El adiós a la Educación en Santa Lucía de Gordón

Ical / Ical. Fiestas colegiales que los dos centros celebraban conjuntamente.

Elena F. Gordón/ Ical

El año 2013 es el de las despedidas a la Educación en Santa Lucía de Gordón (León). El nuevo curso escolar comenzó ajeno a este pueblo minero al que la despoblación, la crisis en general y en particular la de la minería del carbón han dejado en nada parecido a lo que llegó a ser hace pocas décadas. El pueblo ha perdido, en lo que dura un verano, los dos centros educativos con los que contaba: uno regentado por las Carmelitas Misioneras y otro del que eran responsables los Hermanos Maristas.

Las dos órdenes religiosas abandonan Santa Lucía al tiempo que las puertas de sus respectivos colegios se cierran y dejan tras de sí un siglo de docencia. No es habitual que un pequeño pueblo minero cuente con dos centros educativos, privados primero y concertados después, pero la presencia de la empresa minera Hullera Vasco Leonesa y la situación 'estratégica' dentro de su zona de influencia hicieron que escolares de hasta más de una treintena de pueblos se desplazasen a recibir clase en sus aulas.

Las monjas para los primeros años de enseñanza y los maristas para la etapa posterior hasta el acceso a la Universidad protagonizaron la vida educativa de la comarca de Gordón y su entorno complementada con un amplio abanico de actividades e iniciativas extraescolares. Cada uno de ellos llegó a tener más de 300 alumnos. El último curso, 2012-2013, el de las religiosas contaba con algo menos de una treintena y con poco más de 40 el de los Maristas. Cifras insuficientes para mantener el concierto educativo que permitía su pervivencia. Una de las profesoras más veteranas de las Carmelitas, la hermana María, reconocía que “daba pena ver a tan pocos niños en las aulas”.

El pasado mes de junio las religiosas recibieron el homenaje de despedida de un pueblo agradecido a su labor docente y a su dedicación e implicación en la vida de Santa Lucía y hoy es el turno del adiós a los hermanos maristas y al Colegio Santa Bárbara. La inauguración de un monumento y placa conmemorativa, una celebración eucarística y un vino español fueron los aderezos de un encuentro de religiosos, profesores, vecinos y ex alumnos cargado de recuerdos y nostalgia.

Los intentos para conseguir que la Junta mantuviese las ayudas movilizaron a la comunidad educativa y a algunas instituciones, como el Ayuntamiento de Pola de Gordón. No pudo ser y el Boletín Oficial de Castilla y León certificaba hace escasas fechas la clausura del centro, tras el cierre meses atrás del vecino recinto de las monjas. El alcalde Francisco Castañón destaca que la calidad educativa “se resiente en el municipio porque era una opción diferenciada de educación. Es una pérdida bastante irreparable y sentimentalmente supone un golpe durísimo. Otro servicio más que se pierde en una localidad de las más castigadas por el declive del mundo rural en las cuencas mineras”.

Un pueblo más gris

Dos profesoras que dedicaron décadas de su vida a la enseñanza en Santa Lucía y que prefieren omitir sus nombres recuerdan que los centros vivieron su etapa dorada en las décadas de los 70 y 80 y a principios de los 90. Subrayan que dieron mucha vida al pueblo, que participaba de numerosas actividades que se celebraban fuera de los recintos escolares, como el día del árbol o del libro, el trueque navideño, actividades en la biblioteca municipal o las famosas fiestas que se iniciaban con un desfile que inundaba de color y bullicio las calles. Destacan que disponían de muchos recursos y que la atención a los alumnos era individualizada y muy cercana. “Cada niño era para nosotros un tesoro”, resumen.

La cara de susto, duda, sorpresa o satisfacción de los pequeños el primer día de clase es una de las imágenes que tienen grabadas. También los juegos, las batallas de bolas de nieve o los viajes en las poco confortables fuscas -autocares que trasladaban a los mineros a sus lugares de trabajo y acercaban a los alumnos de otros pueblos a los colegios-. “Dinamizaban la vida del pueblo, porque los niños dan vida, color y contagian su alegría. Santa Lucía será ahora más gris”, lamentan. Eso sí, afirman que se van “contentas con el trabajo realizado y esperando que la huella dejada por las hermanas carmelitas, los hermanos maristas y todos los profesores que dimos lo mejor de nosotros mismos siga viva por mucho tiempo en Santa Lucía y en todos los pueblos de la zona”.

Se cierran muchas puertas

Otro docente, Santiago Bandera, incide en que los colegios sirvieron para enriquecer a todos los que estuvieron en contacto con ellos, no sólo a los alumnos. Aportaron vida al pueblo y a la zona y la posibilidad de poder estudiar desde Infantil y COU sin tener que desplazarse lejos con una oferta basada en el humanismo cristiano, “nunca como imposición”, subraya. Recuerda con nostalgia “los años en los que las aulas estaban a rebosar y hasta había que convertir alguna sala en clase”. Las excursiones y el deporte, especialmente el balonmano, son algunas de las actividades que complementaban y enriquecían el pulso educativo.

Cuando los políticos buscan el voto, lamenta, “les oímos con frecuencia que los niños son la esperanza de futuro para los pueblos, hermosa utopía cuando vemos que los responsables de Educación van poniendo todos los medios para conseguir lo contrario”. Las heridas de la despoblación, argumenta, se agravaron con los recortes y provocaron una clausura que además de cerrar una puerta más a la posibilidad de que los chavales puedan estudiar sin salir de sus casas cierra una puerta a la esperanza y al futuro de muchos pueblos.

Un poco de historia

El 12 de octubre de 1958, fiesta de la Hispanidad, fue inaugurado el Colegio Nuestra Señora del Camino, construido por la Sociedad Anónima Hullera Vasco Leonesa para ofrecer enseñanza gratuita a los hijos de los trabajadores de esta empresa minera. Regido por las Hermanas Carmelitas Descalzas Misioneras, en el curso 1958-1959. “No ha tenido la Sociedad ningún inconveniente en dotar a este Centro de todo el material necesario, tanto para las clases de Primera Enseñanza como para la Clase Hogar, ya que siempre vela por el bienestar de sus obreros y familiares”, rezaba un artículo de la revista mensual que editaba La Vasco. Comenzaba una trayectoria que culminaría el pasado verano. “Ha sido mucho tiempo educando al servicio de un amplio entorno de la provincia de León, que se ha ido despoblando por la crisis de la minería. Recuerdos imborrable llenos de aprendizajes, actividades y amigos”, resumía la hermana Gracia Navarro, última directora del centro.

En 1968, bajo el patronazgo de la Hullera Vasco Leonesa, se otorgó al Colegio Santa Bárbara la clasificación definitiva como Centro Autorizado Masculino de Bachillerato Elemental. Al del curso1970-71 la empresa ofreció la dirección del centro a los Hermanos Maristas, con la inauguración de un nuevo edificio. En mayo de 1971 se clasificó al Colegio como Centro Reconocido Superior, formando un Colegio Mixto con el de Nuestra Señora del Camino, regentado por las Hermanas Carmelitas.

En 1972 se constituyó canónicamente la Comunidad Marista de Santa Lucía de Gordón con residencia habitual de cuatro hermanos y se concedió la autorización definitiva para impartir el COUen régimen de enseñanza mixta. En el año académico1987-88 el Consejo Provincial Marista decidió hacerse cargo de la titularidad del Colegio, que quedó configurado como un centro de BUP y COU. Posteriormente, se solicitó la autorización para impartir la enseñanzas de ESO, concedida con carácter definitivo en1997.

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