Ramos Josa: “Pensar menos y actuar más. Así construyes una sociedad de ignorantes indefensos ante sus tropelías”

Manuel Cuenya

Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología en la UNED y profesor de Criminología en la Universidad Europea Miguel de Cervantes de Valladolid, Pedro F.R. Josa es autor de libros como 'La gran revolución americana' (Encuentros, 2015), su ópera prima, fruto en gran parte de su tesis doctoral. Y ahora el reciente 'Democracia para idiotas' (Sekotia, 2018), cuyo título resulta en sí mismo impactante.

Un ensayo sobre la democracia y sobre el Estado que no deja indiferente a nadie pues arroja luz sobre este mundo sombrío y confuso, complejo y líquido, en el que prima la sinrazón sobre la razón, en el que el Gran Hermano orwelliano lo tiene todo bajo control, “ya sea mediante la nacionalización o la privatización”, en el que “la democracia aparece hoy como algo desconcertante, generador de ilusiones imposibles y frustraciones peligrosas”, según el prologuista José María Marco. Por eso la democracia, tal como la entendemos en la actualidad, no garantiza en absoluto la libertad del ser humano, antes al contrario. Como mucho podría garantizar la igualdad, lo cual también sería discutible. El propio Orwell, en esa clarividente fábula sobre la corrupción y el poder titulada 'Rebelión en la granja', dejó escrito: “Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros”. ¿La igualdad por arriba o la igualdad por abajo?, se plantea Josa. La igualdad por abajo sería la que han aplicado/aplican los regímenes comunistas. “En ambos casos la víctima principal es la libertad individual”.

Sea como fuere, nuestra democracia, frente a la democracia clásica ateniense de Pericles, no está concebida para el bien común, general, el interés colectivo compartido, para la res pública, en definitiva, como cabría esperar, sino para 'idiotas' en el sentido etimológico de la palabra ('idiotes' que miran sólo para su propio ombligo, que piensan sólo en sí mismos, sin importarles en absoluto el pueblo), para una sociedad entontecida, tal y como nos cuenta su autor.

“Ser hoy de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de hemiplejía moral”, sentencia el filósofo Ortega y Gasset, que Pedro Josa recoge en su 'Democracia para idiotas'. Algo parecido llegó a escribir Josep Pla en su 'Cuaderno gris': “Piensa que, en este país, lo que se parece más a un hombre de izquierdas es un hombre de derechas. Son iguales, intercambiables, han mamado la misma leche... Esta división es inservible... Hay una división mucho más profunda... La que se establece entre personas inteligentes y puros idiotas, entre buenas personas y malnacidos...”.

Conviene recordar –como hace Pedro Josa– que la democracia ateniense era sexista, machista, excluyente. Entre otros, el gran Sócrates (que creía en “el gobierno de la aptitud sobre la ignorancia y la superstición”) fue condenado a muerte. “La mediocridad de la plebe nunca perdona la superioridad intelectual manifiesta”, escribe. Con lo cual, la democracia ateniense tampoco es que fuera la panacea.

“La finalidad de este libro –en opinión de su autor– no es conseguir adeptos, sino hacer pensar, dudar, sentir y avanzar”. Se trata de un volumen que nos ayuda a reflexionar, no sólo acerca de la política (democracia representativa/directa, “la democracia directa acaba siendo todo menos democracia”) sino de la sociedad en que vivimos, una sociedad débil, como su propio pensamiento. Y para que funcione una democracia, a su juicio, tendría que darse un equilibrio entre un Estado fuerte y una sociedad fuerte.

Es común quejarnos de que no existen ya políticos de la talla de antaño, cuando en verdad el sistema ya hace tiempo que no los necesita... sólo requiere de buenos y fríos administradores

La democracia en la historia

En 'Democracia para idiotas' hace un repaso por la democracia ateniense, la Revolución Norteamericana, la Revolución Francesa (que, además de convertirse en una dictadura del terror en su momento, acaba con el derecho divino de la monarquía y redacta la Declaración de derechos del hombre y de la mujer) hasta la fecha actual, donde quien manda (hablamos del modelo Occidental democrático) es el Gran Estado, El Estado del bienestar, que es artificial e intervencionista. Y no necesita de la democracia para lograr legitimidad. “Es común quejarnos de que no existen ya políticos de la talla de antaño, cuando en verdad el sistema ya hace tiempo que no los necesita... sólo requiere de buenos y fríos administradores”, apunta.

“Como señaló Toño Vega, el responsable de edición de ileon.com en su presentación en León, creo que lo que define el libro es su honestidad –afirma su creador–. El proceso investigador te obliga a ser muy sincero, primero contigo mismo, tienes que ser consciente de tus limitaciones, y luego con los destinatarios de tu trabajo, no puedes hacerles leer cualquier cosa, hay que respetarles. Yo cuando escribo procuro dejar a un lado mis prejuicios, es más, si una vez acabo de escribir y estos no se han alterado significa que algo ha fallado. Esa concepción de la escritura como derribo y construcción creo que se transmite en todo lo que escribo, ya sea un artículo, un libro o un simple mensaje, y especialmente en esta última obra, donde trato de demostrar que la democracia que creemos poseer realmente no es tal como la concebimos. Siempre es difícil romper los muros que nos separan de la realidad”.

