Cine

'Oppenheimer': el cine y su tiempo

Cillian Murphy, en el papel de Robert Oppenheimer en el 'biopic' de Christopher Nolan.

Antonio Boñar

El cine como (la más) poderosa herramienta didáctica del presente. El cine como sublime arma ideológica cuando las ideas son exactamente lo contrario de la propaganda. El cine como arte que cuenta la sociedad que lo ha gestado, como archivo del mundo que entenderán las futuras generaciones. El cine como continente de un grito, una duda o los colores que explicarán nuestra historia. El cine como reducto del tiempo que dura una película, del tiempo que se detiene dentro del rincón de pensar, que nos regala la distancia suficiente sobre el otro tiempo más prosaico del devenir de nuestros días. El cine que, decía Hitchcock, es como la vida pero sin las partes aburridas. El cine, las buenas películas, el espejo torpe pero necesario que cuenta la realidad. En el fondo y en la piel, eso es Oppenheimer. Es cine en estado puro.

La cinta con la que Christopher Nolan nos cuenta la vida y peripecias del creador de la bomba atómica es visual e intelectualmente poderosa, interesa y abruma, nos mantiene pegados a la butaca derramando más preguntas que respuestas sobre la pantalla, depositando alguna certeza y miles de dudas sobre nuestra perpleja mirada. La historia de este físico que después de crear el monstruo nuclear dedicó su vida a intentar controlar su capacidad de destrucción, está contada con un sentido narrativo impecable, tiene atmósfera y unos maravillosos interpretes que se apoderan con sutil solvencia de sus personajes. 

Esta es también la historia de un dilema, oscura y llena de contradicciones, perversas paradojas como que la bomba más destructora que había conocido el hombre se convirtiera finalmente en la amenaza que serviría para mantener una frágil paz durante décadas; como que la democracia más poderosa del planeta acabara cometiendo un genocidio atómico sobre dos ciudades japonesas para terminar una abyecta guerra mundial; como que la propia sociedad que encumbró como héroe nacional al brillante y carismático físico que había conseguido acabar con la guerra gracias a su invento, acabará condenándole al ostracismo cuando empezó a advertir sobre los peligros de la creación de una bomba de hidrogeno o de una competición nuclear entre potencias. Cosas del FBI liderado por el siniestro Edgar Hoover y de la amoral caza de brujas impuesta por el psicópata senador McCarthy.

Por todas estas aristas morales y contrasentidos que perfilan las vidas de los hombres, porque el cuento que cuenta la historia del mundo es complejo y poliédrico, esta es una biografía que trasciende la vida de Oppenheimer para ser la biografía del mundo en un tiempo y contexto determinados. Y para eso, para contar su tiempo, tenemos el  buen cine.

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