Ramiro Pinto: “León es tierra de poesía y de hogaza, chorizo y cecina”
Aunque nacido en Madrid, Ramiro Pinto es un autor leonés porque lleva ya muchos años viviendo en la capital provincial, otrora su tierra mítica. Parte de su familia era leonesa. Su abuelo materno nació en Redipuertas, mientras que sus otros abuelos, por parte paterna, eran del barrio del mercado uno, Ramiro, y del barrio de El Egido, Marucha. También de León, en concreto de Santibáñez de la Isla, es Yolanda, su pareja, y en esta ciudad nacieron sus cinco hijos.
“De pequeño escuchaba el himno de León que escribió el hermano mayor de mi abuelo: José Pinto Maestro. Luego se ha convertido en mi realidad... Me siento sumergido en León”, ciudad-escenario de alguna de sus novelas, por ejemplo 'El baile' (inédita), que cuenta la historia de un minero, un ama de casa, una prostituta y un joven. Está basada en un viaje que Ramiro hizo con su amigo Óscar al festival de música celta de Ortigueira.
En cualquier caso, León para Ramiro Pinto significa pasado rancio y fantasioso por un lado y sueños por otro, “como el de poder ser la capital de Europa cuando la Unión Europea se convierta en los Estados Unidos de Europa. Una guarida y un refugio. Y al mismo tiempo un escenario. Una cueva y un horizonte. Silencio y algarabía”, porque “es una ciudad y provincia de contrastes. Contrastes que suceden en el paisaje (montaña, ribera, páramos, llanuras de secano...), contrastes en la gente... donde convive la rebeldía y la resignación, el dolor y la búsqueda de belleza al mismo tiempo, donde todo está definido y todo se rompe a cada momento, donde los santos sueñan con pecar y los pícaros con ser reconocidos como buena gente, lo que junto al 'calla y no digas nada' ha dado lugar a una sociedad hipócrita...”. Y es en este choque de contrastes donde Ramiro piensa que surge la poesía, la literatura, del desconcierto, “pero este impulso es también una trampa, porque hay mucho literato que aparenta ser poeta, escritor y otros muchos nadie sabe que lo son...”.
León es una mezcla de muchas cosas, presentes y pasadas y futuras, de estar en el camino de Santiago, de ser tierra conservadora y carca y ser la única ciudad del mundo con un monumento a un anarquista. Tierra de papones y de Genarín (con papones incluidos en sus filas y de Manolas que otros días ya las quisiera el Moulin Rouge).
León es, según él, una mezcla de muchas cosas, presentes y pasadas y futuras, “... de estar en el camino de Santiago, de ser tierra conservadora y carca y ser la única ciudad del mundo con un monumento a un anarquista. Tierra de papones y de Genarín (con papones incluidos en sus filas y de Manolas que otros días ya las quisiera el Moulin Rouge)”.
Cuenta Ramiro que, cuando se prohibieron las procesiones, salieron al grito: “¡salimos, me cago en Dios!”, porque “León es tierra de imperio en sus venas y de nada, sino de tierra baldía, en la misma sangre, de surcos y filandones, de la palabra dada (monumento de Boñar) y de ladrones de limosnas que luego hacen catedrales de exuberancia rural (Vegaquemada), de maquis y de batallones de fusilamiento con el brazo en alto, etc... Es tierra de poesía y de hogaza, chorizo y cecina. Todo esto ha estallado y sale a borbotones sin saber por qué, como el fenómeno del Ágora de la poesía. En una tierra donde hay camareros de toda la vida que preguntan ¿qué cojones quiere tomar? A la vez se derraman versos en los bares...”, aclara este autor, que se ha desenvuelto en todos los géneros, porque “cada género recoge una vida interior. El teatro, las emociones, cuando se quieren quitar las máscaras sociales e interiores es necesario... Los sentimientos forman parte de la poesía, que expresa la encrucijada y crea un espacio mental y 'físico' en el que pueden habitar sentimientos como la fascinación y el encantamiento. La novela cuenta el contexto y la historia de lo que sucede y de lo que interiormente vivimos...El ensayo busca la comprensión de todo aquello... Eso es la literatura y no palabras, títulos, estilos... La palabra no es una estatua que se esculpe, ni un condecoración... es lluvia que cae donde cae...”.
