“No pedimos lujos ni imposibles”. La alcaldesa de Villagatón, la socialista Carolina López, responde así cuando se le pregunta cómo se concilian los discursos políticos que pregonan la lucha contra la despoblación con el hecho de que su municipio tenga desde hace un par de meses “temporalmente cerrada” la oficina de Correos. “Pedimos que pueda estar abierta todos los días unas horas por la mañana”, añade al citar el esquema habitual hasta este verano, en el que la falta de cobertura de la plaza adscrita a este servicio (con dependencias en la Casa Consistorial, en la localidad de Brañuelas) condena también a ayuntamientos vecinos como Quintana del Castillo y Magaz de Cepeda. “El Ayuntamiento no puede hacer notificaciones. Y hay establecimientos a los que les llega el periódico por la tarde”, ilustra la regidora.
Villagatón ya ha formalizado una queja ante Correos, también una manera de servir de caja resonancia a las formuladas por los ciudadanos debido al trastorno motivado por la situación. La alcaldesa explica que la oficina venía funcionando con regularidad con un régimen de apertura de “una hora o una hora y media al día”, y después el cartero procedía al reparto. “Y así todos podíamos organizarnos”, añade al asegurar que ahora la oficina abre esporádicamente, “a veces uno o dos días a la semana”. “Nunca antes habíamos tenido este problema”, sostiene López, que desvincula este déficit actual del servicio de la cobertura de vacantes temporales por las vacaciones de verano.
La regidora también desliga las carencias actuales de la calidad del trabajo de los profesionales. “Los carteros hacen todo lo que pueden”, constata para reclamar “que se cubra la plaza” para que regrese la normalidad al servicio, algo que confía en que pueda ocurrir ya este próximo mes de octubre. “Y no pedimos tener un servicio 24 horas, sino que la oficina esté abierta unas horas por la mañana, tal y como venía funcionando”, demanda.
El caso es que la queja del Ayuntamiento de Villagatón entronca con el lamento generalizado en el medio rural cada vez que se pierde o se deteriora un servicio público. “Nosotros estamos para que los pueblos tengan servicios, no para perderlos”, proclama su alcaldesa. Y precisa: “Hay que conocer el territorio para poder tomar las decisiones y no basarlas en lo que se pueda ver sobre un mapa”. La regidora alude así a los desplazamientos realizados por los profesionales para cubrir superficies que se cuentan por varias decenas de kilómetros cuadrados. De la oficina de Brañuelas depende, por ejemplo, la entrega del correo a la presa del pantano de Villameca y la localidad de Donillas (ambas de Quintana del Castillo), así como Porqueros y Zacos (Magaz de Cepeda), amén de los pueblos de Villagatón (a excepción de La Silva y Montealegre, adscritos en este caso a Bembibre).
El Ayuntamiento no puede hacer notificaciones. Y hay establecimientos a los que les llega el periódico por la tarde
En un país cada vez más polarizado políticamente, la demanda a Correos de mejores servicios parece resultar transversal en la provincia de León. La alcaldesa socialista de Brañuelas se pronuncia en estos términos a preguntas de ILEÓN después de que el Partido Popular en la Diputación de León denunciase públicamente en fechas recientes el “abandono” de la sociedad estatal a las zonas rurales, algo que achaca en primer lugar a “falta de previsión” por no cubrir las vacaciones de los profesionales hasta dejar a poblaciones sin reparto durante los meses de septiembre y octubre.
Además, los populares afirman que esta situación “se está agravando en los últimos años” hasta provocar que muchos ciudadanos “no reciban” en los plazos adecuados la comunicación de sus correspondientes citas médicas o notificaciones de los juzgados. Citan también el caso de las multas hasta abortar en algunos casos que los infractores puedan acogerse a la reducción del importe por el mecanismo del pronto pago.
El PP habla de “falta de interés” de la compañía pública por suplir las vacaciones de los carteros en las zonas rurales. Se trata, a juicio de los populares, de una dinámica que “se está consolidando con los años” hasta generar trastornos que van más allá de la dimensión clásica del servicio postal. Y es que remarcan que, en áreas rurales en las que ya no existen oficinas bancarias por los recurrentes cierres acometidos por las entidades, los carteros son también “portadores de efectivo” al implantarse acuerdos como el alcanzado en el pasado mandato por la Diputación y Correos para que los profesionales presten también servicios financieros. Son prestaciones que, en estas fechas, también quedan en cuarentena por falta de cobertura de plazas.