“Por la noche estamos biológicamente muy activos y podemos enfermar de algo que se verá durante el día”

Dicyt

La apnea del sueño es una enfermedad muy frecuente que provoca síntomas como la somnolencia diurna o problemas cardiovasculares, y la cual se ha demostrado que es la causa de muchos accidentes de tráfico, puesto que sus pacientes pueden llegar a dormirse al volante. Un equipo de investigadores de la Fundación Burgos por la Investigación de la Salud estudia la prevalencia de este trastorno en los enfermos de la malformación Chiari-Arnold, una patología neurológica que obstruye el área del cerebro en la que se localizan los centros de control de la respiración.

En los últimos tiempos y de la mano de las diversas investigaciones que se han presentado relativas a los trastornos de la respiración durante el sueño, la población ha caído en la cuenta de que las enfermedades se pueden desarrollar por la noche, y no sólo durante el día, como tradicionalmente se pensaba. “Hemos cambiado nuestro concepto de enfermedad ligada al día, pues hoy se sabe que por la noche estamos biológicamente muy activos y podemos enfermar de algo que se verá durante el día. Y una de estas patologías es la apnea del sueño”, ha explicado a DICYT Joaquín Terrán, jefe de la Unidad de Sueño del Complejo Asistencial de Burgos.

La apnea obstructiva del sueño se produce por el cierre de la vía respiratoria superior a nivel de la faringe, la cual “se colapsa” durante el sueño y produce pausas respiratorias de una duración variable. Estas interrupciones traen como consecuencia la fragmentación del sueño, “el sueño malo, sueño basura, de mala calidad”, con la repercusión diurna correspondiente.

Diferentes investigaciones han demostrado que esta patología puede estar detrás de la aparición de enfermedades cardiovasculares en los pacientes y de una parte de los infartos de miocardio que sobrevienen durante el sueño. “Se ha visto que la apnea del sueño repercute sobre los niveles de oxígeno en sangre. Y si el oxígeno en sangre baja pueden surgir lesiones directas y evidentes sobre el corazón o el aparato cardiovascular”, ha aseverado.

Aunque roncar es un síntoma frecuente que suele acompañar a esta patología y ha ayudado tradicionalmente a los sanitarios a su detección, el experto ha incidido en que no es una enfermedad, y que en los pacientes de apnea del sueño suele ir ligado a otras manifestaciones, como pausas respiratorias y fragmentación del sueño.

Malformación de Arnold-Chiari

La prevalencia de la apnea del sueño en los enfermos de la malformación de Arnold-Chiari está siendo analizada por un grupo de investigadores de la Fundación Burgos por la Investigación de la Salud, con el objetivo de mejorar su calidad de vida. Los expertos pretenden estudiar a 40 pacientes de este síndrome raro para comprobar si existen más trastornos de respiración durante el sueño en estas personas que en la población sana. El proyecto lo llevan a cabo en el Centro de Referencia Estatal de Atención a Personas con Enfermedades Raras y sus Familias (Creer) y en él colabora la Asociación nacional de Amigos de Arnold Chiari (ANAC).

Hasta el momento han trabajado con doce pacientes, a los que tras estudiar su historial clínico les clasifican por el tipo de Arnold-Chiari que padecen y por su gravedad. A partir de ahí, estudian las señales de sueño, respiratorias y cardiacas mientras durmen, analizan los resultados, efectúan unos análisis de sangre y les someten a unos cuestionarios que miden variables de calidad de vida tales como las sociales, emocionales o sexuales. Después de todo, les someten a un tratamiento y a los tres meses del inicio vuelven a evaluar los índices anteriores.

Al tratarse de una enfermedad rara con unos síntomas “muy poco específicos”, Terán ha reconocido la dificultad que muchas veces entraña su diagnóstico. “Hasta que llega a un diagnóstico, el paciente puede dar muchos tumbos de médico en médico” después de sufrir alteraciones de la marcha, de la visión o del sueño. Otras veces la Arnold-Chiari no se manifiesta y el enfermo toma conocimiento de ello por casualidad en pruebas como una resonancia nuclear magnética.

Tratamiento habitual

Dependiendo de la gravedad de la enfermedad, los especialistas diseñan el tratamiento del paciente. En los casos menos graves, basta con tratamientos que palíen los síntomas o, si afecta a la respiración nocturna, a sistemas de ventilación artificial. Cuando la malformación genera alteraciones de la marcha o de la visión graves se recurre a la cirugía, aunque ésta es “complicada” y los resultados que ofrece no son espectaculares, pues consiste en descomprimir las zonas del cráneo alteradas por la enfermedad y, en muchos casos, el daño no se palía, es irreparable, ha destacado.

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