La mano y el topo

Navidad en León 2023.

La “mano leonesa” no se había desactivado tras la fiestas  de San Juan y San Pedro, el favorable resultado  del rescate transitorio del (L) “león alcantarillado”, tenía a sus cinco componentes deseando entrar en una nueva  operación. Y no porque se consideran guardianes de nada, aunque sí un poco defensores de las esencias histórico/tradicionales de lo leonés, en verdad, no más que cualquier leonés comprometido.

Por supuesto no se trataba de elaborar otra “salvaora”,  de efímera presencia. Empezaba a germinar en sus mentes de sencillos anhelos leoneses, ir más lejos en una nueva aventura.  Justo en el Húmedo, donde habitaba su musa, el  día 29 del festero junio,  a la puerta de “La Bicha” celebrando el éxito, el índice de Nicolás, apuntando hacia no se sabe dónde,  sin soltar el vaso del que acababa de apurar un largo trago de cerveza,  en plan vendedor, soltó:

— Amiga y amigos: ¡Vamos a dar vida a un personaje fabuloso que lo está demandando!  Cargado de teatralidad,  hizo la correspondiente pausa antes de lanzar una propuesta con gran énfasis, — ¡Vamos a intentar  que cobre corporeidad entre los legionenses el eterno huésped medieval de nuestro gran templo catedralicio!  ¡¡¡El topo!!! 

Se hizo el silencio entre los cinco, parecían querer encajar bien la propuesta. La voz de Leoncio pidiendo otra ronda, no rompió el influjo de la sugerencia, fue un puente para luego avivar la conversación. Como dominio general había caído bien. Para el reto que nos vamos a marcar, presumió con voz convincente Nico-índice, tenemos tiempo a rabiar, seis meses, semana arriba o abajo. Como circunstancia y momento elegido propongo ¡la Navidad 2023!  Pero habrá que currárselo.  

¡Qué fácil resulta a veces tomar un primer acuerdo!  Sin duda encajaba muy bien lo propuesto y el momento, entre parabienes, villancicos y esa aureola que el “duende de la navidad” fomenta como pompas que componen una atmósfera protectora de lo feliz, y que no es otra cosa que el estímulo de cada cual,  bajo el influjo de lo  tradicional a compartir.  ¡Sería más que ilusionante!

La siguiente convocatoria, de replanteo, fue dos sábados  adelante, allá a la vera del jardín romántico. El grupo, ya alertados por llamadas de interrelación y aportación de ideas…, concellare. Leoncio-meñique, tenía un plan y plasmado un esbozo. De modo que, tras los saludos, no tardó en tomar la palabra

- Os acordáis de Lucio, el ligero, había quien le llamaba también carrerinas..., preguntó a todos mientras los abarcaba con rápida mirada. Y sin esperar respuesta se puso a colocar unos  papeles en la alta mesa exterior, al pie de la columna  y personaje “pájaro en mano” de Amancio. ¡El hueco que encontraron!, no el que hubieran elegido.  

—Hablo del que se marchó para Baracaldo con su abuelo.   Un impresor muy celoso de su profesión. En alguna de las ocasiones de su estancia entre nosotros para cargar las pilas de leonesismo, me habló de algo que hoy resulta vital para nuestro plan:  Habían empezado a montar un taller de impresoras 3D. Os dais cuenta del dato, él puede ser la pieza clave en el tema.

Muy ufano, mostrando satisfacción, complacido los miraba el rostro. Lo que esperaba era lo que veía, ¡exaltación e intriga! 

— Él nos puede preparar la figura, la escultura si queremos dar pomposidad al tema, la que necesitamos.

El acuerdo casi fue inmediato, tenemos que entrar en contacto con él.  A nuestro paisano, el ligero, que, como siempre vendrá por San Froilán, seguro que le gusta el plan.

— A su prima Luisa, aportó  Olga-dedo medio,  la encuentro de vez en cuando en el super de Eras, de modo que la pediré un número de contacto.  

— No hace falta, replico meñique,  lo tengo yo…  

Y para qué perder tiempo. Teléfono en mano, se mostró dispuesto a enlazar con él. Marcó. Y establecida la llamada, engolando la voz dijo:

— Lucio, ¿cómo estás chaval?..., hace tiempo que no te dejas caer por Legio.

— Ya, ya. No han estado las cosas por aquí muy fáciles; y como rebote ahora estamos hasta la bandera de curro.

— Estupendo, dijo Leoncio, no sabes cuánto nos alegramos.

