8M en la Historia: el día que murió la indómita Urraca I de León, la primera reina de Europa

Imagen Blog Raigambre.

“En este hermoso sepulcro yace la Reina Urraca, hija del buen Rey D. Alfonso, y madre del Emperador Alfonso, murió en el mes de marzo, año de mil y ciento veinte y seis”. Estas palabras decoraban un sencillo sepulcro liso en el impresionante Panteón de los Reyes de San Isidoro. La sepultura se inscribió un 8 de marzo. De 1126.

Era un 8 de marzo -fecha del calendario de entonces-. Un 8M de hace casi 900 años que puso fin a la vida de Urraca I de León y Castilla, apodada 'La temeraria'. Tanto que llegó a ser, aunque de manera un tanto involuntaria, la considerada como primera reina de Europa, tras una vida repleta de traiciones, batallas, intrigas y hasta un matrimonio marcado por los maltratos, la misoginia y las infidelidades de su segundo marido, el rey aragonés Alfonso I.

Urraca nació el 24 de junio de 1081 y fue la primera descendiente del monarca Alfonso VI de León, quien a su muerte en las batallas por liberar Toledo de manos almorávides, el 1 de junio de 1109, toma la decisión inédita de proclamar a su progenitora legitima sucesora Totum Regnum Tradidit. Para ello, eso sí, tenía que haberse desposado previamente y ese matrimonio se concertó con el rey Alfonso I de Aragón, conocido como El Batallador.

Alfonso I, un marido traidor y violento

Alfonso, aún siendo rey consorte, hizo honor a la tradición ancestral de que el hombre se impusiera en el mando y gobernó obviando la importancia de su esposa, tomando incluso como suyos algunos territorios de la corona de León. En un primer momento, ella se refugió en el monasterio de San Benito de Sahagún, mientras el monarca atacaba a ciudades leales a la reina. Y así, la situación entre ambos acabó siendo se hizo tan tensa que el rey llegó a encerrar a su esposa en la fortaleza de Castellar en el año 1111. En ocasiones la había golpeado en público.

Pero Urraca y sus aliados no cedieron nunca. Después de batallas y reconciliaciones, los opositores al matrimonio encontraron un dudoso pero muy útil argumento para que el matrimonio se pudiera romper, aduciendo lazos de consanguinidad entre ambos. Y así, en el año 1112, Urraca empezó a gobernar en solitario. Lo haría durante 14 largos años.

La violación y vejación en Santiago, de la que se vengó

Los condes gallegos que le habían prestado su apoyo pronto empezaron a pedir su pago, y era un pago territorial: pretendían que Galicia dejara de ser el 'Principado' del Reino de León y aspiraban a una independencia por la que Urraca no pasaba: no está dispuesta a la división de su Corona. Por eso, marcha con un ejército y cerca la ciudad de Santiago de Compostela, aparta a su joven hijo de 10 años, de la tutoría del Conde de Traba, Pedro Fróilaz, y del Obispo de Santiago de Compostela, Diego Gelmírez.

El primero y el último pactan con ella pero la traicionan quedando impasibles cuando la población se amotina, instigada por estos nobles que temen perder su influencia en la corte. Urraca, protegida apenas por una escolta personal, en Santiago es llevada a un barrizal, golpeada, desnudada, vejada, humillada, golpeada con una piedra en la cara que le partió varios dientes y dicen que violada. Pero consigue escapar y reunirse con sus huestes. No tardará mucho tiempo en rearmarse y someter a los traidores de Santiago de Compostela.

La reina que escandalizó por hacer lo que los hombres y jamás abdicó

A pesar de que Urraca asoció al trono a su hijo Alfonso, jamás llegó a renunciar a su papel de reina ni abdicó, algo que siempre habían hecho y harían otras famosas reinas madres, entre ellas Berenguela de Castilla, y no porque la nobleza no la presionara de manera constante para que se apartara, al contrario que habrían hecho con un monarca hombre.

Como no podía ser de otra manera, la reina leonesa escandalizó a las gentes de su tiempo. No había precedente de que una fémina llevara las riendas el reino y, por supuesto, a ella le iba a salir gratis el hecho de tener amantes como era costumbre ancestral en el caso de los reyes, ni mucho menos cuando fue sumando descendencia ilegítima (Fernando y Elvira, hijos de don Pedro de Lara, uno de sus amantes). Incluso pudieron ser más sus aventuras, pero las crónicas no las reflejan todas de manera oficial.

Su muerte, el 8 de marzo de 1126, no suma menos misterio a su biografía. Dicen que expiró a los 44 años a causa de unas complicaciones en un parto, aunque bien mirado suena bastante improbable en aquellos tiempos, debido a la edad. Sea como fuere, el cadáver de la primera reina europea, Urraca I, fue conducido a su León, donde recibió sepultura en el Panteón de Real de San Isidoro, recuperando así la tradición de los monarcas legionenses de reposar bajo la Capilla Sixtina del Románico.

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