Habría que escribir y publicar más ensayos, que nos hicieran entender en qué mundo vivimos, este mundo globalizado en el que se ha impuesto la homogenización de los gustos, la uniformización del ser, el pensamiento débil y una desgracia de idiocia, en todos los sentidos, que nos impide ver el bosque, analizar y entender qué está ocurriendo en realidad.

El miedo, la ignorancia y las diferencias cada vez más acusadas entre ricos y pobres (la pobreza no sólo es material sino espiritual), con una clase media pulverizada, nos tienen literalmente esclavizados al Gran Poder, sin posibilidad de movimientos, sin ninguna libertad. La libertad es una quimera. Y lo único que nos proporciona el Estado intervencionista, proteccionista, es en el mejor de los casos (hablamos del Estado de Bienestar de Occidente) una supuesta igualdad, que tampoco existe, ni siquiera ante la ley, porque la división de poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial no es tal en la práctica.

“Sin división de poderes la representación se anula y los partidos políticos pueden acaparar tanto poder como para poner en cuestión el ordenamiento democrático... Bajo el modelo español, un partido político con mayoría absoluta controla directamente dos poderes (Ejecutivo y Legislativo) y el otro (el Judicial) indirectamente”, nos recuerda Pedro Josa. “¿Qué queda hoy de la división de poderes, puntual de la democracia liberal?... La división de poderes, en la mayoría de países, es pura ficción, por cuanto el Ejecutivo es capaz de controlar al resto de poderes. Y si a esto añadimos que nuestros gobiernos son como sucursales de un gobierno más amplio, meros ejecutores de decisiones tomadas en instancias superiores, tenemos como resultado el hurto completo y descarado de nuestra soberanía a favor del Gran Estado. Lo que nos queda es una democracia procedimental, vacía de contenido real, pero repleta de liturgia... ¿Cómo podemos seguir hablando de tal cosa en Europa cuando la mayoría de las decisiones se toman en el Consejo Europeo, lejos de los focos y del escrutinio de la opinión pública?”.

Sin división de poderes la representación se anula y los partidos políticos pueden acaparar tanto poder como para poner en cuestión el ordenamiento democrático...

En el mundo occidental, las democracias son sociales, no políticas, “donde la soberanía popular se limita a elegir a unas élites que detentan el verdadero poder a través del Estado y no de la representación”, pero el mundo musulmán no podrá ser democrático mientras la religión ocupe en sus sociedades el papel que ocupa hoy la democracia en las nuestras –argumenta–, porque en ese mundo no hay separación de la Iglesia del Estado. “En el mundo musulmán, el Islam ordena tanto el sistema político como el social, es decir, es el Estado mismo”.

La importancia de la filosofía en la actualidad

Convencido de que el destierro de la filosofía de nuestras aulas es un síntoma de la estupidez de nuestro tiempo, cree asimismo que nuestros políticos no la veían necesaria porque para ellos pensar en razones primeras y últimas es una pérdida de tiempo.

“Lo esencial es ir al meollo del asunto, y cuanto más directamente se haga mejor. Pensar menos y actuar más. Así construyes una sociedad de ignorantes indefensos ante sus tropelías, es decir, de perfectos idiotas. Pero es un proyecto que no conduce a ningún lugar más que al caos, que es la antesala de la tiranía. De todos modos, algo parece estar cambiando, y de hecho, las grandes empresas, las más innovadoras, recurren cada vez a más a licenciados en filosofía para mantenerse en la cima, para contestar a algo tan simple como olvidado: sí, se puede, pero ¿para qué?”, sostiene este colaborador radiofónico en el programa de FM Bierzo Más Café, cuyo trabajo como docente está interrelacionado con su faceta como investigador y ensayista.

“Como cualquier otra faceta de nuestras vidas, no podemos separar totalmente unas de otras. Investigar es a la docencia lo que supone el entrenamiento al deporte, te mantiene en forma y te permite alcanzar nuevas metas. Si te estancas, si no te atreves a encarar lo desconocido, al final eso se nota, y los alumnos perderán el interés por lo que estás enseñando. Sobre todo en humanidades, donde se tiene el prejuicio de pensar que son ciencias muertas, pero como se demuestra con la Historia, están más vivas que nunca, y depende de los investigadores para que lo sigan estando. Solo así se podrá enseñar algo parecido a la verdad, que debe ser nuestro objetivo como docentes, si no corremos el riesgo de caer en el adoctrinamiento y sus nefastas consecuencias”, aclara Pedro Josa, en cuyo primer libro ya aportaba una visión, lo más objetiva posible, de la política exterior de Estados Unidos, que a menudo juzgamos por el peso de nuestros prejuicios hacia el gigante americano, según él, y no por un análisis de los hechos.

