León llega al 8M, Día Internacional de la Mujer, como una provincia femenina gobernada por 'señoros', se mire por donde se mire. Aunque cada año nacen más niños que niñas, el 51,3% de la población es femenina. Pero a pesar de los datos, la realidad es tozuda, y machista.
De los 211 Ayuntamientos leoneses solo en uno de cada cinco hay al frente una mujer. La Diputación de León la lidera un hombre, el Consejo Comarcal del Bierzo otro, la delegación territorial de la Junta otro, la subdelegación del Gobierno otro, la delegación del Gobierno otro, la Junta de Castilla y León otro y el Gobierno de España otro. Y mientras que, como diría el expresidente Mariano Rajoy, “es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde”, es sabido que, en la mayoría de esos cargos, la elección de quién los ocupa es más política que democracia, sin ápice de proporcionalidad y mucho menos de igualdad.
Lo habitual es que los unos sucedan a los otros, generalmente cuando uno asciende de cargo y entonces hay que poner a otro. Hombres que llegan, se quedan, 'crecen'. Algunas veces quien entra a sucederlos es una mujer. Pioneras, ganadoras de los títulos 'la primera mujer en' ostentar éste o aquel cargo, efímeras. Ellas no promocionan, desaparecen en poco tiempo de la primera línea.
La ciudad de León nunca ha tenido una alcaldesa. El segundo municipio de la provincia en número de habitantes, Ponferrada, solo una, Gloria Fernández Merayo, un solo mandato, en el periodo comprendido entre 2015 y 2019, y después dejó la política o la política la dejó a ella, porque su partido (PP) decidió que no repetiría siquiera como candidata.
No fue hasta esa misma época cuando la provincia de León tuvo su primera subdelegada del Gobierno, María Teresa Mata (2015-18), y cuando la Delegación del Gobierno en Castilla y León estuvo también en manos de una mujer por primera vez, María José Salgueiro (2015-18). Ambas entraron para sustituir, casualmente, al mismo hombre que promocionó doblemente, el leonés Juan Carlos Suárez Quiñones, en solo cuestión de un par de meses. Las dos fueron sustituidas por otros hombres después y ahora están alejadas del foco mediático.
El Consejo Comarcal del Bierzo tan solo ha tenido una presidenta, Rita Prada, del 92 al 99. Castilla y León no solo jamás ha tenido una presidenta sino que los principales partidos ni siquiera han elegido a una mujer como candidata para aspirar a serlo y tampoco ha llegado el día en que España tenga un Gobierno capitaneado por una mujer.
Sí que hubo una mujer pionera en romper techos de cristal en León. La primera delegada territorial de la Junta (en 1987), que fue además la primera y hasta ahora única presidenta de la Diputación de León (2007-2014), que fue también la primera presidenta provincial del Partido Popular (desde el 2004), Isabel Carrasco, asesinada cuando era cargo público.
León es una provincia machista y no solo en la política, a pesar de las leyes que pretenden la igualdad o paridad entre hombres y mujeres, como la cremallera con la que hay que confeccionar listas electorales desde 2007. Sindicatos, patronal, universidad, denominaciones de origen, sellos de calidad... “Las mujeres no están presentes en cargos de responsabilidad, aunque es verdad que la ausencia en política es más significativa porque es donde se toman las decisiones y hombres y mujeres no tenemos los mismos problemas ni las mismas necesidades”, analiza para ILEÓN la socióloga y directora de la Unidad de Igualdad de la Universidad de León, Adelina Rodríguez.
Los dos sindicatos mayoritarios en la provincia nunca hasta hace escasos meses han tenido liderándolos a una mujer, de la misma manera que tampoco las asociaciones de empresarios han elegido jamás a una mujer para representarlos. Pero es que la Universidad de León jamás ha tenido una rectora, está a punto de celebrar elecciones para elegir al próximo entre un hombre y una mujer, y ha anunciado que, después de casi 50 años, concederá por primera vez a una mujer el reconocimiento de Honoris Causa por su trayectoria.
Socialización, androcentrismo, aculturación o, sencillamente, machismo
Académicamente hay muchos conceptos para explicar desde la teoría lo que sucede en la práctica. Con el patriarcado y el machismo estructural ocurre lo mismo. Para Rodríguez, la ausencia de mujeres en puestos de responsabilidad atiende a un proceso de “socialización”, al “androcentrismo” y a la “aculturación”.
“A los niños se los sigue educando desde pequeños en el ámbito público y en una carrera meritocrática, pero a las niñas se nos ha orientado en el ámbito doméstico, en no destacar y en mantenernos en posiciones de subordinación”. Por lo uno o por lo otro, “la política es un entorno bastante hostil para las mujeres”, un “organismo patriarcal que solo entiende una forma de liderazgo, que coincide con el liderazgo masculino (androcentrismo)”. Y que lleva a las mujeres que rompen la norma a una “aculturación” o adopción de conductas habitualmente masculinas para abrirse paso en un mundo al alcance solo de los hombres.
“Se les exige más, se les critica más y muchas veces con mucha violencia, se les ningunea más...”, hechos añadidos “al problema de conciliación y corresponsabilidad de tareas y cuidados” que sigue recayendo en mayor medida en las mujeres. Por todo ello, las mujeres o no llegan a cargos de responsabilidad o ni siquiera lo intentan. “Porque llegar al techo de cristal y romperlo implica renunciar a muchas cosas, como tener pareja o hijos”. Basta con analizar las cámaras de representación nacionales, el Congreso y el Senado, para darse cuenta de que “las mujeres están una o dos legislaturas y luego desaparecen. Pero ellos siguen, incluso hay quien hace de la política su profesión”.
La 'nueva política' de los también nuevos partidos ha traído consigo también nuevos conceptos que siguen alimentando el viejo patriarcado, como “el acantilado de cristal”. Una forma de oportunismo machista o marketing 'feminista' en el que se promociona a una mujer, sí, pero “cuando el partido está en crisis”.
Los nombres de ellos no importan en el sentido de que hoy son unos y mañana otros, sucediéndose en bucle. Cabría analizar, en cambio, quiénes son ellas, de dónde vienen, a qué edad consiguen llegar al techo de cristal, cuál es su situación familiar, personal, cómo se van, por qué, a dónde. “Nos queda mucho por hacer todavía y el feminismo es imprescindible para seguir avanzando, por el bien de todos, de hombres y mujeres”, subraya la socióloga leonesa, que ve la educación en igualdad como el único camino “para que los hombres no sientan sus derechos amenazados cuando las mujeres reivindicamos los nuestros, porque el feminismo solo busca la igualdad real pero eso pasa por acabar con algunos privilegios”.
“Se ha evolucionado, pero son necesarios muchos cambios estructurales”, asevera Adelina. La sociedad es machista y los partidos políticos también. León es una provincia femenina, hija del patriarcado, gobernada por 'señoros' que lo tienen más fácil para llegar, para quedarse y para medrar en puestos de responsabilidad y visibilidad y las mujeres tenemos todavía muchas trabas, a veces autoimpuestas. Por eso, hoy y todos los días es 8M.