Una noche en el último karaoke de León

Marta Cuervo

Nervios para decidir la canción con la que debutarás. Adrenalina al máximo al ver que el micrófono se está acercando a tu mesa. Rubor cuando las notas desafinan al salir de tu garganta. Orgullo cuando logras dominar el tema. Y te quedas con ganas de más.

El Karaoke Rombos es el último que queda abierto en León, y también fue el primero que trajo la moda a la capital leonesa, en el año 1992. Manolo, dueño del local que regenta junto a su hermano Ernesto, se dej´seducir por la idea de negocio que un socio suyo vislumbró en Palma de Mallorca. “Me mostró la idea del karaoke, y me animó al contarme que podía ser una cosa muy bonita para León. Me gustó la idea y decidimos montar el Karaoke Rombos. Al principio nadie sabía lo que era, pero fue un boom, y en su tiempo funcionó muy bien”, explica el leonés.

Al principio nadie sabía lo que era un karaoke, pero fue un boom, y en su tiempo funcionó muy bien

Durante los primeros años León demostró ser una buena cantera de cantantes amateurs, aspirantes o, al menos, de gente que disfrutaba tomando algo con amigos mientras cantaban unos temas. “De hecho es de los sitios de España donde más ha triunfado el karaoke, ya que en León siempre ha habido buenas instalaciones”, comenta Manolo.

El secreto del éxito: el mejor equipo, buenas instalaciones y un local apropiado para el desarrollo de la actividad

Y, es que, uno de los requisitos fundamentales para que un bar de estas características tenga éxito es que cuente con un buen sistema de música, y los mejores altavoces, micrófono y amplificadores, además de que el local tenga buena acústica, explica el dueño de Rombos. “Los karaokes fueron degenerando, y llegó una época en la que casi en cualquiera bar se montaba un karaoke”, añade.

Tal y como recuerda Manolo, León llegó a tener hasta 7 karaokes , y seis meses después de la inauguración de Rombos, los mismos dueños abrieron el famoso Hula-Hula -cerrado hace dos años-. “A la gente le sigue gustando, pero la juventud, en general, no interpreta bien lo que es un karaoke. Es un sitio para tomarse una copa tranquila, para cantar, no es para montar el espectáculo ni follón”.

Los administradores del Rombos reconocen que su negocio es un “local difícil” de llevar: “Cuando hay poca gente, la gente no se anima a cantar; cuando hay mucha gente, la gente pierde la paciencia para esperar su turno. Hay que tener en cuenta que ir al karaoke no consiste sólo en ir a cantar; hay que ir a disfrutar de los que cantan y del ambiente”, comentan. Además, la política de este karaoke es que todo el mundo cante, independientemente de que consuman más o menos. “Hay clientes esporádicos que consumen mucho, porque son muchos, pero tienen el mismo derecho de uso que el cliente individual, o las parejas habituales. Además, es importante poner límites para mantener el karaoke, para que la gente que vaya que se sienta a gusto”.

De aficionado en 'Rombos' a profesional en grupos y orquestas

Manolo asegura que en su local ha escuchado, y lo sigue haciendo, grandes voces. “Ha salido mucha gente para orquestas. En invierno sobre todo venían 'cazatalentos' a buscar cantantes, especialmente los fines de semana, y a muchos les han contratado para orquestas y grupos. También venían al karaoke a hacer pruebas a la gente, para escuchar bien cómo cantaban antes de contratarles”.

En estos 25 años han sonado muchas canciones en el Karaoke Rombos, pero algunas lo han hecho miles y miles de veces, sin descanso. “Desde el primer día se ha cantado mucho Pimpinela, 'El Abuelo', 'Así fue', y aunque ahora van cambiando los gustos y hay muchas nuevas, éstas siguen entre las más populares, entre los diez primeros puestos”, confiesa Manolo.

En cuanto a la improvisación de los cantantes, el regente asegura que la gente no suele innovar. “Cantan las mismas canciones, porque son las que más han ensayado, las que más han cantado, y al fin y al cabo todo el mundo quiere que lo que canta le guste a quien escucha, para lucirse un poco”.

“Animo a las personas a que vengan al karaoke porque creo que aquí eres la estrella, te sientes como tal”, añade Manolo que recuerda que es un local de primera hora, para disfrutar de la canción, de la primera copa.

A pesar de que el dueño reconoce que el negocio “no es demasiado rentable”, Manolo y Ernesto siguen fieles a los amantes de este mítico lugar, que hizo que mucha gente en los 90 le echará valor para ponerse a cantar. “Los clientes nos piden que no cerremos, que somos el único que hay. Y no vamos a cerrar”, apunta Manolo contundente.

El Karaoke Rombos está abierto jueves y domingo de 23.00 a 3.00 horas y viernes y sábado de 23.00 a 4.30 horas.