Autor teatral y novelista
Como autor teatral, Ramiro acaba de ver representada su obra '¿Quién es Alexandra?' en Peloponeso y ha firmado un contrato para que representen otra obra suya, 'Monólogo con Pessoa', en Atenas, y publiquen su ponencia, '¿Qué es el teatro hoy?' Asimismo, escribió 'Rejas del alma', una obra teatral que reconvirtió en novela bajo el título de 'Reyerta'. Una experiencia magnífica. En realidad, “fueron tres experiencias y así lo narro en la novela. Y en cada experiencia muchas realidades superpuestas y extrañas para mí, con muchos trozos de vidas rotas”. Por su parte, 'El amor de Joy', le ha permitido hacer visible aquello que emociona.
En su faceta como novelista, Ramiro llegó a ser finalista del premio La sonrisa vertical con su obra 'Elevnai' -en referencia a la mujer de Ceauçescu, presidente comunista de Rumanía-. Se trata de un drama pasional, estilo Romeo y Julieta, en realidad la historia del comunismo, que surge -apostilla su autor-, a partir de la obra de W. Reich, “La función del orgasmo”, en el sentido de que “todo problema político es un problema sexual... El comunismo fue impulsado por amor a la humanidad, pero por la manera de entender la sexualidad se convirtió en una dictadura y se destruyó...”.
Cada género recoge una vida interior. El teatro, las emociones, cuando se quieren quitar las máscaras sociales e interiores es necesario... Los sentimientos forman parte de la poesía, que expresa la encrucijada y crea un espacio mental y 'físico' en el que pueden habitar sentimientos como la fascinación y el encantamiento. La novela cuenta el contexto y la historia de lo que sucede y de lo que interiormente vivimos...El ensayo busca la comprensión de todo aquello...
Luego escribió otra novela, 'La sábana de Manuela', en la que cuenta la historia del capitalismo, también desde su vertiente sexual. Estas dos novelas son un estudio antropológico de la sexualidad, sobre cómo funciona social y políticamente. “Vivimos en una sociedad sentimentalmente enferma”. Y la escritura es “una pasión inútil, que es como Sartre define la vida, por eso escribir es la respiración de vivir... y vivimos en muchos niveles”, según Ramiro, que también ha sido colaborador en prensa, un dinamizador de la opinión, que ha provocado intensos debates, un impulsor del Ágora de poesía. Aunque muy necesaria, hemos disecado la literatura –viene a decirnos este autor- porque se está anulando como arte y se quiere convertir en una técnica y controlar su saber y ser. “Se han desplazado las obras y se venera al autor... Al final un libro acaba siendo sus presentaciones y las críticas en función al mercado del libro. Se ha anulado el ambiente del escritor, la tertulia, la onda expansiva de la palabra y todo funciona por efectos de espectáculo. Se premian obras auténticamente malas a las que se doblega la crítica y el pensamiento de la sociedad. Lo cual tiene, evidentemente, una intención que es convertir la cultura en vasalla de la política... Con los premios te dicen 'éste es a quien tienes que leer'... Los entendidos no entienden nada, o no más que cualquier otra persona, simplemente controlan”. Vivimos en un mundo de escritores fabricados o prefabricados y Ramiro rehúye de los encasillamientos y de las etiquetas estilo 'autor comprometido', porque “el compromiso –dice él- lo adquiere el lector con su grado de conciencia, como yo como lector he aprendido a ver la realidad y la necesidad de actuar en ella”. Y agrega: “Antes el escritor escribía todo género como parte de su expresión y vida. Cervantes escribió poesía, teatro y novela. Le hemos especializado en novela”. Tampoco a Ramiro le gusta la palabra “activista” aunque él haya luchado contra la barbarie: sea capitalista, comunista o industrial. Y contra la irracionalidad. Como queda constancia en sus obras 'Contra lo irracional', 'Las sectas al descubierto', 'Sectas: trampa y engaño'. Aunque hace tiempo abandonó el tema porque “cuando se llega a su fondo es todo un juego de espejos y de espejismos...”. También ha escrito en favor de la igualdad: sea de la mujer, entre personas de toda índole, de ricos y pobres ante la justicia, ante la enseñanza y demás. “Hay una desigualdad entre adultos y menores brutal, perversa. No creo que personas mayores de edad tengan más capacidad que un niño. La democracia debe de expandirse también en este sentido: la posibilidad de votar los menores de edad. De esta manera tendríamos el sentido de que el niño y la niña se desarrollen y no que les anulemos para convertirlos en adultos. O educamos para desarrollar personas o idiotas (etimológicamente 'el que sólo piensa en sí mismo')”. Un ejemplo de autor -que reniega del escritor militante, incluso critica a los que han tomado partido por un bando u otro, porque han dejado su actividad literaria o la deformaron por ser más de carácter político-, es el Proust de 'En busca del tiempo perdido', porque da una auténtica definición de la lucha de clases.
