Confieso: Soy adicto a las redes sociales

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Marta Cuervo

Parece que el aumento de 'likes' en nuestras publicaciones crece de manera proporcional a la obsesión que desarrollamos en nuestros perfiles online: por ser cada vez más populares, con más seguidores y 'amigos' dispuestos a comentarnos y a compartir nuestros estados. Y, por supuesto, con fotos cada vez más arriesgadas, más espectaculares, algunas nuestras, otras muy lejanas a la realidad pero que rozan el deseo de en lo que nos gustaría convertirnos.

Para analizar este 'abuso' y la obsesión que desarrollan algunas personas hacia las redes sociales, la dependencia que se ha estigmatizado como una acción cotidiana dentro del género humano, hablamos con Miguel Ángel Cueto (Psicólogo Clínico) y David Cueto (Psicólogo Sanitario), Equipo del Centro Psicológico de Terapia de Conducta CEPTECO (León).

¿Vivimos una 'doble vida' por culpa de las redes sociales?

Las personas, desde siempre, hemos tenido curiosidad por conocer lo que le ocurre a los demás y lo que nos ocurre a nosotros. Con las redes sociales, al igual que con otras plataformas de comunicación virtual, se puede dar una respuesta inmediata a esas necesidades de comunicación que surgen de pensamientos y sentimientos espontáneos. Nos brindan la necesidad de pertenecer a un grupo y nos permiten presentarnos al mundo con nuestra mejor cara.

Algunas personas crean un perfil anónimo donde se desinhiben, se traspasan las normas sociales y pierden el pudor

En el ámbito de las relaciones personales, las redes sociales presentan la ventaja de que los usuarios pueden perfilarse a su antojo, dar una mejor imagen de lo que son y tender a crear un perfil que facilite el éxito en las relaciones virtuales. En ocasiones, algunas personas crean un perfil anónimo donde se desinhiben, se traspasan las normas sociales y pierden el pudor. Algunos internautas

aprovechan este anonimato para reinventarse a sí mismos, divertirse tras la pantalla, mostrar actitudes que en persona no llegarían a hacer o a expresar conductas reprimidas.

¿Por qué compartimos más éxitos que fracasos en nuestros perfiles de redes sociales?

En 2015 se publicó un estudio realizado por Marshall y otros en el que se examinaron los motivos para el uso de Facebook en función de la frecuencia de actualización y la variedad de temas que incluían asociándolos a los diferentes rasgos de la personalidad. Los resultados revelaron que las personas abiertas socialmente (extravertidas) actualizaban con más frecuencia sus actividades sociales de la vida cotidiana y eran más propensas a compartir información sobre temas intelectuales.

Las personas con baja autoestima eran las que más usaban las redes sociales, estaban más predispuestas a insertar comentarios sobre sus relaciones de pareja. Las que presentaban una mayor escrupulosidad insertaban en esta red social más fotos y comentarios sobre sus hijos. Como es lógico, las personas narcisistas hacían uso de Facebook para llamar la atención publicando logros personales y de ejercicio físico. Esta conducta era reforzada por un mayor número de preferencias y comentarios que tenían en sus actualizaciones.

Muchas veces el hecho de forjarse una imagen idílica de uno mismo puede llevar a la decepción cuando esta no encaja con nuestra vida real

¿Y qué ocurre con las personas que, por el contrario, parece que sólo publican desgracias?

Las personas que presentan un mayor nivel de ansiedad y sensibilidad a la crítica suelen utilizar Facebook para buscar la atención y el apoyo social que suele faltar en su vida personal (Ross y otros, 2009). De acuerdo con este y otros estudios, las personas con mayor nivel de desajuste emocional usarían más las redes, tenderían a revelar más fácilmente sus estados emocionales y sus dramas personales.

¿Qué peligros existen al desarrollar un alter ego en Facebook, Twitter o en otras redes sociales?

