El lince ibérico posee un metabolismo híbrido de carnívoro y herbívoro

Agencia DiCyt

Un estudio internacional liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha analizado las secuencias genéticas procedentes de bacterias de muestras de heces de lince ibérico (Lynx pardinus) y las han comparado con las de otros animales. La investigación revela que el potencial genético de la microbiota intestinal de este felino, un carnívoro cuya dieta se compone casi en exclusiva de conejo de monte, le permite alimentarse de manera eficiente de otras fuentes de alimento además de la carne, como los restos vegetales que se hallen en el interior de sus presas. Los resultados han sido publicados en la revista PLoS ONE.

Según el investigador del CSIC Manuel Ferrer, del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica, este trabajo “evidencia el carácter único de las comunidades microbianas que pueblan el intestino del lince ibérico en comparación con otros carnívoros y abre nuevas expectativas en los programas de alimentación en cautividad y de reintroducción”. Con una población de poco más de 300 ejemplares, el lince ibérico está considerado como el felino más amenazado del mundo.

Aunque, en comparación con otros animales, los resultados del análisis señalan una alta similitud de microorganismos en las heces, el 6% de los grupos taxonómicos identificados se corresponden con bacterias del género Anaeroplasma, patógenos hasta ahora sólo detectados en rumiantes. Por ello, los investigadores creen que existe una transmisión directa de bacterias, incluidos patógenos, entre presa-depredador.

Bacterias similares pero distinto perfil genético

Los investigadores compararon las secuencias genéticas de la microbiota intestinal del lince ibérico con las de otros animales y vieron que, pese a albergar bacterias similares, los perfiles genéticos son muy diferentes. “A pesar de ser un carnívoro muy especializado, también presenta un perfil alimenticio típico de herbívoros, ya que tiene potencial genético para utilizar como fuente alimenticia tanto carne obtenida de la presa como restos vegetales que ésta contiene. El lince ibérico, por tanto, se comporta de una forma muy diferente de cómo cabría esperar y podemos decir que la capacidad genética intestinal es un híbrido de carnívoro y herbívoro”, comenta el investigador de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía Miguel Ángel Simón.

Esta pauta podría estar promovida por las características ambientales que afectan a esta especie. La escasez de recursos alimenticios podría haber conducido a una rápida adaptación de la microflora intestinal del lince ibérico, que le permite extraer mayor aporte energético de las presas y del material vegetal sin digerir que éstas contienen.

“Las diferencias en los posibles patrones alimenticios de este felino sugieren que este fenómeno debe ser estudiado en otros carnívoros, con un análisis detallado de diferentes especies, origen geográfico, edad o estado de salud. Nuestros resultados abren la vía a nuevas investigaciones sobre las diferencias de la composición bacteriana de las diferentes especies y al estudio de los mecanismos evolutivos de las mismas”, concluye la investigadora del CSIC María Alcaide, del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica.

El estudio es el resultado de diferentes trabajos enmarcados dentro de un proyecto Consolider financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, que tiene como objetivo estudiar la biodiversidad en la Península Ibérica. La investigación también ha contado con la participación de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y de la Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía, así como con la colaboración del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y del proyecto LIFE-Nature “Conservación y Reintroducción del lince ibérico (Lynx pardinus) en Andalucía”.

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