Turbulencias en el sector hostelero leonés

Collage reportaje restaurantes cerrados

Isabel Rodríguez

Los 49.400 parados en la provincia de León reflejados en la última EPA, los continuos EREs, la inestable situación de muchas empresas que pagan tarde o no pagan a sus trabajadores y el miedo provocado por los mensajes que inundan los medios de comunicación es la combinación perfecta para reducir el consumo. Y este descenso provoca más EREs, más parados y más inestabilidad. Uno de los sectores que más lo sufre es el hostelero.

Aunque se producen aperturas en la ciudad, como la reciente inauguración de la franquicia de Tagliatella en Independencia o la próxima de la Mary en la plaza Don Gutierre, con la creación de 21 empleos, los cierres también se suceden en León. Incluso algunos de los restaurantes más emblemáticos, como el del Hotel Alfonso V,en la Plaza de Santo Domingo, o el Formela del Hotel Quindós en Gran Vía de San Marcos se han visto obligados a realizar cierres parciales y ya solo abren el comedor para eventos organizados con reserva.

En el Formela la decisión la tomaron en febrero. “Bajó mucho la clientela y tenerlo abierto suponía unos costes que no compensabas con los ingresos”, reconoce el director Jaime Quindós. “Esto de momento no tiene visos de mejorar, al menos mientras las empresas no terminen de salir hacia delante”, augura.

“Antes teníamos muchos empresarios, acuerdos, convenios... eso se acabó y las celebraciones familiares también han bajado alrededor de un 30% porque se busca gastar menos”, explica Álvaro Miguélez, director del Hotel Alfonso V y del Conde Luna. Desde el 1 de abril en el restaurante del Alfonso V siguen la misma política que en el Formela: solo para celebraciones con reserva. Miguélez señala que mucha de la clientela que tenían en el edificio de Santo Domingo la tienen ahora en el mesón del Conde Luna, donde se han adaptado a los nuevos tiempos. “Para nosotros lo fundamental es no bajar la calidad, mantener el servicio pero con otro tipo de platos, a base de raciones más pequeñas; los gustos y las costumbres de la gente han cambiado así que nosotros nos intentamos adaptar a esta situación”, opina.

Algunos de los últimos cierres destacados han sido el del Palacio de Jabalquinto, en la calle Juan de Arfe o el restaurante y hotel Toral, en la plaza Don Gutierre, en el que desde hace meses cuelga un cartel de “cerrado por vacaciones”. En la misma zona, el Tabas bajó tras una corta vida la trapa que levantarán ahora los propietarios de La Mary. A pocos metros de ahí, en la calle Cantareros, el italiano La Salvia también sustituyó al restaurante Mirai.

Palacio de Jabalquinto.

Lo sucedido en la calle Ave María (detrás de la Catedral) es un ejemplo de lo que está ocurriendo en todo el sector. La Fania lleva meses clausurada y en el restaurante alCEO, que sustituyó a un efímero Aldente, ya cuelga el cartel de “Se alquila”, a pocos metros de la también cerrada cafetería Ébano.

Uno de los supervivientes en esta zona es el restaurante Delirios. El local abrió sus puertas en 2009, en plena crisis. Su responsable y jefe de cocina, Javier Rodríguez, reconoce que cada liquidación asusta un poco. “Sobre todo cuando ves a algunos compañeros y amigos que se ven obligados a cerrar, todo pinta bastante feo porque hay mucho miedo y la gente no consume”, opina. Aun así, asegura que no puede quejarse pues en el segudno semestre del pasado año incrementaron su clientela un 21%, comensales que por cierto proceden en un 60% de fuera de León. “Nosotros lo que garantizamos es la calidad, la gente ahora sale menos y mira más donde se gasta el dinero, lo que saben es que aquí estará bien invertido”.

Otro de los locales que se mantiene a flote es el prestigioso Cocinandos. Juanjo, cocinero y propietario junto a su mujer Yolanda, asegura que han notado mucho bajón, sobre todo entre semana, cuando habitualmente acudían los empresarios o los comerciales con sus clientes. “Ahora vienen ellos solos, si es que vienen”, comenta.

Su aliada perfecta es la estrella Michelín que cada día luchan por conservar. “Es una guía que mueve a mucha gente, eso nos ha hecho conocidos”. Además, siempre encuentran un hueco para moverse en su tierra. Talleres, ferias, charlas... “Todo lo que tenemos se lo debemos a León, el 80% de nuestra clientela es leonesa, así que nos gusta hacer cosas por la provincia”.

Trabajar más para ganar menos es más o menos la historia que comparten los que se mantienen en este negocio. “La crisis ya no existe -opina Juanjo- esto que tenemos actualmente es una situación nueva que nos ha tocado vivir, en la que hay que pensar más, hacer cosas diferentes y buscar las oportunidades que también ofrece una crisis”. Y, ante todo, asegura Juanjo, “mantener una actitud positiva, tirar para delante y disfrutar trabajando”.

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