Viajeros al tren y los de Feve también

Por alguna extraña razón, últimamente se emparejan las noticias, sobre todo a golpe de fin de semana. Si un fin de semana nos informaron acerca de la 'imposibilidad' de grabar una película en Ponferrada y el anuncio del inminente peligro que acecha el cultivo de lúpulo, el fin de semana siguiente nos cuentan que los irreductibles leoneses abren dos frentes contra la supresión de la Feve en León y la protesta habida en Cistierna sobre el cierre de su estación.

Los que vivimos al sur de la capital leonesa, si echamos mano del tren para llegar a ella, siempre ha sido a través de la Renfe, es decir no precisamos de la Feve aunque era suficientemente conocida la existencia de la Estación de Matallana, a la que también le llamábamos la Estación del Norte. Y sabíamos igualmente que ese ferrocarril llegaba hasta Bilbao. Algunos ya éramos mayorcitos cuando supimos que también hay Feve que discurre por Santander, Asturias, Lugo y Coruña.

En mis tiempos mozos, cuando yo era estudiante, camino va de 50 años, solía ir a pescar a Garrafe, y como el presupuesto era exiguo y no se disponía de coche, había que viajar en aquella antigualla que te retrotraía a los viajes de los exploradores del siglo XIX, aunque sólo fueran unos pocos kilómetros. Para mí aquellos viajes ya pertenecen a la prehistoria y cabe la posibilidad de que nunca los vuelva a realizar. Supongo que los asientos actuales no dejarán el culo marcado con el emparrillado de madera en aquellos coches de época, ni el humo entrará por la ventanilla, ni se permitirá subir o bajar en marcha. 

Pero se da la circunstancia de que aquella Estación del Norte es parte de mi pasado y por tanto, aunque quizá no vuelva a viajar en él, es parte de mi acervo y eso me autoriza, creo yo, para opinar al respecto de su devenir. Dicha estación representaba el nexo de unión entre los pueblos de la montaña oriental –que rara vez visitábamos– con el resto de la provincia, del mismo modo que la estación de Renfe era el nexo de unión con el resto de la provincia hasta Villamanín y Busdongo hacia la vecina Asturias o hasta Toral de los Vados y estaciones siguientes, ya camino de Galicia.

Consecuencia de todo ello es que no puedo por menos que señalar que no estoy de acuerdo con la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos Aluches cuando se oponen a la implantación de un corredor verde. Estimo que en León no sobran espacios verdes, otra cosa es que dicho corredor sea el sustitutivo de la terminal de Feve. Háganse corredores verdes, pero evítese a sangre y fuego perder la entrada del tren hasta la Estación de Matallana porque con él perdería León una seña de identidad y toda la provincia y un nexo de unión como apunté antes.

La protesta de Cistierna

Acerca de la manifestación de Cistierna poco se puede decir. En Veguellina era tradición de antiguo pasear los domingos hasta la estación del tren para ver el trajín de viajeros que iban y venían, la novia que se despedía del soldadito que hacía la mili, la campana, el pitido del jefe de estación o la carta urgente que se echaba al buzón del Correo a la par que nos sentíamos un pueblo industrioso viendo nuestra altiva azucarera. Hoy la estación está cerrada –como se cerró la azucarera–, ya no hay novias que despidan soldaditos ni pitidos ni campanas, ni cartas y ya nadie pasea los domingos por el Paseo de la Estación. Hoy el pueblo es un espectro de lo que fue y se da la casualidad de que, yo al menos, no quiero eso para Cistierna.

Pero se da la feliz circunstancia de que el día que ILEÓN informaba de las vicisitudes de Aluches y Cistierna, aquí al lado, en esta misma Tribuna de Opinión, Cheva colaborador ocasional y de contrastada pasión por su tierra, hacía un repaso demoledor de las vejaciones a las que se viene sometiendo a León. Afirmaba categórico que nuestros representantes nacionales ladran en León y lamen la mano de su dueño cuando tienen que ejercer sus funciones en las Cortes de Castilla y León, el Senado o el Congreso de los Diputados. Suscribo punto por punto su análisis, pero aún iría más allá, y añadiría también a casi todos los representantes autonómicos. 

Políticos leoneses: ¿Qué coños es León?

A pesar del minucioso desglose de injurias recibidas creo que aún habría que sumarle unas cuantas más. Nuestros políticos ladran, pero no muerden y son mansos corderos así que abandonan su tierra. Son conscientes de que están haciendo un papelón infecto, pero no les importa mientras sus intereses personales estén a salvo. ¿León? ¿Qué coños es León? Una extensión de tierra con gente desvitalizada y sin horizontes. Tener que volver a repetir esto una y otra vez resulta cansino pero, al parecer no queda otra que repetirlo hasta la saciedad.

Descorazona ver que mis paisanos no reaccionan cuando tienen la ocasión de pelear por aquello que después critican en el bar con aspereza. Duele ver tan poca gente protestando por la imposición de balsas en Carrizo, así como el 'sobrio' respaldo que se percibe en las fotos de la protesta en Cistierna. ¿Acaso no se siente concernido el resto de pueblos afectados? ¿Tan narcotizados están que ya no son capaces de luchar por su propio interés? ¿Prefieren quedarse sin esa estación, sin ese tren? ¡Tal vez es que quieren perder el tren de la historia!

¡Queridos paisanos, hay que dar la cara! Nadie va a salir magullado ni se mancará por manifestarse. Los problemas de Cistierna o de León son problema de todos los leoneses, como lo fue dejar inundar Riaño, la imposición de balsas de Carrizo, la implantación de parques de aerogeneradores en la Montaña, la recuperación de la Vía de la Plata, la pérdida del agua en los túneles del AVE, el ninguneo de Torneros, etcétera. Perder Feve es perder nuestra idiosincrasia e incluso la consideración ajena y lo que es peor, dar la imagen de un pueblo de peleles, inútiles, incapaces de abrir la boca. ¡Queridos paisanos si no sois capaces de hacerlo por vosotros hacedlo por vuestra tierra, si es que el término de 'vuestra tierra' os dice algo! 

Tomás Juan Mata pertenece a Urbicum Flumen, la Asociación Iniciativa Vía de la Plata