El aumento de encuentros de osos con humanos impulsan en Asturias el plan de marcaje mientras León espera

Más que un animal, el oso pardo se ha convertido en un símbolo de territorios como Asturias o como muchas comarcas de la provincia de León. El plantígrado del Cantábrico estuvo a punto de desparecer, como tantas otras especies, a finales del siglo XX y las actuaciones de protección se saldaron con un éxito notable a comienzos del nuevo milenio.

La otra cara de la moneda de la salvación del oso son los episodios, escasos pero cada vez más frecuentes, de acercamiento de los animales a entornos habitados por humanos, que se han convertido en noticia varias veces este verano en comarcas como Laciana. Se han dado quejas de ataques a ganado, se producen de vez en cuando grabaciones de encuentros con osos y en mayo de contó, por primera vez en muchas década, un caso de ataque a una persona, una mujer de 75 años que resultó herida en la localidad de Sonande, en Cangas del Narcea.

Fruto de esa preocupación son dos preguntas parlamentarias planteadas por el diputado popular asturiano Javier Brea respecto a los planes del Ejecutivo autonómico sobre medidas de control para evitar situaciones de riesgo a la población y el protocolo firmado al respecto con fundaciones conservacionistas y la Universidad de Oviedo.

En su respuesta, el Principado señala que a mediados del pasado mes de julio se autorizó el Programa de Marcaje del Oso Pardo en Asturias para el periodo 2021-2023 y da cuenta de que desde entonces se han llevado a cabo “actuaciones específicas» empezando por «varias zonas del suroccidente asturiano en las que se ha constatado la idoneidad de su aplicación”, según ubvlica Lavozdeasturias.es.

¿En qué consiste este marcaje? Se basa en programas de geolocalización usando tecología vía satélite (la red Iridium) que permite realizar un seguimiento continuo de los ejemplares seleccionados. El dispositivo colocado en el animal emite una señal con su ubicación y también avisa cuando entra en una zona delimitada, a modo de cercado virtual.

Esto favorece una actuación más rápida de los agentes del Medio Natural y una aplicación más eficiente de métodos disuasorios para provocar una respuesta de deshabituación de los osos. Además, el seguimiento activo permitirá obtener información sobre el comportamiento de los animales y verificar la efectividad de las medidas utilizadas.

En el texto con la respuesta de la Consejería de Medio Rural a las cuestiones del diputado popular se indica además que de forma vinculada al programa de marcaje se están llevando a cabo “actuaciones de deshabituación”, es decir “ahuyentación de ejemplares que se aproximan a núcleos de población” con pirotecnia y balas de goma.

El Gobierno destaca también que se cuentan decenas de actuaciones en este sentido “habiéndose intensificado tanto en a frecuencia como en la intensidad de los mismos, siempre bajo el marco legalmente establecido”.

Según marca este protocolo, insiste el Principado, que ya fue aprobado en 2019 y que extiende su marco de actuación más allá de las fronteras asturianas, también a las comunidades de Galicia, Cantabria y Castilla y León.

La mujer atacada el pasado mes de mayo en Sonande recibió lesiones de consideración: de camino por la noche en el entorno de la aldea junto a unos amigos se topó frente al oso y su zarpazo le provocó heridas en la nariz, perdió una muela y se rompió la cadera. La recuperación fue lenta y a comienzos de julio también llegaba su cuestión al parlamento planteando si se consideraría pertinente que la administración la indemnizara.

Urgen medidas en León, de la Junta

En León, la Fundación Oso Pardo insiste en que es la Junta de Castilla y León, en la vertiente leonesa, donde se han sucedido los episodios, la que ostenta la competencia de las medidas que hay que tomar, detalladas en el Protocolo de Intervención con Osos aprobado en 2019 por las comunidades autónomas cantábricas, el Ministerio y el aval de los expertos.

“Sabemos que no hay mala voluntad por su parte, sino obstáculos administrativos para poder materializar esa disuasión con contundencia; pero se debe encontrar la forma de solucionarlos porque están impidiendo la resolución de conflictos y, con la información que se tiene de otras poblaciones de osos del mundo, esto es clave para evitar que vayan a más”, recuerdan.

En el protocolo se especifica que “si los ejemplares reinciden en su comportamiento, deben ser capturados para colocarles un collar con dispositivo GPS que posibilite su seguimiento y la aplicación más contundente y continuada de las medidas de disuasión (disparos con balas de caucho....)”. Ello “debe ser llevado a cabo por equipos bien formados y disponibles las 24 horas del día”, concluyen.