Debatiendo que es gerundio

Imagen virtual del plató del debate. AcademiaTV

Antonio Vega García

Creo que es una de las cosas más agradables de la campaña electoral, poder ver en acción directa a Mariano Rajoy y Alfredo P. Rubalcaba. Verlos así uno frente al otro, sin enviarse mensajes a través de sus jefas de campaña o vídeos virales. Que establezcan una conversación sobre quién es mejor para dirigir el país y si de paso nos dan alguna solución para mejorar las cosas ya sería repera. La pena es que sólo haya un debate entre ellos y tan encorsetado como el que han pactado PP y PSOE. También es una lástima que no haya un debate entre ellos y el resto de principales candidatos, eso sí que sería espectáculo televisivo.

No hay que desdeñar que al menos tenemos un debate, que se me antoja insuficiente. Si al menos hay dos el que pierda puede intentar la revancha y buscar convencer a la audiencia en el siguiente asalto; al haber sólo uno nos quedamos así como con ganas de un poco más. Lo preocupante del debate no es su desarrollo sino el proceso de negociación que ha llevado detrás, que no esté directamente asumido por todos que es un deber que haya debates, y cuantos más mejor.

Rajoy ya se equivocó en 2004 al rechazar el debate con el hoy presidente Zapatero, y creo que al margen de otras cuestiones pudo influir en su derrota electoral. Está claro que quién va delante en las encuestas piensa que sólo tiene que perder enun debate y por eso no lo hace, pero la historia de la política demuestra que no es así. Por ejemplo el último debate de las presidenciales francesas de 2007 la socialista Royal se pasó de crítica y asentó la distancia que le sacaba Sarkozy, que fue además muy rápido en sus respuestas a las incisivas cuestiones de la candidata. Como anécdota contar que en ese debate Zapatero fue el líder internacional más puesto de ejemplo por ambos candidatos.

Este debate además está algo cojo porque se echan de menos a otros candidatos, un debate a varias bandas vamos. Es cierto que TVE hará uno el miércoles 9 con Gallardón, Jaúreguri y representantes de otros partidos pero estará descafeinado al no ser los cabezas de lista los contendientes. En las últimas generales del Reino Unido los debates a tres que se organizaron entre Cameron, Brown y Clegg resultaron decisivos para impedir la mayoría conservadora y que el liberaldemócrata Clegg se convirtiera en una estrella política, ahora en horas bajas tras su primer año de gobierno.

En definitiva, bienvenido el debate, pero en siguientes ocasiones no estaría mal un poco de pluralidad y un número mayor de debates. No estaría de más que vieran los que está organizando actualmente el Partido Republicano de EE.UU. en sus primarias a la candidatura presidencial. Se puede hacer un debate con ocho contendientes sin corsés que permiten a los candidatos expresarse de forma más o menos natural y al ciudadano observar cual Félix Rodríguez de la Fuente el hábitat natural de los políticos.

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