Apasionado lector, Ramiro recuerda con afecto a su maestro don Gregorio, y libros de Mann como 'Señor y perro', la segunda parte de 'La montaña mágica', 'Mario y el mago', “que es un ejemplo de que no se puede jugar ni hacer burla del enamoramiento”, y 'La muerte en Venecia', “que poco tiene que ver con la película de Visconti, aunque se base en esta novela”, o la lectura de novelas de Hesse como 'Demián', que le impresionó, 'Siddhartha' y 'El lobo estepario', aparte de obras como 'Los hermanos Karamazov', 'Rojo y negro', 'Fortunata y Jacinta' y 'Ulises', que son historias de sentimientos. “La obra de Joyce define lo que será el amor moderno, mientras que Proust cuenta el final de una manera de amar que ya nunca sucederá”. 'Finnegans Wake' de Joyce, según Ramiro, tiene similitudes con Genarín, el personaje de León. “Trata de un borracho que muere y en su féretro le echan whisky... resucita y cuenta una historia delirante, yo creo que muchas partes han sido escritas bajo los efectos del alcohol por parte del autor: 'salía a calaverear de tasca en tasca... ya está bien de chotearse de Finnegans y de escarnecer sus melopeas'”. Recientemente, Ramiro ha leído un libro de poemas 'Idolatría', de Salvador Negro, que le ha impactado su primera parte... “es poesía en estado puro...”. Gracias a los libros, que le ha aconsejado y regalado Joaquín Colín, ha leído a Lawrence Durrell, Proust, Kafka, Tolstoi, Borges, Pedro Salinas, Clarín, Chejov, Pío Baroja, Unamuno...
Se premian obras auténticamente malas a las que se doblega la crítica y el pensamiento de la sociedad. Lo cual tiene, evidentemente, una intención que es convertir la cultura en vasalla de la política...
En la actualidad, está corrigiendo la segunda parte de una novela que lleva escribiendo durante nueve años. “Es una larga historia que recorre el mundo interior moderno... Son cerca de tres mil páginas”, concluye.
Entrevista a Ramiro Pinto
“Vivimos en una sociedad sentimentalmente enferma”.
¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?
Cualquiera que me regale Joaquín Colín.
Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).
Ulises.
Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).
Ninguno que haya leído hasta ahora, ni siquiera 'La insoportable levedad del ser', de Milán Kundera.
Un rasgo que defina tu personalidad.
Ser gordo. Lo cual alaba Franz Kafka en sus cartas a Milena, y nos considera benefactores de la humanidad: en verano damos más sombra y en invierno más calor.
¿Qué cualidad prefieres en una persona?
El tiempo trascurrido...
¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?
Como siempre y habrá que responder como siempre... ¡viva Espartaco!
¿Qué es lo que más te divierte en esta vida?
Escuchar a mis hijos, estar abrazado a mi pareja, escribir, leer y escribir y pasear y charlar con mis amistades e ir a reuniones y conferencias y tertulias y viajar, a veces a la orilla del río.
¿Por qué escribes?
Escribo. Si supiera por qué, dejaría de hacerlo, al menos como lo hago sin saber por qué. Nadie lo sabe. ¿Porque caen las palabras?, puede ser.
¿Crees que las redes sociales, facebook o twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?
Soy del papel y boli. Pero sí que va a definir otra manera de escribir y leer en el futuro. A mí me pilla viejo para eso.
¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?
El silencio interior. Incluso en esta entrevista me he sumergido en él... (al volver a leer las preguntas y respuestas... no sé).
¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?
Sigo un blog de poesía y reflexiones que me gusta: 'Ver crecer el maíz'. También 'Jugadas claves' que ahora cambia a otro blog... Creo que se crean espejismos de palabras... Debería hacerse una revista de papel contra todo pronóstico. Pero, ¿quién pone el cascabel al gato?
Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.
“Come bien y caga fuerte y enseña los cojones a la muerte”, de Vicente Blasco Ibáñez.