El antiguo Ritornello echa el cierre

El interior del Pussy tras su demolición

Sara M.

Parece que paulatinamente los locales más emblemáticos de la ciudad van echando el cierre, dejando atrás recuerdos de fiestas y noches que se exprimieron al máximo. Tal es el caso del Pussy Cat, uno de los club más conocido del Crucero.

El Pussy Cat se inauguró en los años sesenta bajo el nombre de Pussy. En sus inicios y prácticamente hasta mediados de la década de los 70', su principal clientela eran los jóvenes universitarios que celebraban allí sus fiestas y bailes de recaudación para los viajes de paso del ecuador y de fin de carrera.

Los estudiantes de biológicas paraban en el Pussy al regreso de sus excursiones de botánica. “El autobús nos dejaba justo en frente, allí nos guardaban los sacos llenos de plantas y nos quedábamos de fiesta hasta las tantas”, cuenta Carmen, una de las clientas del local en la época.

Se trataba de uno de los pubs de moda, como el River Side, en Sáez de Miera, o el Club Radio. “Bailábamos, ligábamos e incluso nos subíamos a las tarimas para hacer de gogós”, declara.

“Han demolido una parte de mi vida”, dice Carmen. Sin embargo, los recuerdos de las noches de marcha bebiendo alicao con coñac no se borrarán fácilmente.

El Pussy dejó paso en la década de los 80 al Ritornello. La esencia del bar, que antaño había sido fundamentalmente universitario, derivó hacia una clientela más mayor pero con las mismas ganas de divertirse. La cantidad de gente que acudía se podía medir por el número de coches aparcados en sus inmediaciones, las aceras de la Glorieta de Malpaso se convertían en improvisadas plazas de estacionamiento.

Ahora, el local cierra su puertas para siempre dejando un sinfín de evocaciones a su paso.

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