León, cuna de políticos... ¿Pero también de progreso?
La provincia de León ha desempeñado un papel sorprendentemente relevante en la política española, no por su peso demográfico o económico –cada vez más menguante–, sino por haber sido cuna o trampolín de figuras clave en las instituciones del país. Este fenómeno, lejos de ser anecdótico, invita a una reflexión incómoda: ¿Se traduce esta influencia en beneficios tangibles para la tierra que los vio crecer?
Desde José Luis Rodríguez Zapatero –vallisoletano de nacimiento pero leonés de crianza y formación– hasta Mariano Rajoy, pasando por el actual líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, o la ministra de Defensa Margarita Robles, el elenco de personalidades vinculadas a León es notable. A esta lista se suma ahora Ester Muñoz, flamante portavoz del PP en el Congreso, cuyo perfil “directo y combativo” –cuando no insolente– parece diseñado para una oposición agresiva. Su nombramiento refuerza la paradoja: una provincia en declive demográfico y económico sigue exportando protagonistas de primera fila en Madrid.
Sin embargo, la presencia de estos políticos en las altas esferas no ha revertido en la mejora de las condiciones de vida en León. Los datos son elocuentes: cuatro décadas de gobiernos tanto del PP como del PSOE han coincidido con una gran despoblación, el empobrecimiento progresivo y el deterioro de infraestructuras estratégicas, socavando la posición de esta provincia como nudo logístico del noroeste. La pregunta es inevitable: ¿De qué sirve tener 'padrinos' en los círculos de poder si no logran impulsar proyectos clave, como una autonomía propia o inversiones que frenen la sangría poblacional?
Llegados a este punto, tampoco querría pasar por alto el estilo beligerante que ahora encarna Muñoz –y que el PP parece adoptar como estrategia–, pues plantea otro dilema. Si bien la confrontación puede desgastar al Gobierno, también degrada el debate público, alimenta el hastío ciudadano y abre la puerta al populismo de extrema derecha. León, como el resto de España, sale perdiendo cuando la política se reduce a una batalla de desprestigio, mientras problemas como la Sanidad, la Educación o el Empleo quedan en un segundo plano.
PP y PSOE no han resuelto los problemas estructurales de León
Ante este panorama, quizá convenga cuestionar el modelo. La alternancia entre PP y PSOE no ha resuelto los desafíos estructurales de León, lo que sugiere que la solución podría estar en romper con el bipartidismo y reivindicar una representación auténticamente leonesa en Madrid. Partidos con raíces locales, enfocados en prioridades concretas –desde la mejora de los servicios públicos hasta la revitalización económica–, podrían ofrecer una alternativa a décadas de promesas incumplidas.
En definitiva, ser cantera de grandes líderes políticos podría llegar a tener una lectura positiva, pero esta circunstancia no es un fin en sí misma. Si esos liderazgos no se traducen en progreso para la tierra que los formó, es legítimo exigir cambios. La ciudadanía leonesa debería preguntarse si seguir confiando en los partidos estatales o empezar a construir, desde lo local, una política que ponga a León en el centro. Porque, al final, no se trata de tener políticos influyentes, si no de que esa influencia sirva para algo más que para alimentar sus carreras individuales.
Javier Miguélez Rodríguez es profesor de Geografía e Historia y editor del blog La mirada del Renubero