Valencia de Don Juan recupera la dignidad democrática con la vuelta de Urbano y Marcelino, asesinados en 1936

Los restos de dos concejales asesinados en 1936 en Villadangos del Páramo son entregados a sus familias en el Cementerio de Valencia de Don Juan

Antonio Vega

Valencia de Don Juan —

Este domingo Valencia de Don Juan ha vivido un capítulo más del proceso de reparación que se desarrolla desde que un grupo de familiares, con la ayuda imprescindible de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), logró abrir la fosa común del cementerio de Villadangos del Páramo buscando a sus familiares fusilados por el franquismo.

Allí se ha procedido a la entrega de los restos de dos de las víctimas que se han logrado identificar, exconcejales socialistas de la localidad fusilados en Villadangos sin juicio previo en septiembre de 1936. Eran Urbano González Soto y Marcelino Quintano Fernández, dos de los seis vecinos llevados y fusilados en el monte del pueblo paramés, junto a los también concejales socialistas Víctor Pérez Barrientos y Jesús Luengo Martínez, y los sindicalistas de la UGT Moisés Rodríguez Martínez y Fridiberto Pérez Manovel.

Los restos de Urbano y Marcelino ya descansan en el cementerio de la localidad tras un acto en el que se ha reivindicado la necesidad del proceso de encontrar a los desaparecidos, que supone que se “cierre un ciclo”, expresó el historiador local Javier Revilla, que repasó la cronología de lo sucedido en la localidad en la guerra civil y la represión. “Su pueblo nunca les ha olvidado”, recordó el historiador ante la placa que desde el año 2002 recuerda a los asesinados en la violenta represión franquista, puesta por el PSOE. Para Revilla que dos de los asesinados ya descansen donde sus familias han deseado supone que “vuelvan un poco todos”, recordando la sangrienta historia que se cebó con los representes legítimos del poder municipal de la II República, destituidos tras el golpe de estado de 1936. El alcalde de Valencia de Don Juan, Ricardo Barrientos, y miembros del PSOE, entre ellos la secretaria federal de Igualdad natural de la localidad, Andrea Fernández, fueron algunos de los asistentes al acto junto a vecinos y amigos como reconocimiento a un momento histórico y esperando durante muchos años.

Carmen Méndez, familiar de Urbano, habló en nombre de las familias para agradecer que 87 años después se haya producido este momento tan ansiado y al que algunos allegados no han podido vivir por el excesivo tiempo pasado. “Quiero que sepáis que tanto Marcelino como Urbano también forman parte de vosotros, también estáis enterrado a vuestros familiares. Todos vosotros sois la voz de aquellos que silenciaron, todos vosotros cerráis heridas en muchas familias, todos vosotros restauráis la dignidad de miles de personas”, señaló en una emotiva alocución.

“Este país necesita una reflexión” valoró Emilio Silva, presidente de la ARMH que se hizo cargo del proceso de exhumación con financiación propia y gracias a sus socios y voluntarios. Silva reclamó que en se realicen informes judiciales y sentencias completas sobre estos crímenes pese al tiempo pasada y que el Estado asuma este procedimiento de forma integral ya que los familiares “tenemos que seguir luchando para que la justicia sea real”.

La periodista Olga Rodríguez, familiar de un desaparecido en Villadangos del Páramo, resumió en nombre de las familias que buscan allí a sus seres queridos el proceso que se vive cuando se inicia este camino, incluyendo las dificultades como una votación ilegal en un concejo de vecinos que intentó impedir lo que obliga la ley. Rodríguez recordó que España es “una anomalía que aquí se haya tardado tanto en ofrecer a las víctimas verdad justicia y reparación” y señaló que el trabajo de las familias buscando datos e información debería ser competencia del Estado ya que es “un proceso frustante y doloroso” en una democracia.

La investigación para tratar de identificar los nombres de la otra decena de restos exhumados en Villadangos del Páramo continúa, con las complicaciones inherentes a este proceso, que coteja ADN hasta que la ciencia identifica de forma cierta el nombre de la víctima. El proceso sigue y se espera que se pueda identificar más nombres y que sus familias puedan cerrar esta herida tantos años después. Apenas una docena de restos fueron recuperados de los casi 80 nombres de los que se tiene constancia que se enterraron en la fosa común del cementerio, que no se han podido localizar porque se construyó encima de ella panteones.

Los asesinatos y desapariciones en Villadangos del Páramo forman parte de la querella puesta ante la justicia argentina y que investiga los crímenes del franquismo, que la justicia española rechaza investigar hasta el momento.

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