El Gobierno admite no tener ningún plan para rescatar la villa romana de Navatejera del olvido
Según se estimó al término de la última actuación pública que se realizó en el yacimiento de la antigua y valiosa villa romana de Navatejera (Villaquilambre), allá por el año 2007, este Monumento Nacional necesitaría unos 600.000 euros de inversión final para conseguir que lo que fue el primer complejo residencial romano musealizado en España pudiera mostrarse al público en todo su esplendor. Algo que no ocurre desde hace 18 largos años, cuando cerró sus puertas en 2004.
Se trata de una inversión que llegó a estar en planes e informes del Ministerio de Cultura y que se vinieron abajo entre los primeros recortes presupuestarios ejecutados en 2011 que la crisis económica dejó sangrando.
Han pasado ya 14 ejercicios desde que salió el último obrero de los mosaicos, muros y otros restos y el Gobierno aún no ha encontrado el momento ni la partida para saldar su vieja deuda con la mejor, casi la única, joya patrimonial del cuatro municipio de la provincia, Villaquilambre. Un diamante turístico en bruto desaprovechado, ya que la villa es la más cercana a una capital de provincia que se conserva en todo el país.
Sin embargo, tampoco este año 2021 y por lo visto igualmente en 2022 será el momento de corregir años de desidia. Fuentes oficiales del Ministerio de Cultura consultadas por ILEÓN admiten, de una manera tan escueta como categórica, que “de momento, no hay novedades sobre este tema”. Es literalmente la única frase con la que el Ministerio se despacha a la batería de pleguntas planteadas, a pesar de transcurrir seis días desde que tales preguntas se formularon.
Esta respuesta deja claro que no sólo no hay prevista inversión ordinaria alguna del Gobierno sino que deja entrever que tampoco se está planteando solicitar financiación europea, bien con cargo a los multimillonarios fondos Next Generation, ni a ningunos otros de cuantos el propio Gobierno anuncia para desarrollar proyectos en los próximos años.
Tras el hito que hace ya más de un siglo acometiera en la recién descubierta villa romana Demetrio de los Ríos, restaurador después de la Catedral de León y descubridor de las actuales termas subterráneas imperiales, con una musealización digna de estudio para sacar a la luz y proteger con estructuras d eladrillo buena parte de los restos encontrados en 1885, ahora muchos de esos restos siguen esperando la luz bajo tierra para evitar que el paso del tiempo y las inclemencias los restruyan.
Quedaría por lo tanto una fase final consistente en reexcavar la zona exterior, ahora mismo repleta de maleza, aunque al menos protegida del mal drenaje de un terreno siempre expuesto al agua, y restaurar otros bienes arqueológicos. La señalización de rutas, y la identificando y descripción de bienes como los mosaicos y todo el exterior, sería el último esfuerzo inversor necesario. Pero lleva ya casi décadas para la villa de Nava la sequía ministerial que cada año se manerializa en los Presupuestos Generales del Estado y, dada la respuesta actual, nada hace sospechar que las cosas mejorarán en un futuro próximo.