La Fundación Conocimiento y Desarrollo (Fundación CYD) y la Fundación Universidades y Enseñanzas Superiores de Castilla y León (Fuescyl) han presentado hoy en la sede de la Consejería de Educación el Informe CYD 2012, un documento que analiza en profundidad la situación del sistema universitario español. Al acto han asistido, entre otras autoridades, el vicepresidente de la Fundación CYD, Francesc Solé Parellada; el coordinador general del Informe CYD, Martí Parellada, y el secretario general de la Consejería de Educación y director de la Fuescyl, Juan Casado Canales, quien ha destacado que se trata del quinto año que se presenta el Informe CYD en Castilla y León, así como la importancia de este estudio anual sobre la contribución de las universidades españolas al desarrollo económico y social.

Por su parte, Francesc Solé ha subrayado que las universidades españolas, que suman un millón y medio de alumnos y 120.000 profesores, “se mueven en la creación y difusión del conocimiento, en la formación de capital humano y en la trasferencia de tecnología”. “Si el país quiere salir de la crisis debe echar mano de la formación y el conocimiento”, ha insistido.

El coordinador general del Informe CYD, Martí Parellada, ha detallado los principales resultados del estudio correspondiente a 2012 y ha señalado que hay un conjunto de datos que indican “cómo la crisis está afectando a las universidades”. En este sentido, ha citado los datos presupuestarios e indicadores como la contratación con empresas o los ingresos por patentes, “indicadores que hasta ahora vivían un incremento constante y que en este último Informe han disminuido”.

No obstante, ha señalado que también se puede realizar una lectura “positiva” del último Informe dada la situación “excepcional” que se está viviendo en los últimos años con motivo de la crisis. “En los últimos 3 o 4 años las universidades han realizado un esfuerzo por mantener los servicios ofertados y para ello han incrementado su eficiencia”, ha indicado.

En lo referente al panorama autonómico, Parellada ha avanzado que los datos relativos a Castilla y León son, en general, “mejores que los de la media nacional”. Por ejemplo, ha citado como indicadores la relación entre graduados y matriculados en las universidades de la comunidad y la eficiencia de recursos que muestran los datos presupuestarios.

Luces y sombras de la actividad de las universidades

Como conclusiones a nivel general, el informe señala dos retos para las universidades: cómo hacer frente a la crisis y cómo avanzar en la reforma del sistema universitario español. En cuanto a las luces y sobras de la actividad de las universidades, como luces el estudio apunta al aumento ininterrumpido de las publicaciones científicas y el “despegue” de la transferencia. Sobre la producción científica con respecto al total mundial, España ha pasado del 2'28 por ciento en el año 2000 al 3'04 por ciento en 2011, lo que supone un crecimiento promedio superior al 33'5 por ciento y ocupar el décimo puesto en el conjunto de países OCDE.

A nivel europeo, España ha experimentado un crecimiento cercano al 47 por ciento y en 2011 representa el 11'06 por ciento del total continental. En términos absolutos, España ha incrementado su producción científica visible internacionalmente más de un 155 por ciento, creciendo por encima de la media europea y mundial (un 74 y un 91 por ciento respectivamente).

Respecto a las sombras, el Informe apunta a una reducida eficiencia, una escasa internacionalización, un mapa de titulaciones mejorable y unas tasas de rendimiento insuficientes. Otra de las conclusiones del trabajo se centra en el impacto de la crisis en la actividad universitaria. Así, transmite un deterioro de las condiciones de inserción laboral, de la investigación y de la transferencia. Aunque en los años 2009 y 2010 ya se observaban signos evidentes de desaceleración, es en 2011 cuando se manifiesta con rotundidad el cambio en la tendencia del crecimiento sostenido que se había producido hasta entonces del gasto de I+D en relación con el PIB así como del gasto en el personal investigador.

La financiación privada de la investigación universitaria ha continuado reduciendo su volumen en el año 2011 respecto al año anterior y acumulando así una tendencia decreciente iniciada en 2008. Por ejemplo, el volumen de recursos de I+D+i captados por las OTRI (Oficinas de Transferencia de Resultados de la Investigación) de las universidades españolas se han reducido el 11 por ciento, pasando de los 623 millones de euros en 2010 a 556 en 2011.

A modo de conclusión, el Informe CYD 2012 recuerda la importancia de la universidad “para avanzar hacia un modelo de crecimiento de la economía española más competitivo”. Además, califica de “imprescindible” el revertir “las reducciones presupuestarias que se están produciendo y garantizar un escenario de crecimiento sostenido, estable y lo más predecible posible, de los recursos públicos puestos a disposición de las universidades”.

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