Muchas veces el hecho de forjarse una imagen idílica de uno mismo puede llevar a la decepción cuando esta no encaja con nuestra vida real. Dicha disonancia podría aumentar el nivel de tristeza y desesperanza personal por no ser quien querríamos ser y aumentar la posibilidad de compararnos con los demás aumentando nuestro sufrimiento.

¿Y en el caso de niños y adolescentes? ¿Esta conducta, dependiente de las redes sociales, es más grave en su caso?

El pertenecer a un grupo y ser valorado por él es propio de la adolescencia. Cuando existe una gran dependencia de las redes sociales podría llevar a descuidar las relaciones reales, a un aislamiento social y vivir en función de la imagen social que se tiene en las redes sociales. No obstante, a jóvenes con dificultades en sus relaciones sociales, les permiten relacionarse con su grupo de iguales a través de este medio cuando antes estaban aislados socialmente de los demás.

No sabemos estar solos. Las redes sociales nos ofrecen la sensación de estar en compañía sin tener que responder a las exigencias de la amistad

¿Ayuda publicar en nuestros perfiles frases motivadoras? ¿Puede en algún caso ser positivo para superar un problema, una depresión, ruptura, pérdida de ser querido, o algún otro tipo de conflicto la comunicación en redes sociales? ¿Dónde se sitúa el límite?

La necesidad de estar permanentemente conectado no es exclusiva de adolescentes, parece que ya no sabemos estar solos. Las redes sociales nos ofrecen la sensación de estar en compañía sin tener que responder a las exigencias de la amistad. Es difícil saber la línea que separa el beneficio o el perjuicio de publicar algo en las redes sociales. No suele agradar que alguien publique sólo malas noticias

ya que se convierte en una carga, presumir demasiado puede molestar cuando otras personas sufren penurias. Es conveniente informar de forma puntual de temas que pudiéramos comentar con amigos (una ruptura sentimental, cambios de domicilio...) pero sin explayarnos. Sería conveniente hacer un paralelismo con nuestra vida real para saber los límites en la expresión de nuestros estados de ánimo y vicisitudes personales.

Sería mejor limitar el uso de las redes sociales a un tiempo determinado que no impida el disfrute de la lectura, el cine y otras actividades culturales

El tema de los selfies... cuanto más originales, más espectaculares, más 'peligrosos' mejor. ¿Por qué? Incluso han fallecido personas por intentar realizarse la foto imposible... ¿Somos conscientes del peligro? ¿Todo vale por sentirse más valorados en nuestra comunidad virtual?

El riesgo es una variable que suele motivarnos a las personas. Hacer lo que nadie ha hecho y poder dejar constancia de ello para hacerse famoso, aunque sólo sea un instante, podría resultar mortal y habría que poner límites para evitarlo. Creo que el deseo de la fama lleva a muchas personales a asumir riesgos innecesarios que habría que intentar soslayar. Dichas conductas se han asociado con personalidades narcisistas, compulsivas y con un bajo concepto de sí mismo.

Consejos para 'desintoxicarnos' del uso abusivo de las redes sociales, para no sentir dependencia de ellas

Solemos animar a las personas a fomentar las relaciones sociales personales, a potenciar aficiones donde intervengan otras personas (deporte, excursiones, participación en grupos...). Sería mejor limitar el uso de las redes sociales a un tiempo determinado que no impida el disfrute de la lectura, el cine y otras actividades culturales.

En niños y adolescentes sería razonable estimular la comunicación y el diálogo en la propia familia, limitar el uso y pactar las horas del ordenador, tablet o móvil, adecuar la edad de posesión de un smartphone según el grado de madurez del niño o adolescente, ubicar la consola o el ordenador en un espacio común al que cualquier miembro de la familia tenga acceso y ayudarles a crear una rutina de actividades de ocio que sean divertidas, al aire libre y con otros niños. El verano es una excelente época para llevarlo a cabo.

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