Bandera azul, el sello que renta más de lo que cuesta para una playa fluvial de Galicia y que pasa de largo por León

La playa fluvial de Ponte Caldelas (Pontevedra) cuenta con bandera azul desde 2015. / Ayuntamiento de Ponte Caldelas

César Fernández

A 20 minutos de la costa de Marín y a 35 de la emblemática playa de la Lanzada, el Ayuntamiento de Ponte Caldelas (Pontevedra) no puede competir con olas de mar. Pero la zona de baño resultante en su día del aprovechamiento del río Verdugo para surtir a una central hidroeléctrica ofrece sombra, aparcamiento y fácil acceso.

A Calzada tiene, además, un atractivo añadido desde 2015: se trata de la única playa fluvial de España que cuenta con una bandera azul como las del litoral (el resto de los espacios de interior reconocidos son embalses). Y aunque este año todavía no ha podido izarla por déficit de socorristas, esta distinción ha supuesto un antes y un después promocional para este municipio de poco más de 5.000 habitantes.

A 20 minutos de un Patrimonio de la Humanidad como Las Médulas, Carucedo tiene que poner a veces más empeño en contener que en promover la llegada de turistas y visitantes, también incluso al Lago de Carucedo, el único de estas características autorizado como zona de baño este verano en la provincia por la Junta de Castilla y León (las otras 11 son ríos).

“Primero tendríamos que acondicionar una zona adecuada antes de darle publicidad. Porque ya ahora nos excede la afluencia de gente”, explica su alcalde, Alfonso Fernández, a la espera de los correspondientes permisos de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil para ejecutar un proyecto valorado en su día en un millón de euros que permita acometer una intervención integral que comprendería tanto el ámbito natural y ambiental como el turístico y recreativo. “Hoy por hoy no nos compensaría una bandera azul”, dice el regidor.

A 35 minutos de una ciudad como León, Llamas de la Ribera tiene en su término municipal dos playas fluviales (una en la localidad cabecera del Ayuntamiento y otra en Quintanilla de Sollamas), sendas zonas de baño en las que hace un par de décadas el cemento sustituyó a la tierra y la arena al paso del Órbigo.

La afluencia de público ya es tan desbordante que el Gobierno municipal las cerró el año pasado un par de semanas después de su apertura en el contexto de aforos reducidos por la crisis sanitaria del coronavirus. “No tenemos interés en darles publicidad. Casi al contrario”, admite el alcalde de Llamas de la Ribera, Benito Sevilla, sin ocultar que tampoco podría afrontar requisitos para la concesión de la bandera azul como la contratación de tres socorristas por playa, lo que en su caso obligaría a contar con seis.

A las puertas de Ancares, Vega de Espinareda cuenta con una de las playas fluviales más emblemáticas y antiguas de la provincia (abierta desde mediados de la década de los setenta) en la localidad cabecera municipal, a la que se sumó en los noventa otra en San Martín de Moreda, la primera bañada por el Cúa y la segunda por el Ancares.

La de Vega puede llegar a rondar el millar de usuarios en un fin de semana de verano, calcula su alcalde, Santiago Rodríguez, consciente de su repercusión económica en la época estival. El regidor tampoco obvia el coste de mantenimiento en concepto de limpieza o cuidado del césped que ocupan a dos personas en cada playa. Pese a desconocer la posibilidad de contar con una distinción como la de la bandera azul, considera a priori que el mayor hándicap sería la contratación de socorristas.

“Para León sería un puntazo”

Ponte Caldelas lo tiene claro. “Para León sería un puntazo”, sentencia el técnico de su ayuntamiento Miguel Estévez al acreditar que los municipios salen ganando en la “relación calidad-precio” de obtener una distinción que sí supone un desembolso económico para acondicionar recursos e infraestructuras el primer año, pero que en lo sucesivo se limita fundamentalmente a los costes de personal de contratar a tres socorristas, un capítulo para el que anima a explorar líneas de financiación como la recientemente publicada por la Diputación de León a través de un plan de empleo.

La distinción sí supone un desembolso económico para acondicionar recursos e infraestructuras el primer año, pero en lo sucesivo se limita fundamentalmente a los costes de personal de contratar a tres socorristas

El municipio gallego apela primeramente al impacto promocional, sobre todo en medios de comunicación. “Todavía ahora siguen saliendo reportajes”, enfatiza el técnico.

Su playa fluvial ya contaba con socorristas y ciertos servicios vinculados, por lo que el desembolso para acceder a la acreditación se limitó al entorno de los 15.000 euros. El reconocimiento, que concede Adeac (Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor) y que obliga a contar con una ruta de senderismo (sendero azul en la denominación del pliego), ha permitido a Ponte Caldelas conformar un paquete turístico. “Y tenemos muchas visitas”, confirma Estévez.

