La lentitud con fiascos de la 'transición justa' en la provincia de León tras el cierre de las térmicas

Mucha expectación para ver in situ el derribo con dinamita de las torres de la térmica de Compostilla II.

Antonio Vega

La 'transición justa' de la energía del carbón a una energía más limpia de base renovable ha conllevado el cierre de las centrales térmicas en España, pero con resultados de transición bien distintos en las cuencas mineras afectadas. Mientras que en León las tres centrales térmicas que existían han sido, o se está en ello, pasto de la piqueta y el derribo, en el vecino Principado de Asturias tres de las cinco centrales térmicas han encontrado nuevas fórmulas energéticas para continuar, que se materializarán este 2025 y 2026.

En el año 2020 finalizaron su actividad las centrales térmicas de Compostilla en El Bierzo y de La Robla, en manos de Endesa y Naturgy respectivamente. Dos años antes lo hizo la central de Anllares del Sil, a medias entre ambas eléctricas. Desde entonces se han sucedido las voladuras de sus instalaciones, cambiando los paisajes de las comarcas que vivieron del carbón durante décadas. Ni el posible valor patrimonial de estas instalaciones industriales ha salvado del explosivo las grandes torres que determinaban su ubicación en el paisaje.

Varios años después del inicio de su desaparición las alternativas diseñadas para sustituir estas grandes instalaciones están en trámites, son inexistentes o se han caído pese al calor millonario de los fondos de transición justa y los fondos europeos de recuperación. La peor parte se la ha llevado Anllares, cerrada y desmantelada sin alternativas industriales más allá de unos terrenos en manos municipales. Naturgy se fue del todo anunciando que su alternativa era invertir “200 millones” en parques eólicos en Castilla y León pero el ayuntamiento de Páramo del Sil lucha hoy contra la petrolera Repsol y su intento de sembrar la sierra de Gistredo y el Alto Sil de parques eólicos en medio de una gran polémica por su alto impacto ambiental y escasa generación de recursos en el territorio.

Casi mil millones de inversión en La Robla: un centenar de empleos

En La Robla Naturgy también cerró sus instalaciones pero a la vez se presentaron dos proyectos alternativos energéticos, en uno de los cuáles participa la eléctrica junto a Enagás y el otro procede de un grupo empresarial de exdirectivos de Forestalia. Naturgy y Enagás han recibido financiación europea para una planta de hidrógeno verde con Fertiberia como posible principal cliente y aseguran que costará una inversión de 485 millones de euros. Para producir el hidrógeno verde Naturgy ha logrado autorización para la instalación de dos de los macroparques solares más grandes de la provincia, que se instalarán fundamentalmente en el vecino municipio de Cuadros.

Otra millonada, 439 millones, aseguran que van a invertir los accionistas de La Robla Green, un complejo renovable con biomasa con captura de CO2 y “la mayor planta de e-metanol de Europa”, que ya tiene las preceptivas autorizaciones del gobierno autonómico. Pero pese a la millonaria inversión anunciada en ambos complejos solo crearán un centenar de empleos fijos, según se contó en un acto al que asistió en 2023 la hoy vicepresidenta y ministra de Transición Justa, Sara Aegeesen.

El fiasco de la transición en Compostilla

Un caso que de momento se salda con un importante fiasco es las alternativas generadas en El Bierzo de sustitución de la central térmica de Compostilla, la que dio lugar en los años 40 al nacimiento de la eléctrica Endesa. Se desveló un plan de transición llamado Futur-e que incluyó un concurso 'internacional' de ideas para instalar en las antiguas instalaciones en desmantelamiento de la térmica. La idea que más se vendió fue una empresa de reciclaje de palas eólicas, que ha acabado renunciado al proyecto tras haber obtenido los parabienes ambientales de la Junta de Castilla y León. Tampoco se sabe nada del proyecto anunciado por Endesa de una factoría de hidrógeno verde en las viejas instalaciones de Compostilla, que incluso se quedó fuera de los fondos europeos en el año 2022.

El resto de proyectos anunciados por Endesa en plena pandemia, basados principalmente en reciclaje, han seguido su camino de autorizaciones ambientales, como la fábrica de reciclaje de baterías de litio que sigue en fase de instalación con apoyo de fondos europeos. La millonaria inversión anunciada como transición justa al cierre de la térmica, 260 millones, se ha quedado desfasada y de algunos de los proyectos anunciados nunca se ha vuelto a saber nada, ni para bien ni para mal.

De forma no irónica las eléctricas han usado el desmantelamiento de las centrales como argumento de generación de empleo local, además de señalar las inversiones en energías renovables, cercanas o lejanas, como parte de los fondos de apoyo al cambio de modelo económico de las comarcas mineras.

En el vecino Principado de Asturias tres centrales térmicas inician el 2025 con obras para su transformación y continuidad energética, La Pereda será una central de biomasa y las de Aboño y Soto de Ribera se reconvierten en centrales de gas e hidrógeno verde. Solo otras dos han sido desmanteladas.

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