La Universidad de León revela estrategias para proteger del calor extremo al personal de emergencia
Un estudio liderado por investigadores de la Universidad de Leon (ULE), que acaba de ser publicado en la revista Scientific Reports de 'Springer Nature', revela cuáles son las estrategias más eficaces para reducir el estrés térmico en bomberos, militares y otros profesionales de emergencias que trabajan en condiciones de calor extremo con equipos de protección personal (EPP).
Consciente de que trabajar a temperaturas superiores a los 39 grados Celsius representa un riesgo creciente para la salud, el trabajo realizado por el grupo de Valoración de la Condición Física en relación con la Salud, el Entrenamiento y el Rendimiento Deportivo y la Nutrición (VALFIS), del Departamento de Educación Física y Deportiva y adscrito al Instituto de Biomedicina (IBIOMED) de la ULE, ha analizado una veintena de estudios previos con más de 300 participantes.
El uso de EPPs, aunque es esencial para su seguridad, dificulta la disipación del calor corporal y agrava el estrés térmico. Esto convierte cada intervención en un “desafío fisiológico”, según el metaanálisis al que ha tenido acceso la Agencia EFE.
En este sentido, ha concluido que las técnicas de enfriamiento aplicadas durante la actividad o en los descansos son las más efectivas para reducir la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca y el sudor, además de aumentar el tiempo de tolerancia al calor.
Entre las estrategias evaluadas, los investigadores -Jorge Gutiérrez-Arroyo, José A. Rodríguez-Marroyo, Fabio García-Heras, Juan Rodríguez-Medina, Gerardo Villa-Vicente y Belén Carballo-Leyenda- destacan los métodos combinados como el uso de chalecos refrigerantes junto con inmersión de brazos en agua fría o la ingesta de bebidas heladas.
Estas técnicas lograron los mayores beneficios fisiológicos, aunque su aplicación en el terreno puede verse limitada por cuestiones logísticas.
“El uso de chalecos refrigerantes durante la actividad o la ingesta de hielo triturado en los descansos puede marcar la diferencia en la seguridad y el rendimiento del personal de emergencia”, han señalado.
A pesar de su eficacia, menos del 15% de los profesionales utiliza estrategias avanzadas de enfriamiento. La mayoría recurre a métodos básicos como descansar a la sombra o beber agua fría.
Los autores del estudio subrayan la necesidad de fomentar un cambio cultural en las organizaciones de emergencia para integrar estas prácticas basadas en la evidencia científica que “pueden marcar la diferencia entre una intervención segura y una situación de riesgo”.
Con el aumento de las temperaturas globales, estas estrategias se vuelven cada vez más relevantes. Así, el estudio proporciona una base sólida para desarrollar protocolos de enfriamiento que mejoren la seguridad, el rendimiento y la resiliencia térmica en entornos laborales de alta exigencia física.