Una piedra aislada en el camino

Peio García / ICAL Roca de Peña Mortero, en Alija del Infantado.

S.Gallo/ ICAL

Todo el mundo conoce la zona de pinares próxima a la localidad de Alija del Infantado, al sur de la provincia de León, como Peña Mortero. Una cima a algo más de 800 metros sobre el nivel del mar cercana a un punto geodésico, en la que se puede localizar con cierta facilidad una piedra con una forma peculiar, una roca con forma de moler, pero de la que se desconocen sus datos exactos, tanto en relación a cuál fue su uso como al momento al que pertenece. Algunas especulaciones apuntan a que podría haber sido un mortero, un altar de culto e incluso se llegó a calificar como petroglifo, algo que ya se ha descartado.

Para determinar el origen y uso de esta roca, desde el Ayuntamiento de Alija del Infantado ya se ha solicitado a la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León un posible estudio para datar el hallazgo y poder ponerlo en valor, algo que se cree que podría atraer visitantes a una de las reconocidas como villas de la provincia de León.

Las dudas son muchas al respecto. Uno de los expertos que más ha estudiado los petroglifos localizados en la provincia de León es Juan Carlos Campos, que después de acudir en numerosas ocasiones a la zona, reconoce no poder determinar el por qué de esa roca, sobre todo teniendo en cuenta que es una piedra aislada alrededor de la cual no se han localizado otros restos. Ese hecho imposibilita que la piedra sea considerada posterior a la Edad de Hierro, pero tampoco se estima que pueda entenderse que en esa zona se asentó un poblado prehistórico, dada la lejanía al cerro y al agua.

La roca presenta una apariencia con una cavidad circular en su zona interior, de la que sale un canal hacia el exterior. El fondo es plano casi totalmente, lo que descarta también el hecho de que se utilizara como un mortero, dado que habría adquirido una base cóncava.

Campos recuerda que en la zona hubo asentamientos “desde hace mucho tiempo”, los primeros que se asentaron durante temporadas fueron a partir del Neolítico, con la presencia también de rebaños. Por la falta de signos evidentes de vida, salvo esta piedra prácticamente aislada, Campos entiende que se debía a un lugar privado de reunión, pudiera ser por aspectos religiosos “aunque igual no tiene nada que ver”, o un posible rito de iniciación.

En un paraje muy próximo, Campos tuvo constancia de la localización de una piedra con diferentes cazoletas que había descubierto un hombre llamado Ángel Sarmiento. Pronto se dio cuenta de que no era el mismo enclave de peña Mortera, por lo que pronto comprobó este hallazgo de este petroglifo que dispone de cerca de una treintena de pequeñas cazoletas rodeando a las dos principales. Además, de la mayor de ellas sale un pequeño canal que desagua en la zona central del afloramiento.

Campos recuerda que esta zona era utilizada como paso hacia Galicia, donde se ha localizado un importante número de petroglifos, por lo que una de las posibilidades es que existiera un camino prehistórico hacia la comunidad vecina. Sin embargo, en cuanto al momento en el que pueden datarse, se cree que no pertenecen a la época calcolítica, como los de Galicia, sino que pudieran ser del Neolítico “cuando se empezaron a establecer las primeras sociedades” en esta zona como lugar de pasto.

Los motivos de estas piedras son “muy sencillos”, no reflejan exhibiciones de actividades como la caza, como ocurre en los petroglifos gallegos, lo que permite aventurar que fueron anteriores. “De los aborígenes realmente”. Estos petroglifos se presentan como “piezas de puzzle” que hay que estudiar porque “si se pierden piezas, y las pocas que aparecen no se miran, pues no se consigue nada”, dice Campos.

Ante las dificultades, muchas de ellas de carácter económico ante la complicación del estudio, las especulaciones de los conocedores de la materia indican que las cazoletas podrían constituir una representación de los astros en la decoración de una peña que no supone un aviso de demarcación territorial, sino más bien algo privado e incluso un punto de reunión. Sin embargo, ambas rocas, pese a su cercanía, no guardan relación alguna.

Pero a pesar de estas dificultades, se confía en que en algún momento pueda realizarse un estudio que pudiera incluso demarcar una línea de avance de estas poblaciones prehistóricas hacia el norte peninsular, dado que las cazoletas son los motivos anteriores a los registrados en Galicia de ciervos, círculos concéntricos, armas o laberintos, y que permitirían estudiar un nuevo capítulo de nuestra historia.

Etiquetas
stats