Redacción ILEÓN

Carrizo de la Ribera salió a la calle a pesar del frío para festejar el Sábado Fisolero de su Antruejo declarado Fiesta de Interés Provincial. Su día grande de unos carnavaleras que arrancaron ya el pasado 27 de enero con el Día de Compadres.

Como viene siendo costumbre desde principios de siglo, colocaron El Santo Antruejo en el barrio de la Campaza con su Tetumbo a los pies. Al atardecer por las calles del pueblo, desde las Eras hasta la Plaza Mayor, deambularon personajes ancestrales y aterradores como La Gomia, que roba los sombreros y boinas a los hombres, asusta a los niños y, ¿por qué no?, también a alguna moza recatada.

El sonido inconfundible de las esquilas de los cintos inundó el ambiente para anunciar la llegada de los guirrios. También pudieron verse sus mázcaras con el movimiento y el color de sus abanicos, acompañados por los Toros. Los enciscadores, con sus vestimentas andrajosas, llenaron a los espectadores de ceniza, con la complicidad del Hombre de la Cancilla, la Tarara, gitanos, curas,… Y de repente, cuando nadie se lo espera, apareció El Pellejo. No se rige por ninguna norma, no tiene piedad, no hay ley para él. Infunde temor, te agarra, te tira al suelo, te roba el bolso.

Todo ello amenizado por música tradicional y chocolatada y fiesta de la Cernada para cerrar el día en la Plaza Mayor.

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