Cáritas Diocesana de León incrementó en un 60% las personas atendidas durante la pandemia

Dependencias de Cáritas Diocesana de León.

César Fernández / Miriam Badiola / ICAL

La crisis económica derivada de la sanitaria del coronavirus ya deja su impacto en los más vulnerables. Cáritas Diocesana de León ha visto incrementar durante la pandemia en un 58% el número de personas atendidas hasta alcanzar las 1.864. Se trata principalmente de usuarios que ya en marzo estaban en una situación delicada, pero también de nuevos perfiles de quienes de la noche a la mañana perdieron su empleo.

Cáritas, que este jueves presentó su memoria de 2019, se congratuló de la reciente aprobación este miércoles en el Congreso de los Diputados del Ingreso Mínimo Vital, una prestación que deberá ser “complementaria” a otras similares de carácter territorial. La organización benéfica reconoce “deficiencias” en la tramitación que “deberán ser solventadas con el paso del tiempo” para cumplir su función de ofrecer asistencia a las familias que lo necesiten. “Es una satisfacción grande. No va a ser el único ingreso; hay otros que tienen que ser complementarios”, constató la directora de Cáritas Diocesana de León, Beatriz Gallego.

El perfil de usuarios atendidos desde el comienzo de la pandemia a mediados del pasado mes de marzo se dibuja “en un porcentaje alto” con los que ya eran vulnerables. “Pero también se han sumado lo que se han encontrado sin trabajo. Las personas que están en exclusión moderada, si el trabajo les falla, se encuentran en una situación complicada”, señaló Gallego, para referirse principalmente a la pérdida de empleo en sectores como la hostelería, la venta ambulante o los servicios domésticos.

De hecho, más de 300 de las 1.864 personas atendidas durante la pandemia acudieron por primera vez a Cáritas Diocesana de León, a cuyo programa de Acogida y Atención Primaria así como a las distintas Cáritas Parroquiales se dirigieron más de 1.300 usuarios.

Las propias características de una crisis sanitaria que obligaba al confinamiento y a mantener las distancias ha condicionado la forma de abordar la atención social, que se ha canalizado en buena medida de forma telemática, pero también de manera presencial “Algunas parroquias han estado colaborando con vales y bolsas. Ha habido voluntarios que han acudido a las parroquias y ha habido también atenciones particulares”, apuntó la directora de Cáritas.

Cronificación y agravamiento de las situaciones de exclusión en la conclusión de la memoria de 2019

La pandemia ha obligado a multiplicar los esfuerzos de una entidad que cuenta con recursos procedentes de administraciones públicas, de entidades privadas y también de particulares. “La sociedad, en general, y la leonesa, en particular, es muy generosa. También los que están fuera, que se han volcado con donativos económicos”, agradeció Gallego.

Y es que la situación de partida ya no era favorable atendiendo a los datos de la memoria del pasado 2019. Pese a que el número de personas atendidas bajó en un 8% hasta las 4.526, las intervenciones subieron en un 47% hasta las 47.315, lo que denota “la mayor dureza de la situación de exclusión”, que se ha “cronificado y agravado”, según el análisis de la organización benéfica.

El programa de Acogida y Atención Primaria, tanto desde la sede de Sierra Pambley como desde las Cáritas Parroquiales, que gestiona las necesidades básicas de las personas en aspectos como atención social, alimentación, vivienda, suministros o salud, benefició a 3.315 personas, repartidas en 1.337 hogares, con un total de 12.671 acciones.

En cuanto a la forma de adquirir productos de alimentación, limpieza e higiene, continuó funcionando el Economato, en el que 629 familias se beneficiaron a través de los correspondientes carnets. De igual manera, se reforzó el sistema de vales y se impulsó en varias parroquias el uso de tarjetas bancarias, “un sistema que permite una mayor normalización en la adquisición de productos de primera necesidad” y gracias al que “se ha podido facilitar el acceso a productos de primera necesidad de una forma integral y normalizada también en el tiempo de la pandemia”.

En el programa de Personas Sin Hogar, aumentó en un seis por ciento el número de personas atendidas, un total de 417, y en el de Atención a Toxicomanías el aumento fue del diez por ciento, con 160 personas, lo que para Beatriz Gallego supone “un indicador más del agravamiento de la brecha social y del aumento en la intensidad de la exclusión”.

En cuanto a la Migración y movilidad humana, se llevaron a cabo 1.256 acciones con un total de 604 personas atendidas, 90 de ellas comunitarias y las 514 restantes extracomunitarias. Por su parte, el programa de Casas de Acogida “siguió realizando la gran labor de atención a personas en situaciones de vulnerabilidad grave y proporcionando un espacio de acogida, convivencia y atención sociolaboral previo a la búsqueda de empleo”, con 14 mujeres, ocho niños y tres plazas para hombres.

Respecto al Programa Penitenciario, Cáritas Diocesana León, con 306 personas atendidas y 2.281 acciones, continuó con atenciones individuales y talleres dentro del Centro Penitenciario, la Casa de Acogida de permisos, el programa de paquetería y el programa de Trabajos en Beneficios de la Comunidad, así como con el trabajo con menores infractores de 14 a 17 años.

La atención a la Infancia apoyó la adquisición de material escolar a 57 familias, acogiendo a 68 menores en las ludotecas y ofreciéndoles la oportunidad de disfrutar de diferentes actividades durante el verano. Por su parte, el programa de Acompañamiento a Mayores Caminando Juntos contó con 248 jóvenes y 150 mayores acompañados.

Por otro lado, el Programa de Formación y Empleo contó con la participación de 1.398 personas, de las que 263 se atendieron en el servicio de intermediación laboral y de ellas 127 consiguieron trabajo, lo que supone un porcentaje de inserción del 47 por ciento.

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