Aparte de filósofos como Aristóteles, Ortega y Gasset, Hannah Arendt (esenciales en 'Democracia para idiotas'), o Elías Canneti y Nietzsche, su autor de referencia es Henry Miller, sin duda un coloso de las letras. Y también reconoce que ha disfrutado con Kafka, Dostoievski o Céline. “Ya más modernos, Philip Roth, J. M. Coetzee, Álvaro Mutis, Miguel Delibes, Milan Kundera... son muchos. Pero también la poesía me ha hecho pensar mucho, del tío de Esperanza Aguirre, Jaime Gil de Biedma, nuestro Antonio Gamoneda, pasando por Anna Ajmátova y Marina Tsvetáieva o Baudelaire”, señala este joven y lúcido narrador bembibrense, que reconoce la importancia de la capital del Bierzo Alto en su primera etapa formativa. Y por tanto la influencia que ha ejercido en la configuración de su personalidad. Y en ese sentido se siente berciano y bembibrense por los cuatro costados.

“Luego ha habido etapas de extrañamiento y alejamiento, como la actual, que más allá de razones familiares y laborales, se debe a la tremenda pena que me produce ver cómo están las cosas desde hace unos años para acá. Y esa es la segunda forma en que Bembibre, y por extensión el Bierzo, ha influido en mí, comprender cómo los poderes fácticos toman sus decisiones sin tener en cuenta las dimensiones sociales que aquellas implican es una lección dura de aprender. Nosotros siempre hemos sido estigmatizados por lo que somos. Pero al mismo tiempo, y para contrarrestarlo, poseemos en el Bierzo un carácter de frontera, indómito, que nos permite sobrevivir a las penalidades, ya sea aquí o en cualquier otro lugar. A pesar de ser mucho más alegres que nuestros vecinos cazurros o gallegos, somos igual de cerrados, nos cuesta mucho permitir la entrada de extraños a nuestros círculos y viceversa, entrar y adaptarnos a lo ajeno. El peso de nuestras costumbres es enorme”.

En todo caso, muestra cierta aversión al provincianismo. Y tampoco, conoce literatura que se está haciendo en la provincia de León, salvo a algunos autores, porque en el fondo le da lo mismo que el libro que caiga en sus manos sea de su vecino o de un autor a miles de quilómetros y de una cultura extraña.

“Lo importante es que me haga sentir y crecer –precisa–. Lo que sí me parece importante es la labor de divulgación que hacéis con reportajes de este tipo, y con iniciativas como la de León Literario, Pedro y Marina, que sin ningún afán de lucro promueven la cultura a nivel local. Que hoy en día, cuando todo contacto humano es susceptible de mercantilización, suceda algo así es de agradecer”.

En la actualidad, aparte de la promoción de su brillante ensayo 'Democracia para idiotas', Pedro Josa, que es un cerebro inquieto, volverá a escribir a buen seguro sobre Estados Unidos, “que continúa siendo mi principal objeto de investigación, aunque también me gustaría escribir ficción, pero para ambas cosas aún tengo que investigar mucho”.

Poseemos en el Bierzo un carácter de frontera, indómito, que nos permite sobrevivir a las penalidades, ya sea aquí o en cualquier otro lugar

Cuenta que la gente tiende a ver al escritor como una especie de genio artístico, que sólo depende de la inspiración y de su talento para realizar su labor, “pero no es así -matiza-, el 90% de nuestro tiempo se lo dedicamos al duro trabajo de recopilar información o simplemente de observar la realidad, luego en el 10% restante, cuando se trata de unir las piezas y darles sentido, ahí sí que una brizna de genio es lo que transforma el conjunto en una obra de arte”.

Entrevista breve a Pedro Francisco Ramos Josa

“Nuestra política actual está envilecida, y la sociedad abotargada”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

Son tantos... por decir algo, cualquiera de Nietzsche

Un personaje imprescindible en la literatura (o una persona en la vida).

Mis padres.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Cualquiera de autoayuda, creer que podemos arreglar los problemas con una frase amable es una mamarrachada, tanto por parte de quien lo escribe como de quien lo lee.

Un rasgo que defina tu personalidad.

La complejidad.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La independencia.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Nuestra política actual está envilecida, y la sociedad abotargada, como un globo demasiado inflado que no termina de explotar.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Estar con mi familia.

¿Por qué escribes?

Por puro instinto de supervivencia. Escribir para mí es como sudar, orinar o defecar, es decir, otro modo más de expulsar los deshechos que producimos en nuestro interior

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No mucho. De Facebook me borré a los seis meses de inscribirme, algo de lo que me alegro cada vez más y Twitter no lo uso mucho, pero me gusta más porque puedes ejercitar un género que me apasiona como es el de las máximas, aunque yo soy más de aburrir con interminables explicaciones.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Procuro acudir a la fuente primaria, a la más cercana al hecho analizado.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Ni escribo ni sigo ningún blog, no tengo tiempo para hacerlo, pero sí considero que puede ser útil no solo como herramienta literaria, para entrenar y pulir un estilo, pues a nivel vital pueden equipararse a los diarios personales.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Lo que tenga que ser, será... y aun así no dejar de intentarlo.