Europa recupera su propio lanzador espacial con el exito del vuelo inaugural de Ariane 6, salvo un pequeño problema
El pasado martes, a las 21.00 h (hora peninsular española), despegó con éxito el nuevo cohete Ariane 6 desde el Puerto Espacial Europeo en la Guayana Francesa. Se trata del modelo más reciente de la familia de lanzadores europeos Ariane, que toma el relevo a Ariane 5 retirado el año pasado.
Con un diseño modular y versátil, el cohete permitirá a los países europeos, de forma independiente, lanzar misiones dirigidas tanto a la órbita baja terrestre como al espacio profundo.
El director general de la Agencia Espacial Europea (ESA), Josef Aschbacher, ha destacado: “No es muy frecuente lanzar un cohete completamente nuevo y su éxito nunca es una garantía. Es un previlegio para mí haber sido testigo de este momento histórico en el que una nueva generación de la familia de lanzadores europeos Ariane despega con éxito, restableciendo el acceso europeo al espacio”.
Este momento histórico, en el que una nueva generación de lanzadores europeos Ariane despega con éxito. restablece el acceso europeo al espacio
El vuelo inaugural del cohete europeo Ariane 6 se desarrolló con éxito en su fase de despegue y puesta en órbita de los satélites, pero se produjo un incidente al final que imposibilitó que la etapa superior del lanzador reentrara en la atmósfera para destruirse. Los responsables de la misión la consideran exitosa a pesar de este contratiempo, ya que el vuelo tenía dos fases y la fundamental se desarrolló sin problemas.
El contratiempo final, poco importante
El director ejecutivo de ArianeGruoup, Martin Sion, explicó en una rueda de prensa que la segunda fase era de demostración, para ver cómo operaban ciertos sistemas en microgravedad, unas pruebas que no se pueden hacer en tierra y es uno de los motivos por los que se realizan estos vuelos inaugurales.
Una de las innovaciones de Ariane 6 son el motor Vinci, con capacidad para encenderse en este vuelo tres veces, y la unidad de potencia auxiliar (UPA), ambas de la etapa superior del cohete. Sion señaló que los dos se encendieron correctamente, una y dos veces respectivamente, para permitir la liberación de los satélites.
Una incidencia en la unidad de potencia auxiliar (UPA) impidió el tercer encendido del motor Vinci para desorbitar la etapa principal del lanzador y destruirla en la atmósfera
Sin embargo, ya en la fase de demostración, la UPA se encendió una segunda vez, como estaba previsto, pero se apagó inmediatamente, una anomalía que se analizará en detalle cuando estén disponibles todos los datos. Esto hizo que Vinci no pudiera encenderse una tercera vez.
El resultado fue doble: por una parte no se separaron dos cápsulas de reentrada de prueba que llevaba Ariane 6 y, por otra, sin el tercer encendido de Vinci no fue posible desorbitar la etapa principal del lanzador para que se destruyera en la atmósfera.
Dos cargas españolas
En cualquier caso, lo conseguido en la fundamental primera fase era poner a prueba el lanzador, que transportaba entre su carga al dispensador de satélites RAMI de la empresa gallega UARX Space y un cubesat de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC).
Ariane 6, con el que se abre una nueva era de transporte espacial europeo autónomo, centra su diseño en la versatilidad y la modularidad, que le permite adaptarse a las necesidades de misiones con cargas múltiples y con un objetivo de reducción de costes del 40 % ante su predecesor, Ariane 5.
Entre sus principales innovaciones figura el motor Vinci de la etapa superior, que se podrá reiniciar hasta cuatro veces y permitirá situar cargas en diferentes órbitas o planos para formar constelaciones de satélites, un mercado en alza y con cada vez más competencia.
Una vez superados incidentes como el del vuelo inaugural, el encendido final podrá sacar de órbita la etapa superior para que desaparezca en la atmósfera terrestre, reduciendo así la basura espacial.
Lanzador europeo propio
Este despegue devuelve a Europa la capacidad de lanzar al espacio de forma autónoma, que perdió tras el fin de los vuelos de Ariane 5, hace ahora un año. El cohete Vega C tampoco despega desde que en 2022 fracasara en su primera misión comercial.
La interrupción de la colaboración con la agencia espacial rusa Roscosmos en 2020, por la guerra de Ucrania, hizo que Europa dejara de usar los Soyuz, con los que contaba para cubrir el periodo de transición si Ariane 6 no estaba listo en el plazo previsto. A final el retraso fue de cuatro años. Esa crisis de lanzadores llevó a la ESA a recurrir a la estadounidense SpaceX para enviar al espacio algunas de sus misiones institucionales.
Con un diseño modular y versátil, Ariane 6 permitirá a Europa, de forma independiente, lanzar misiones dirigidas tanto a la órbita baja terrestre como al espacio profundo
Ariane 6 cuenta con la participación de 13 países de la ESA, siendo los mayores contribuyentes Francia (55,6 %), Alemania (20,8 %), Italia (7,7 %) y España (4,7 %). También están implicadas unas 600 empresas europeas, entre ellas varias españolas, como la delegación nacional de Airbus.
Con un diseño más modular, puede lanzar cargas pesadas y ligeras para la observación de la Tierra, telecomunicaciones, meteorología o la ciencia, en misiones tanto institucionales como comerciales.
Para ello tiene dos versiones: la que se lanzó hoy, que es la A62 con dos propulsores y 56 metros de altura; y la A64, que empezará a volar el año próximo, es para cargas más pesadas o destinos más lejanos, tiene cuatro propulsores y 62 metros de altura.
Este primer lanzamiento estaba bajo la responsabilidad de la ESA. Después Arianespace proveerá los servicios, con un segundo vuelo previsto para finales de año. Hasta el momento hay reservados 30 lanzamientos hasta 2027, de ellos 18 para el despliegue de la constelación de internet satelital Kuiper de Amazon, y también se usará para el sistema europeo Galileo de navegación por satélite.