— ¿Quiénes?, inquirió sorprendido, Lucio

— Te acuerdas de “la mano”…

— Pues claro, cómo se me iba olvidar. Me gustó mucho lo de la “tarasca”, dijo, acompañado de una risa acogedora, sonora y complaciente. Lo leí en íleon. Estuvo genial.

-Fue idea de Prometeo

--El tapado, soltó Lucio, entre pregunta y afirmación…

— Si, claro, confirmó Leoncio. Pero compartido, y siguió, hoy tenemos en mente algo mejor, y nos es imprescindible tu ayuda…,  colaboracion...,  y algo más… 

— ¡Cuenta!, ¡cuenta! …

— Va de un trabajo en 3d. Hizo Leoncio-meñique una pausa expectante, en espera de reacción.

— ¡Ah!, ¡bribones!, por eso me buscáis.

Lo fácil ya estaba. Acometerlo ya se vería. Lo hablado después resultaría un poco intranscendente para el asunto. Quedémonos con el final: ¡Nos vemos ante unas  morcillas por San Froilán! ¿Te parece bien?

— Hecho!     

Todo positivo y halagüeño. En señal de triunfo se “palmearon” la mano. Afrontando una y otra, en cruces amigables.  Se ponía en marcha la maquinaria.  Había que gestar bien lo del topo. La fábula lo merecía. 

Sobre ésta,  Prometeo-pulgar tenía bastante que decir, había pensado mucho sobre el tema, y leído cosas similares, extrañas, siempre entre fábula y realidad. En verdad sobre el topo de Legio, no se encontraba demasiado. 

El esoterismo de un maestro de canteros. Las malas artes de un despechado aprendiz de cantero. Las visiones de un tímido aprendiz de todo, que vio o creyó ver algo demasiado confuso entre sombras, ésas que presidían sus miedos. Más un jocoso talabartero de sobrenombre renuberu, que puso la “guinda” antaño, esto es, una piel templada y mejor confeccionada…, tal como se podía leer  en un relato en la “Lenta Agonía de la Identidad Leonesa”.

Y llegó nuestra fiesta, San Froilán. Lucio fue agasajado como era de rigor, no en balde  ponía su saber y ambas manos para la obra, escultórica sin duda, lo merecía. Digamos en voz queda, “entre nosotros”, sería hueca,  menos material pero no más fácil. Lo de la morcilla “picantita y sosa”, tuvo su efecto, y el artista asumió el plan. Y la mano, con él, se apuntaría un tanto.    

Pronto lo sabremos, cuando la Navidad leonesa  de 2023 esté en pleno apogeo será el paso definitivo. 

El lugar que eligieron para la “aparición”,  no podía ser otro mejor que en los cimientos de la Catedral. Justo donde hay un cripta que muestra interioridades e historia. 

De un muro próximo a la escalinata, sin lesionar estructuras, pues eran respetuosos donde los haya, emplazarían  sobre un montón de tierra “limpia”, posado, como saliendo de los cimientos/pared, la naciente cabeza y patas delanteras del topo “creado” por Ligero

El sitio estaba claro. El momento elegido, venía condicionado a los días 26 a 30 de Diciembre, tenían  permiso “oficial”, y una vallas con pantalla de rafia también. Lo de cómo llego el topo, en cuatro piezas encajables, la peripecia desde Baracaldo y el montaje acelerado, se propusieron contarlo algún día. Y por qué ocultar que la aportación pecuniaria a la figura del topo les había dejado temblando.  

Quiso la suerte que del derribo de lo que fue Casa Luisón, casi en frente, “les proporcionara material”, y no tener que transportarlo, o de  “atrezo”. 

Para la presentación, más bien que inauguración, la madrugada del 28 sería la elegida. Un personaje a lo juglar, o como tal trajeado, y su labia, desde el atrio catedralicio invitaría en “verso” a acudir al acontecimiento:   

“Venid y ved queridos legionenses, ¡admiraros, vos primero…, y luego enseñadlo  gozosos! ¡¡¡El topo ha tomado cuerpo!!! Si os acercáis a la base externa de la cripta, en Puerta Obispo, ahí, a paso y medio, os estará esperando en figura aquél que derribaba cimientos.  Pero, ¡fijaros bien!, aun cuando parezca su cara sin enfado, un punto complaciente…, creédmelo convecinos, puede que tan sólo busque ganarse la permanencia entre nosotros.” 

¡¡¡Mira qué si se escapa de la fábula, y, asomando, toma perenne posición de convecino!!!

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