¿Cómo atraer turistas hacia una playa fluvial cuando el común de la gente asocia la provincia de Pontevedra con playas de costa? La primera respuesta encierra una aparente paradoja. “No sufrimos masificación”, contesta el técnico municipal al contraponerlo al aluvión de los arenales. “Se puede disfrutar de zonas de sombra y no estar a pleno sol”, añade tras citar la disponibilidad de zonas de aparcamiento, incluso para autocaravanas. Y esparcirse junto al agua dulce no tiene por qué privar a la gente de 'encantos' del disfrute normalmente asociado al agua salada: “También tenemos un chiringuito abierto”.

Las playas fluviales ya están consolidadas en provincias de interior como León. La gente las tiene en cuenta. “Yo pensé que nosotros íbamos a ser la punta de lanza. Y me sorprendió un poco que no siguieran la estela otras provincias como Ourense”, reconoce Miguel Estévez.

En parte por desconocimiento y en parte por huir de una promoción excesiva que generaría más perjuicio que beneficio, a León tampoco ha llegado esta distinción, que impone condiciones en cuatro ámbitos: información y educación ambiental (instalar paneles informativos y organizar al menos cinco actividades formativas al año, entre otras), calidad del agua (debe estar acreditada como excelente al menos en los últimos cuatro años), gestión ambiental (contar con recogida selectiva de residuos y baños públicos) y seguridad y servicios (accesos fáciles y seguros, accesible a personas con discapacidad y equipos de primeros auxilios y personal de socorrismo).

¿Cómo compite una playa de interior en Pontevedra con una costa repleta de arenales? No sufrimos masificación, destaca el técnico municipal de Ponte Caldelas, que también alude a las zonas de sombra y al aparcamiento sin renunciar a atractivos como el chiringuito

“No voy a decir que no pueda ser una posibilidad en un futuro”, señala el alcalde de Vega de Espinareda, que ya en su día valoró la opción de contar con un socorrista para la playa fluvial de la cabecera municipal. Contar con los exigidos por la normativa de la bandera azul exigiría un desembolso “que sería asumible”, apunta sin dejar de considerar que “las subvenciones deberían ser más concretas” para este tipo de cuestiones. “Creo que, a excepción de los socorristas, podríamos cumplir con todo”, indica Santiago Rodríguez tras avalar la calidad del agua y el tirón “tremendamente grande” sobre todo de la playa de Vega, “la más conocida del Bierzo”.

El alcalde de Carucedo se queda a mitad de camino. “Hoy no le sacaríamos beneficio. Y no podemos perjudicar a la gente que iría a venir igual”, admite Alfonso Fernández, conocedor de esta figura de calidad.

El regidor fía a los planes europeos de recuperación una posible vía de financiación para afrontar un proyecto que permitiría contar con zona de aparcamiento, un paseo, esparcimiento y baño. Con el ejemplo de Las Médulas (“a veces sería mejor que viniera menos gente y pudiéramos darle un mejor servicio”, apostilla), se marca el reto de conseguir “no un turismo de playa, sino de calidad” para hacer del Lago de Carucedo otro atractivo del municipio. Hasta ese momento ni se plantea optar a una bandera azul.

Con una de las playas fluviales más emblemáticas de la provincia, Vega de Espinareda no descarta sondear la posibilidad de optar a una bandera azul. Carucedo ni se lo plantea al menos hasta tener acondicionado el entorno del lago. Y Llamas de la Ribera huye de promociones que masifiquen sus ríos

“Nosotros estamos dados de alta y en regla. Pero no tenemos más interés (que el ser zona autorizada de baño) ni queremos darles más publicidad”, cuenta el alcalde de Llamas de la Ribera, que reconoce que este mes de julio ha llegado tan desapacible que no se han producido masificaciones, pero ya advierte de que no le temblará el pulso si se rebasa el aforo: “No tendremos inconveniente en cerrarlas”. Sus playas fluviales disponen de un “espacio muy grande y abierto”, por lo que busca un “ambiente sano” huyendo de las aglomeraciones.

Con el paso del tiempo, León ha ido conformando un notable mapa de playas fluviales, al que se unirá, en principio ya el próximo verano, Villaseca de Laciana (Villablino) con un proyecto presupuestado en 200.000 euros, según informa La Nueva Crónica. Mucho menos dinero supone contar con una bandera azul. En Ponte Caldelas dicen que renta más de lo que cuesta. “Si me hablan de León en lo último que pienso sería en playas”, apunta Miguel Estévez, con la Lanzada a media hora. “Pero tener una bandera azul sería un hito”, insiste. Convencido de que A Calzada no tiene compañeros de viaje muchas veces por desconocimiento, se ofrece a asesorar a esos pueblos de la provincia de León para los que la bandera azul está pasando de largo.

Etiquetas
stats